CAPÍTULO 6 LOCA PROPUESTA

2076 Words
MATH EVANS Parecía una locura lo que estaba a punto de decirle, pero algunas veces había escuchado acerca de los matrimonios por contratos, y cosas así que los ricos hacían para no dejar volar sus herencias, y bien, tenía lo mío, pero la herencia de mi abuelo era enorme, y el poder que me daba, era completamente inimaginable. Y ella, la pobre señorita Valladares, es la mujer perfecta para hacerla pasar como mi prometida, y mi esposa claro, sería suficiente un año, y aunque en un comienzo solamente quise devorarla con pasión, ahora, la veía como una cifra económica, pues sus curvas no serían más fuertes que el dinero. —Señorita Valladares ¿ha escuchado acerca de los matrimonios por contrato? —la miro fijamente a los ojos, y noto como se dilatan sus pupilas. —Sí, pero es claro que no me casaría con alguien por dinero, sí, yo sé que iba a acostarme con usted por una buena suma, pero es que estaba muy necesitada, mi sobrina está enferma y solamente me tiene a mí, pero eso no le da derecho…—la interrumpo antes de que continúe —Señorita Valladares, cálmese por favor, primero escuche mi propuesta y ahí toma una decisión, lo digo porque en este momento, quiero ofrecerle cinco millones para que se case conmigo, solamente por un año, mis padres me quieren obligar a casarme con alguien que no quiero, así como usted lo escuchó, si no lo hago, podría perder una fortuna, ¿Qué dice? —parezco un completo imbécil hablándole de esa forma ¿cinco millones? Una cuarta parte de la herencia de mi abuelo ¿en qué putas estoy pensando? ¿de verdad quiero que sea mi esposa? —Cinco…cinco… —Oriana tartamudeó al replicar la cifra, y se giró para irse de mi oficina, no sé porque razón tomó esa actitud, solamente palideció y quiso salir corriendo, la tomo del brazo y la pego frente a mí. Puedo sentir su respiración tibia encontrarse con la mía, y mi corazón se detiene, es hermosa, su piel, sus ojos, sus labios, es realmente preciosa, sus senos grandes quedan rozando con mi cuerpo, y siento un colapso. —Sí, son cinco, es un contrato conveniente para los dos —aprieto un poco su brazo para que ella no intente zafarse y me mira mal. —No juegue conmigo señor, y mucho menos con mis necesidades, es más renuncio a esta compañía, buscare la forma de pagar su deuda estando afuera. —Ya está paga, no me debe nada, es una donación de mi compañía para la pequeña Susan. —¿Cómo sabe todo de mí? —me mira confundida. Suelto su brazo, dándole la libertad que grita, y sacudo mi cabeza. —Nos tomamos la molestia de averiguar por todos los empleados que inician con nosotros, ya sabe por seguridad, y más en el cargo que usted desempeña, con usted no fue la excepción, nos firmo un permiso cuando firmó el contrato —miento desesperado para evitar decirle que contraté un investigador privado, y que averigüé todo de ella sin su consentimiento. —Entiendo, señor creo que todo esto desde un comienzo se volvió un enredo, agradezco lo que hizo por mi y mi familia, pero yo me voy de aquí —de nuevo se gira para irse, y de nuevo la tomo, ¡maldita sea! Debo dejarla ir. —No te vayas, no renuncies, no es necesario, tu desempeño laboral como asistente nada tiene que ver con lo que te propongo. Sin embargo, tomate tu tiempo para pensar acerca de la propuesta que te hice, no es necesario que me digas un no de inmediato, o un sí, eres libre de tomar la decisión cuando quieras, son cinco millones, cinco, y es un año, esa cantidad no la tendrás trabajando un año, ni siquiera aquí. Los labios de Oriana se curvan en un puchero y sus ojos se cristalizan llenos de lágrimas, ¿la estaba lastimando? ¿La estaba ofendiendo? Suelto su brazo con delicadeza y me dirijo a mi escritorio, ella asiente con la cabeza, y nerviosa finalmente sale de mi oficina, y se va directo a la de ella. Enciendo el monitor de laptop, y comienzo a ver las cámaras se seguridad que instale en su oficina, estaba creando una estúpida obsesión por ella que no me permite estar tranquilo. Ella está sobre su escritorio, cogiéndose la cabeza, llorando, como si algo la estuviera atormentando demasiado, sabía que su vida era difícil, y que pasaba por un despecho amoroso, pero ¿así de difícil? Que sus lagrimas al caer parecían que le estuvieran cortando la cara. Sigo observándola como un estúpido, llevando cada uno de mis pensamientos hacia ella, con la intención de decirle que, si acepta mi propuesta, todo estaría bien, ¿Quién no podría estar bien con cinco millones en su bolsillo? Pase horas en esa misma posición, y cuando por fin ella dejo de llorar y clavo su mirada en el portátil para seguir con su trabajo, me siento atraído por ella, quiero estar a su lado, o más bien encima suyo, me remordía por no haberle dicho que si en el momento en el que ella vino a darme su aceptación a mi propuesta de acostarse conmigo. Sin embargo, ahora no es más que mi asistente. Me recuesto sobre la silla y la cámara me da una preciosa visión de sus piernas, y quiero acariciarlas. Debajo de la tela de mi pantalón se forma un gran bulto y trago saliva, estoy completamente duro al verla, eso no está bien. ¿O tal vez sí? Pensar en una persona no es delito, y tal vez, disfrutar un poco por ella, tampoco lo es, comienzo a acariciarme por encima de la tela, siento el desespero por la excitación que estoy experimentando, y tengo que pasar mi mano por debajo de la pretina del pantalón con la intensión de liberar mi m*****o. Me siento como un maldito pervertido, así que apago el monitor de la laptop para no verla, y simplemente pienso en ella, me recuesto sobre el sillón y estoy a punto de darme placer, pero de repente, mi puerta suena con desespero. Resople, y aquel gran bulto, se cae de inmediato. —¿Quién es? —pregunto enojado —Hola cariño, tenemos una reunión pendiente. —Esa voz, esa voz seductora que ya conozco, complaciente y divertida. Me levanto de mi sillón, y abro personalmente, dándole paso a Alexandra, estaba espectacular como siempre, su perfume invade mis fosas nasales y como los músculos tienen memoria, mi pene, recuerda que estaba erecto antes de que llegara. La tomo de la mano y sin decir una sola palabra, sabiendo que ella siempre está lista para mí, la boto sobe el sofá y dejo que sus atributos me consuman, me voy sobre ella, y obvio, Alexandra fascinada, comienza a arrancarse la ropa, libera sus senos gigantes, y me toma del pantalón, me lo baja a toda velocidad, y sin decirnos una sola palabra, en menos de treinta segundos estoy dentro de ella, haciendo que mi erección la penetre hasta el fondo, y Alexandra grita de placer. —Me fascinas Math, me encantas —no la pude mirar a los ojos, no la pude devorar como siempre, porque ella no era la mujer que estaba deseando en ese momento, y posiblemente Oriana, jamás estaría en esa posición conmigo, ella estaría enredada en su trabajo, en su familia, y yo solamente soy un desconocido generoso. Eso me pone molesto, me enerva, y antes de correrme dentro de la bella mujer, la tomo de las manos, se las paso detrás de la cabeza y con fuerza la embisto, y ella grita, aprieta sus labios, me pide más y yo le doy más. En menos de tres minutos me corro en su interior, y ella gime compartiendo el placer. Me levanto de golpe, incrédulo por haberla utilizado, porque a ella ni la queria y tampoco la deseaba. Pero por desgracia, no era yo quien pensaba en ese momento, era la erección de mi m*****o, la que me conducía a esa locura. Apunto mi pantalón y arreglo mi cabello. Ella hace lo mismo con su ropa y me mira complacida. —Me encantan esos recibimientos mi querido CEO, así nos entendemos mucho mejor. —Perdóname, es que—no supe cómo explicarlo —estaba deseoso Ella se muerde los labios, tratando de seducirme de nuevo, y se va hacia mí, pero yo me dirijo hacia mi escritorio. —Bueno, dime ¿a que has venido? Alexandra cambia su expresión, y puedo notar como se molesta, pero no iba a utilizarla de nuevo. —Tenemos una reunión pendiente acerca de los negocios que van a firmar nuestras compañías, deberíamos establecer una sociedad más solvente, han sido muchos contratos los que has tenido con RAVEN SOCIETY, podríamos tener algo más en común. —Ya te dije que por ahora no tengo planeado una sociedad Alexandra, así estamos bien —A futuro te puede convenir, justo como la herencia de tu abuelo—Alexandra cruza sus piernas y toca sus senos —¿te imaginas la buena pareja que haríamos nosotros? Tengo la herencia de mis padres, similar a la de tu abuelo, mi compañía que es exclusiva, y somos tan candentes en la cama. Dime, ¿Cuándo vamos a formalizar esta relación? —¿Cuál relación? —pregunto confundido, aunque yo sabía a que se refería —Llevamos años teniendo sexo en tu oficina, es hora de que formalicemos esto, soy amiga de tus padres, de la familia, tengo prestigio, soy una buena mujer para ti. Sí, Alexandra es una buena mujer, pero o me gusta como para formalizar una relación con ella, no me llama la atención, suspiro y cambio el tema. —Pásame los documentos del nuevo contrato, voy a revisarlos. Alexandra me esta mirando con tanto odio, que sus ojos parecen como dagas que quieren clavarse en mí, y sonrío, ya conozco esa faceta. Saca la carpeta y me la bota con fuerza sobre el escritorio, yo, actuando natural, simplemente comienzo a revisar lo que tiene para mi a nivel económico, y dejo a un lado lo que ella me propone en el plano sentimental. Despues de lograr un acuerdo con ella, enciendo la pantalla de mi computador, y ya Oriana no está en mi radar, miro la hora y me doy cuenta de que se pasó toda la tarde con Alexandra, no me queda más opción que esperar al día siguiente para ver a mi asistente. —Bueno, ha sido un gusto hacer negocios contigo Math, pero no descartes la posibilidad de lo que te dije, estoy dispuesta hacer formal mi relación contigo. —Alexandra, ya lo hemos hablado, no quiero nada formal por ahora. —Solo piénsalo, ¿Qué tal si vamos a comer ahora? —Sí, vamos a comer, tengo hambre. —cierro la pantalla de mi computador y salgo con Alexandra de mi oficina, en ese preciso instante llegó el elevador, y tras de nosotros, de los baños sale Oriana y coincidimos. Oriana choca su mirada conmigo, y Alexandra nota la tensión entre nosotros y fulmina con su mirada a la pobre chica. —Oriana, ¿ya vas para tu casa? —pregunto rompiendo el silencio. —Si señor, que les vaya bien, con permiso —las puertas del elevador se abrieron y ella salió a toda velocidad. Alexandra me mira, y sacude la cabeza. —¿Quién es esa andrajosa? —Una de mis asistentes, pero ¿Cómo las has llamado? —Andrajosa, está horriblemente vestida, como has cambiado últimamente, y como se te quedo viendo, y a mí, fue obvio que moría de la envidia, como le gustaría ser ella quien estuviera tu lado. «Si supieras quien soy yo quien quiero tenerla a mi lado» pienso. —¿Vamos? —Vamos—nos fuimos con Alexandra a cenar al restaurante donde trabajó Oriana. Si seguía pensando en ella como lo estaba haciendo en ese momento, iba a volverme loco, no comprendía porque una mujer tan sencilla como ella, me estaba robando hasta el ultimo de mis pensamientos, tal vez Alexandra tenía la razón, para ajustar mi matrimonio ante mis padres y cobrar la herencia de mi abuelo, necesiataba una mujer como ella, con la que pudiera forjar un futuro mejor, y una gran fortuna, Oriana no tenía nada que ofrecer. Ya lo pensaría mejor.
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