Desperté con un poco de dolor de cabeza, pero recordé esa grandiosa noche de pasión con mi gordis, sonreí mientras miraba el cielo raso de mi habitación, me llegó el aroma a cerveza y recordé que había tomado con Erick, miré hacia la mesa y vi algunas latas encima, el bote de basura estaba lleno de latas y me pregunte en voz baja.
—¿Cuántas cervezas nos tomamos?, solo recuerdo que… que me sentí mareado y… ¿Qué paso?, yo solo sentí que estaba haciendo el amor con mi gordis
Me miré y estaba desnudo, sudado y olía a sexo, pero estaba solo en la habitación, la cama estaba desarreglada como si de verdad hubo un buen revolcón, porque cuando duermo yo casi ni me muevo en mi lecho, me levanté tratando de recordar que fue lo que sucedió en esa cama y mi cabeza únicamente me hacia ver a Fanny haciéndome el amor, solté un.
—¡Estoy volviéndome loco!, creo que me masturbe borracho, porque, ¿qué más podría haber sucedido?, bah, yo y mis pensamientos locos, creo que mi mente me hace jugarretas, la extraño tanto, que la sueño despierto, ¡Maldición!, como quisiera que ya se terminara esta maldita mierda
Recogí las sabanas, el edredón de la cama y los tiré al cesto de ropa sucia, entre al baño para darme una ducha y sacarme este olor y sudor de mi cuerpo, allá dentro seguía tratando de exigirle a mi mente que recordara algo de lo que paso afuera en la cama, pero nada de nada.
Salí con una toalla rodeando mi cintura y secándome el cabello con otra, me senté un momento para terminar de hacerlo, estaba con los ojos cerrados cuando tocaron la puerta, preguntando con la voz de la señora que cocina, está aquí desde que era jovencito. Su linda voz cariñosa se escuchó
—Señor Albert, ¿puedo pasar?
Le contesté afirmativamente, porque ya me había colocado mi bóxer y pues ella me conocía, la puerta se abrió dejándome ver a Carmen que traía una cara como si algo se guardara, cerro la puerta detrás de ella, yo seguí vistiéndome mientras ella se sentó en uno de los sofás, termine de ponerme la camisa, entonces me senté para acicalar mi cabello, y ella se levantó para decir.
—¡Espere un momento!, quiero decirle algo, pero déjeme ayudarle a peinarse, ¿se acuerda que antes lo hacía?, y deje de hacerlo desde que la señora Fanny llegó a esta casa
Comenzó a acicalarme y verla por el espejo, me hacía recordar a mi madre que le gustaba hacerlo, cerré mis ojos para disfrutarlo y escuché su voz.
—Señor Albert, yo estoy con una duda, por eso vine a hablar con usted, por la confianza que le tengo
Yo estaba extrañado de la actitud de Carmen, pero estaba con ansias de saber a lo que vino, no hable nada para dejarla que continúe.
—Bien, solo quería decirle que subí hace media hora, para avisarle a Erick que los niños estaban en el comedor preguntando por su nana como le dicen ellos y eso me extraño, porque Él duerme con los niños en la habitación, entonces subí para preguntarle y
Hizo un largo silencio que hizo que abriera mis ojos y mirarla por el espejo e indagar con curiosidad
—¿Y qué?
Su nerviosismo no me gustaba nada, pero solo esperaba su respuesta, cuando dejo el cepillo a un lado y soltó de un solo sopetón.
—Vi salir de aquí a Erick totalmente desnudo y se fue corriendo a la habitación de huéspedes
Abrí mi boca en una gran O y mis ojos se abrieron grande de la sorpresa y le repliqué
—¿Qué cosa?, de aquí y… ¿Desnudo?, ¿estás segura Carmen?
Me levanté para mirarla y ella me observaba hacia arriba porque ella es menudita y me asintió con la cabeza, miro hacia abajo mientras pensaba, entonces le pedí.
—Por favor, Carmen, déjame resolver esto a mí, debo saber que hacía Erick aquí y más que todo desnudo, anda atiende a mis hijos, dales su desayuno, más tarde bajo yo, voy a hablar con Erick, no me voy a quedar con la duda y quisiera que esto quede entre tú y yo
Ella me abrazó y me susurró
—Por eso vine con usted, lo conozco y creo que esto fue una equivocación, además vine a verlo y usted estaba roncando dormido, le prometo que esto nadie lo sabrá, usted sabe que lo quiero mucho, jamás dañaría su dignidad mi niño
Le agradecí, más que todo por su amistad y cariño, se fue, entonces espere a que descendiera la escalera y salí de mi habitación hacia la de huéspedes, abrí la puerta y encontré a Erick a medio vestir, ya estaba con su pantalón, peinándose, pero sin su camiseta habitual, me vio entrar y se levantó a toda prisa para saludar.
—Bue… nos días, señor Al… bert
Cerré la puerta con seguro, me acerqué a Erick y este se levantó muy nervioso, miraba a todos lados como si se sintiera culpable de algo y tuviese miedo de mí, le ordene muy serio.
—¡Siéntate aquí, Erick!, quiero hablar contigo de algo muy desagradable que me acabo de enterar
Se volvió a sentar sin dejar de mover sus pies y manos, estaba muy nervioso, no me miraba a los ojos, solo observaba el suelo, respire muy hondo, porque estaba con muchas dudas y comencé a hablar.
—Te vieron salir desnudo de mi habitación, ¿qué me dices a eso?
El salto que dio del susto me incomodó y me hizo ponerme alerta de que algo pasó en mi habitación, solo me miraba fijamente y su boca temblaba, no decía nada y ya me estaba enojando, así que le reclame.
—Puedo saber, ¿qué mierda hacías metido en mi habitación? ¡Y desnudo!
Se levantó temblando sin quitarme la vista de encima y comenzó a titubear
—Yo… ehm, yo solo… so… lo
Me enfurecí, ya me acerque y lo agarré del cabello haciéndole el rostro hacia arriba y le grite ordenándole
—¡Respóndeme hijo de puta!, ¿por qué saliste desnudo?,¿qué paso?
Erick ya lloró para responder, sus lágrimas caían por sus mejillas
—Yo… yo me aproveché de usted
Lo solté de la impresión, di dos pasos atrás al escucharlo, indague en mi mente y no recordaba nada, lo volví a mirar a los ojos y reclame.
—¡Las cervezas!, las malditas cervezas, ¿fue tu plan para emborracharme?, ya lo tenías pensado, eres un maldito imbécil, Dios mío, pero… ¿Por qué?
Le di la espalda para dar un fuerte golpe a la pared y gritar enfadado
—¿Por qué a mí?, sabías muy bien que estoy deseoso de mi esposa, te lo dije cuando conversábamos, me conoces que amo a Fanny, has sido testigo de cómo he rechazado a tantas mujeres por ella
Me arrodillé con mi rostro frente a la pared para calmarme porque en ese preciso momento asocie lo que creí que hacía con mi esposa y solo decía en voz baja.
—No era ella, no fue con ella, ¡no fue un maldito sueño! He traicionado a Fanny, yo… soy un estúpido, por haberme dejado llevar de tener compañía cometí ese error
Sentí que me tocaba el hombro diciendo
—¡Perdóneme, señor Albert!, no fue planeado, solo que yo… ¡yo estoy enamorado de usted!
Lo empujé con fuerza que lo hice caer de nalgas mientras yo me levantaba lleno de rabia y decepción para gritarle
—¡Qué!
Erick se levantó muy despacio sin dejar de mirarme y repetir, pero esta vez con voz alta y muy seguro
—¡Que lo amo señor Albert!, siempre lo he amado, pero no había dicho nada por respeto a la señora, porque sé cómo se aman ustedes, pero al escucharlo anoche decir que tiene ganas y que extraña a su esposa, vi que a lo mejor podía tener algo para mí
Me le acerqué en dos zancadas, lo enfrenté para gritarle mientras este temblaba
—¿Sabes lo que estás diciendo?, ¿sabes las consecuencias de lo que hiciste?, Maldita sea, creí que era mi esposa, creí que estaba haciendo el amor con mi esposa, te aprovechaste de que estaba borracho
Él enseguida me suplicó
—¡Perdóneme, señor Albert!, no pude aguantarme, yo lo amo, lo deseo tanto y tuve una oportunidad, además también estaba borracho, por favor, no me eche, amo a los niños
Me agarré la cabeza, me iba a explotar, estaba con tanta furia, hasta que le comunique
—Te vieron salir desnudo de mi habitación, ¿sabes lo que eso implica?, ¿te das cuenta en que posición me dejas a mí?, ¿te das cuenta?
Su semblante cambió de inmediato y me pregunto
—¿Quién me vio?, pero si yo… yo mire para todos lados y no había nadie, fui muy cuidadoso con eso, los guardias a esa hora están dando la ronda abajo
Lo miré y simplemente le acoté
—¡No importa quien fue!, solamente interesa aquí es que hubo un testigo y por eso me enteré de esto, solo quiero pedirte algo Erick, no quiero que esto se repita nunca más ¿entendido?
No pensé verlo de esa manera en que reaccionó, jamás en mi vida, Erick se arrodilló abrazándome las piernas y suplicándome.
—¡No, señor Albert!, por favor, no me pida eso, usted no tiene cómo desfogarse porque extraña a su esposa y aquí estoy yo, lo podemos hacer a escondidas, nadie debe saberlo
Esas palabras tan atrevidas que me dice y le respondí de nuevo muy autoritario y seguro de mí mismo
—¡Suéltame Erick!, ya te dije que nunca más se repetirá lo que me hiciste, prefiero estar en celibato o masturbarme, yo amo a mi esposa, así que ya estás advertido, si vuelves a tratar de hacerlo de nuevo, te despido
Un dulce sueño de amor, un anuncio desagradable, una confesión inesperada y un pedido inaudito, rechazado por el jefe de la casa, además de una advertencia.