-Mami, mami. - Me llama mi princesa a verme entrar a la casa.
-Hola mi princesa, ¿cómo te portaste hoy? - La subo en peso.
-Bien mami, fui a unas de las fundaciones de la abuelita Aurora y jugué con muchos niños. - Me dice emocionada.
-Ella es un encantó se portó de maravilla y quiere volver a ir. - Dice Aurora acercándose a mí.
-Sí, lo se. - Nos encaminamos a la sala.
-Mami ya quítate este abrigo. - Me dice mi princesa ya sentándonos en unos de los grandes sofás que hay en la sala.
-No mi princesa, es que tengo frío. - Le digo una excusa para no quitarme el abrigo, veo al señor Aurelio también está en la sala con un vaso de whisky a la roca en su mano.
-Corazón ven, vamos a la cocina a ver si ya tienen lista la cena. - Dice Aurora llevándose a mí princesa con ella, me levanto del sofá para irme a duchar.
-Estefanía. - Dice él señor Aurelio, no sigo caminado, me giro para verlo, tiene esa misma mirada de Ángelo.
-Sí. - Digo uniendo mis dos manos y empezando a moverla, casi estrangulado me las, sé que me darán un buen sermón de lo que pasó.
- ¿Cómo te siente? - Dice acercándose a mí.
-Bien, estoy bien. - Agacho mi cabeza, se me hace un nudo en la garganta recordando todo lo que paso está tarde.
-Se que eres una buena muchacha y quieres mucho a mi hijo, eres gentil, noble, sabes querer a tú hija, eres madre generosa, sabes luchar en la vida para sostener tú hogar, eres luchadora para apelar la situación, esa gran inteligencia es la mejor solución para lo que tengas que hacer. - Dice colocando su mano en mi mentón me sube la cara para poder verlo frente a frente, mis ojos están llenos de lágrimas, lo veo a los ojos y están llenos de amor un amor de padre, como me veía mi abuelo.
-Yo amo a su hijo y sé que no es correcto, porqué él está casado y estoy destruyendo un matrimonio, el amor es muy inconsciente y siempre está metiéndose dónde no debe, también es el único sentimiento puro y verdadero que puede haber y lo siento por su hijo. - Digo ya sollozando.
-Lo se hija y sé que él también te ama y quiero que confíes en él pase o que pase, les vienen momentos difíciles, que sé, que los dos lo superarán. - Me da un beso en la frente.
-Siempre he confiado en él. - Digo sin entender, porqué me lo dice.
-Quiero que cuides de mi hijo y de mi nieto. - Dice dándome la espalda para irse al minibar que hay en la sala, para servirse de nuevo su trago.
- ¿Sabe lo de mi embarazo? - Digo sorprendida.
-Se muchas cosas Estefanía y una de esas, es lo de mi nieto. - Toma de su trago, escucharlo se me puso mi piel de gallina, sabe muchas cosas, ¿Será que sabe mi pasado?, ¡Dios!, pero todo se me está saliendo de control y eso no me gusta. -Deberías de ir a cambiarte la ropa y descansar un rato, hasta que esté lista la cena. - Dice sacándome de mi ensimismamiento.
-Sí. - Salgo como flecha, entro a la habitación, cierro la puerta pego mí frente de ella...
L. R.