CAMILLE En cuanto llegamos al restaurante, supe que algo andaba mal. Julieta jamás me traería a comer a un lugar tan… estirado, este no es su estilo. Fue lo que pensé al llegar, pero ella parecía tan relajada, quizá solo quería hacerme sentir bien, ni siquiera estoy segura. Entramos y una señorita nos llevó hasta nuestra mesa. De pronto, un hombre se acercó, y por supuesto pensé que el idiota venía a ligar o algo parecido. Pero en cuanto me llamó por mi nombre, y escuché su voz, sentí que lo conocía. Tanto Julieta como yo lo miramos, ¿cómo sabe mi nombre? Esa fue la primera pregunta que me hice en la cabeza, la segunda fue, ¿de dónde lo conozco? Sinceramente, al verlo, tenía la sensación de haberlo visto antes. Esos ojos azules y risueños, solo los había visto en un solo lugar. No obst