CAMILLE No había necesidad de preguntar nada. Durante el trayecto, los tres nos dedicamos a mirar por la ventana, sin decir una sola palabra. Sinceramente, jamás creí estar frente a mi padre de esta forma, es más, hasta llegué a pensar que sería imposible verlo por última vez. Quizá más tarde alguien me pueda decir cómo fue eso posible. Llegamos a una pequeña casa, donde también esperaban nuestra llegada. Al llegar, sentí cómo un intenso frío cubrió cada parte de mi cuerpo, a pesar de que el sol se encontraba en su punto más esplendoroso. Nos llevaron a la parte de adentro, donde ya se encontraba el féretro de mi padre. Rápidamente, corrí hacia él, con lágrimas en los ojos que apenas me dejaban mirarlo. Lloré desconsoladamente y, a pesar de que el lugar se hallaba completamente vacío, e
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