Capitulo 4

1664 Words
De vuelta en casa, de nuevo a la realidad del trabajo, me costaba porque estos cuatro días de luna de miel había tenido a Nicholas para mí todo el tiempo y ahora que volvíamos yo debía retomar mis días en el hospital y el a un nuevo caso que por lo que había escuchado era grande y eso significaba una sola cosa, pasaría muchas horas trabajando. Pero no quería quejarme siempre encontrábamos la forma de estar juntos después de todo, además volvíamos de luna de miel y había sido por demás maravillosa y es porque él lo es y procuro hacerla única para mí. Lo amo tanto. Dejamos las maletas en el cuarto y mientras mi esposo mira su celular voy hasta el baño a dejar unas cosas para acomodar, encontrándome con la mirada que me roba el aliento cuando regreso. -Luce usted radiante- Mis ojos no dejan de ver esa mirada que tanto me gustan- El matrimonio le sienta muy bien señora Grey. -Lo mismo digo de usted - Él me sonríe encantador provocando que me muerda el labio, es tan jodidamente imponente el condenado. Luce tan sexy y cautivador que me hace suspirar y pensar que tengo mucha suerte de tenerlo para mi solita. Suspire al recordar nuestra boda y nuestra luna de miel, de los mejores momentos de mi vida. -Quieres que pida algo para almorzar? - Me pregunta mientras me toma de la cintura pegándome a su pecho- Hoy no comiste mucho mi amor en el desayuno. -No tengo mucha hambre, pero si pidamos algo- Le digo mientras siento como sus labios rozan los míos. Y me enamora más, con cada gesto con cada palabra. Todo es una invitación a amarlo cada día de mi vida por el resto de ella. De nuevo sus labios buscaron esta vez con más fuerza los míos que hasta me olvidé de la comida y nuevamente me perdí en Nicholas de una manera tan apasionada e intensa que no tardamos nada en llevar nuestros cuerpos al límite del placer. El lunes llego más rápido de lo que me hubiese gustado, cuando desperté estaba sola en la cama. Vi la hora y aún tenía unas horas para tomar puesto en el hospital, me di una ducha me cambie y peine y baje a preparar el desayuno. Me encontré con la mesa bien preparada y a mi marido luciendo tan deseable como siempre, no pude evitar mirarlo en ese traje azul hecho a medida, no puedo dejar de admíralo mientras el habla por teléfono. Me gusta mucho este hombre, rio internamente por el rumbo que mis perversos pensamientos han tomado y negando con mi cabeza tomo asiento frente a él. -Calculo que en menos de dos horas estaré allí- Dijo mirando su reloj para luego mirarme a mí y regalarme una sonrisa. Rápido colgó su llamada, se levantó y se dirigió a mí para darme un beso. -Buen día mi amor- Dije devolviéndole el beso- Porque no me has despertado podría haberte ayudado con el desayuno. -Te veías tan linda durmiendo y aún era muy temprano cuando me levanté- Mordí mi labio inconscientemente cuando lo vi relamer sus labios- Y deja de mirarme así porque se me antoja correr las cosas de la mesa y tomarte aquí mismo y complacerte otra vez y llegaremos tarde. Me reí al saber a qué se refería y aun sabiendo que debía llegar temprano deseaba que haga todo lo que había dicho. -Eso suena por demás tentador- Dije sentándome en su regazo. -Amalia…-Dijo con la voz más ronca de lo normal mientras me servía café y yo me sentaba nuevamente en mi silla con una sonrisa que no me cabía en el rostro- De momento nos vamos a conformar con alimento comestible para comer, algo que es necesario y necesitas también. -Por dios deja de hacerte el santo que ambos sabemos que no soy la única insaciable en este mesa- El no puede aguantar la risa ante mi pobre defensa. Nunca le iba a ganar al gran abogado. Media hora después habíamos terminado de desayunar y estábamos listos para salir, el tomo su maletín y yo mi bolso y salimos. Nicholas me dejo en la puerta del hospital ya que yo aún no me decido a tener un auto propio, hoy el día esta esplendido o quizás yo soy tan feliz que veo todo tan maravilloso que no creo que nada lo pueda arruinar. Me despido de él y finalmente bajo luego de no poder dejar de besarnos como por diez minutos que prácticamente me bajo del auto porque ya iba demasiado tarde. Una vez dentro es Liz a la primera que veo que me grita emocionada por mi regreso, vamos hasta la sala donde están nuestras cosas y me cambio por el ambo y el delantal. -Estas radiante Lía- Me dice abrazándome- Que tal la luna de miel? -Increíble- Digo recordando- Nicholas la hiso única. -Es que te has llevado a semejante ejemplar de hombre - Exclama- Y no me malinterpretes amo muchísimo a mi sexy esposo, pero el Señor Grey es una fantasía. -Ey ya deja de hablar así de mi esposo- Le golpeo el brazo y ambas reímos- Mucho trabajo? -No mucho, he cubierto la guardia los últimos días, pero no mucho más. -Tranquilo entonces- La miro mientras me pongo la bata y agarro mi estetoscopio. -Si digamos que si- Me dice mientras salimos- Ah no te dije el jefe de neurología renuncio el viernes. -El doctor Pierce? ¿Porque? - La miro intrigada, es el jefe del área en la que me estoy especializando y aunque me lleve mejor con el doctor Morgan una eminencia en esa rama, siempre se aprendía mucho con Pierce. -Realmente no lo sé, pero si escuche que hoy o mañana debía tomar su puesto el nuevo- Asiento- Sé que viene de lejos y que antes había trabajado aquí pero no llegue a la parte del nombre porque entro una urgencia y debí cubrirla. -Supongo que lo sabremos cuando se presente- Dije mientras nos presentábamos a hacer las rondas. Luego de hacer todas las rondas hoy me toco asistir en dos cirugías bastante largas, cuando Salí totalmente agotada me di cuenta que faltaban tres horas para que mi turno finalice, ni cuenta me di que se había pasado todo el día. Fui hasta la sala de doctores a comer algo ya que no había podido almorzar y tantas horas sin comida ya me estaban pasando factura y aun me faltaba controlar los post-operatorios de los pacientes, miré mi teléfono y tenía varias llamadas y mensajes de Nicholas, me había olvidado de avisarle que entraba a cirugía por lo que decidí llamarlo y al primer tono contesto. -Dios Amalia me tenías preocupado, no sé nada de ti desde que te deje esta mañana- Se lo notaba nervioso. -Estoy bien mi amor, solo que me olvidé de avisarte que entraba a cirugía- Dije mientras tomaba una botella de agua- La cirugía se alargó más de lo esperado y al salir tuve que entrar en otra y recién termino. -Has podido comer algo al menos? - Suspiro. -Eso estoy por hacer- Se quedó en silencio sé que no le gusta que no me alimente bien- Nicholas estas bien? ¿Qué sucede? -No es nada amor, solo estoy un poco nervioso el caso es más grande de lo que pensábamos- Lo escucho dar unas ordenes- Solo necesito llegar a casa y verte, necesito estar contigo. -Yo también mi amor. -Escucha, no podré ir a recogerte tengo que terminar unas cosas más y me demorare- Asiento, aunque sé que no puede verme- ¿Puedes pedirle a Liz que te traiga o tomarte un taxi? -Si amor no te preocupes- Digo terminando el agua y mi sándwich- Debo volver a terminar unas historias clínicas. -Me preocupo amor, avísame cuando llegues a casa. -Si lo hare, te amo. -Yo te amo más- Cuelga la llamada y me quedo un poco preocupada son contadas las veces que lo he visto a Nicholas muy preocupado por un caso. Termino el papeleo y las últimas revisiones a los pacientes que hemos operado hoy, le doy las ultimas indicaciones a las enfermeras y cuando dan las ocho de la noche me dispongo a cambiarme para irme. Liz entro a una cirugía de urgencia por lo que decido irme en taxi. Estaba saliendo cuando me choco con una mujer en la entrada. -Oh discúlpame no te he visto- Me dice la mujer que tiene un extraño acento y cuesta entenderle pero que es hermosa, alta rubia de ojos azules y cuerpo de infarto- ¿Trabajas aquí? -No fue nada y si trabajo aquí- Le digo- En que puedo ayudarte? ¿Necesitas atención medica? -No no, discúlpeme, pero mi ingles no es muy bueno- Se excusa- Soy de Alemania y mi novio va a trabajar aquí y salí, pero ya no sé dónde queda la dirección. -Está en el cuarto piso- Le indico. -Eres un Ángel- Me sonríe mientras veo a mi taxi aparcarse en la puerta- No te he preguntado tu nombre. -Amalia Altman- Le digo y su rostro pasa de suave y tierno a uno que no podría descifrar con exactitud, me miraba como si no creyera el nombre que le acababa de dar y su semblante de repente ya no era tan amistoso… raro. -Greta Müller- Se presentó secamamente totalmente distinta a la mujer agradable de hace unos segundos atrás- Un gusto finalmente. Me agradeció nuevamente y se dio la vuelta y se fue, rápidamente la perdí de mi campo de visión y no pude evitar pensar en su extraña reacción al decirle mi nombre, como si se hubiese espantado de él. Tampoco se me paso el “finalmente” cuando me dijo su nombre como si ya supiera de mí. Tome el taxi rumbo a casa sin pensar mucho más en esa situación en definitiva no tenía ni idea quien era y lo más probable es que no vuelva a verla.
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