El vuelo a Miami había sido corto, dos horas y ya estábamos en la recepción del Four Seasons haciendo el check-in. Yo estaba agotada ya que gracias a Nicholas no había podido dormir casi nada y teníamos que madrugar para tomar el vuelo. Queríamos aprovechar los escasos cuatro días que había podido conseguir de licencia en el hospital, por eso nos habíamos decidido por este lugar.
-Bienvenidos al Four Seasons Hotel Miami- Dijo la recepcionista que no deja de mirar embobada a mi marido- En que le puedo ayudar?
Yo estaba un poco acostumbrada a esto y la mayoría de las veces no me producían celos si no gracia por como Nicholas las ignoraba olímpicamente, pero enserio debían a veces ser tan maleducadas de siquiera ignorar mi presencia como si yo fuera un adorno del lugar.
-Buenos días tengo una reserva a nombre mío y de mi esposa- Momento en que la chica giro su rostro para verme nada complacida- La reserva está hecha a nombre de Amalia y Nicholas Grey.
-Un momento por favor- Nicholas tomo mi cintura y me regalo esa sonrisa que tanto amo mientras la recepcionista tecleaba en su computadora- Aquí está la reserva para la Suite Premier, les entrego su llave y enseguida los acompañan con su equipaje. Espero disfruten la estadía y bienvenidos a Miami.
-Muchas gracias- Dijimos ambos mientras nos acompañaban al ascensor, la realidad es que por los días que íbamos a estar no teníamos más que una maleta pequeña cada uno.
Cuando llegamos a la habitación no pude dejar de deslumbrarme por lo hermosa que era y además tenía una vista increíble. Cuando giré mi vista nuevamente a la habitación me encontré con la mirada intensa del ahora esposo mío.
-La habitación es increíble mi amor y la vista es espectacular deberías verla- Le dije mientras negaba con la cabeza.
-Yo ya tengo una vista espectacular desde aquí- Me sonroje, aún tenía ese efecto en mi- Ven aquí.
Lo seguí hasta la cama donde se sentó y me sentó sobre su regazo. Me encantaba el aroma que el emanaba, tan varonil, tan de él.
-Aun no puedo creer que estemos en nuestra luna de miel- Me dijo al tiempo que dejaba besos por mi cuello.
-Pues créelo mi amor, y planeo que sea inolvidable.
-Mi vida contigo ya lo es, te amo Amalia o mejor dicho Señora Grey.
-Yo lo amo más mi Señor Grey.
Aun no me acostumbro al Señora Grey, o mejor dicho a que el me llame así. Cuando lo charlamos yo le dije que me gustaba que me llamara así pero que en mi vida profesional quería usar mi apellido él no se opuso ni se molestó. Por ahora será así mas adelante quien sabe quizás adopte definitivamente su apellido.
Luego de instalarnos, nos dimos un baño juntos que por obvias razones nos llevó más tiempo del normal. Nos vestimos y salimos a almorzar para aprovechar y recorrer un poco la ciudad, teníamos tan poco tiempo que queríamos aprovecharlo al máximo.
Aunque la verdad era que mientras estuviera con él no me importaba nada de lo demás. Luego de almorzar y caminar un poco por el lugar fuimos un rato a la playa.
Cerca del atardecer regresamos al hotel porque la necesidad ya de estar juntos, sin ropa y en la cama era demasiado apremiante.
Salimos de ese ascensor sin despegarnos ni importarnos si alguien podía vernos, los besos y las manos de Nicholas estaban por todos lados de mi cuerpo y yo estaba pegada a él y su boca como si lo necesitara para respirar.
Como pudo abrió la puerta cerrándola de un portazo, no tardo dos segundos en hacer volar mi vestido dejándome solo con el bikini. Me cargo contra la puerta haciendo que mis piernas rodearan su cintura.
-Dios Amalia no tienes idea de lo mucho que estaba necesitando esto- Decía mientras mordisqueaba mi cuello, yo solo daba pequeños gemidos ante cada uno de sus toques.
-Yo también lo necesitaba mucho mi amor- Susurre mientras ataque su boca para devorarlo.
Me desperté desnuda y en brazos de Nicholas, como pude agarre mi teléfono y vi la hora ocho de la noche. Era momento de despertarlo y prepararnos para ir a cenar.
Le costó levantarse y cuando lo hiso me arrastro con el hasta la ducha donde nos dimos un baño juntos, no hubo sexo esta vez, pero si muchos mimos caricias y besos. Una vez que estuvimos listos decidimos cenar en el restaurante del hotel que habíamos escuchado tenían una cocina exquisita y luego iríamos a tomar unos tragos y recorrer.
Ordenamos algo ligero para los dos junto con dos copas de vino. Henry no dejaba de mirarme o acariciarme y yo no podía sentirme más feliz.
Después de cenar fuimos a caminar a Ocean Drive, la vida nocturna, la gente, la diversión eran impresionantes. Muchas discotecas, lugares para sentarse a tomar algo, todo era increíble.
Nicholas sostenía mi mano fuertemente como si yo fuera a perderme de un momento a otro, la vereda y las calles estaban llenas de gente por lo que por momentos terminábamos separados, en uno de esos momentos un chico se acercó, estaba un poco tomado y me sujeto del brazo. Enseguida Nicholas lo noto y lo espanto a los gritos, me sujeto más fuerte de la cintura y no me soltó por el resto del paseo.
Seguimos caminando hasta que nos topamos en una esquina con un bar latino y mis ojos brillaron, siempre quise ir a uno.
-Entramos? - Le dije con mi mejor cara de chica buena.
-Ni hablar, soy terrible para bailar Amalia.
-No eres tan malo amor! Además, yo tampoco sé, pero será divertido- Hice un puchero- Por favor ¿sí?
-Eso es la peor de las trampas- Tomo mi rostro entre sus manos- Sabes que no puedo decirte que no a nada si pones esa boquita que me vuelve loco de esa forma.
-Te amo, te amo, te amo- Lo bese por todo el rostro.
Entramos y el lugar era increíble, un local de dos pisos, muchos colores y mesas circulares por todo el lugar. La barra era circular con algunos letreros en neón como los de la entrada y había una banda tocando en vivo.
Nos sentamos casi cerca del escenario en una mesa que encontramos vacía y una mesera se acercó a tomar nuestra orden.
-Bienvenidos a Mango`s que van a tomar.
-Queremos un wiski y una piña colada- Pedí.
-Enseguida se las traigo.
-Gracias- Respondimos ambos.
Luego de un corto tiempo la mesera se acercó con nuestras bebidas, mientras bebíamos observábamos a las parejas que estaban bailando en la pista. Me fije en una, se movían tan sensualmente y moría por hacer lo mismo con mi esposo, él se dio cuenta lo que miraba y casi palideció cuando gire a mirarlo.
-Oh no, de ninguna manera- Negó- No hay forma, no voy a bailar.
-Si!!! ¡¡Tenemos que hacerlo... será divertido!!
-Amalia, no solo no me gusta no soy bueno haciéndolo- Dijo firme.
-Vamos no seas aburrido, es para divertirnos- Me acerque más a el- Tómalo como un reto que eso a ti te gusta.
-En un reto alguien gana y otro pierde- Me miro con descaro- Que obtengo yo si lo hago?
-Mmm si lo haces, si esta noche bailas conmigo, pero bien- Me quede pensativa y me acerque a su oído- Esta noche dejare que tu pongas tu sabes que donde hace rato me vienes pidiendo… y que hagas eso que tanto te gusta hacer... aceptas?
-Hecho- Tendió mi mano sonriendo- Seria un idiota si no acepto eso.
-Brindemos entonces mi amor- Alce mi copa- Por nosotros esposo mío, te amo.
-Por nosotras esposa mía, te amo mucho.
Nos levantamos y nos dirigimos a la pista de baile, yo no sabía mucho, pero una vez había visto un video en donde decían que la bachata era un baile sensual, como el juego previo antes de hacer el amor.
-Amor este baile es como hacer el amor- Susurre en su oído, él sonrió de esa manera que hace que tus piernas tiemblen- Bailar es confiar en la pareja ¿confías en mí?
-Yo te confió mi vida entera- Me susurro.
-Y yo la mía- Conteste perdiéndome en su mirada, en este momento ya ni me importaba el baile quería besarlo e irme de aquí con él y hacer el amor toda la noche.
Miro a su alrededor y enseguida capto el mensaje, puso sus manos en mi cuerpo y despacio las fue ubicando en mis caderas.
La música inundaba el lugar, nos envolvimos dentro de la melodía que estaba sonando y todo se volvió más sensual. Nuestras respiraciones eran un caos en cada movimiento y parecía que nuestros cuerpos hablaban lo que nosotros no decíamos en palabras.
Nicholas me apretó contra su musculoso cuerpo mientras yo me movía demasiado pegada, moviendo mis caderas junto a las suyas provocándolo, conocíamos nuestros cuerpos a la perfección y la conexión que teníamos era innegable.
Estaba llevándolo a perder el control, en un movimiento sentí su mano meterse bajo mi top acariciando mi espalada mientras me pegaba más a su pecho. Su tacto me quemaba la piel, y su libido se disparó al instante cuando sentí su dureza en su pantalón.
Varios gemidos se me escaparon en ese constante roce de nuestros cuerpos que gracias a la música alta no se escucharon. Mi corazón latía a mil junto al de él y se sentía como si estuviéramos solos en ese lugar haciendo el amor al ritmo de la música.
-Te gusta? - Jadee en su oído.
-Esta es mi parte favorita hasta ahora- Ambos reímos- Quiero estar ya en la cama, arriba o debajo de ti.
Y ya no podíamos más, era cierto. Este baile sensual y de seducción se nos había convertido en deseo puro y la necesidad de estar desnudos en una cama no se hicieron esperar.
-Regresemos al hotel ya- Dije apenas pudiendo hablar, le di un beso y de la mano me saco de la pista de baile y nos fuimos rumbo al hotel.
El viaje no fue largo, pero se me hiso eterno de golpe, íbamos en el taxi devorándonos prácticamente hasta que me di cuenta del trauma que podíamos dejarle al pobre taxista. Llegamos y en menos de dos minutos ya estábamos dentro de la habitación.
-Es hora de pagarle su parte del trato Señor Grey- Dije mientras me sacaba lentamente la ropa.
-Mi amor, estábamos jugando no es necesario...
-No digas nada Nicholas- Lo calle mientras lo desnudaba- Quiero hacerlo.
-Estas segura?
-Completamente.
-Esta noche voy a estar al mando- Dijo mientras me empujaba en la cama- Mi nombre es lo único que gritaras esta noche Amalia.
-Soy tuya mi amor… hazme lo que tú quiera- Ronroneé en su oído.
Esta noche prometía ser larga y demasiado placentera para ambos...