Me despierto un poco desorientada, sé que me quede dormida esperando a Nicholas y se me hace raro que no esté en casa aún. Miro la hora en mi teléfono y son las dos de la mañana y también veo que no hay ni una llamada o mensaje del Señor Grey.
Me levanto para ir a tomar un poco de agua y me llevo mi teléfono para llamarlo, es raro que no haya llegado y más sin avisar. Estoy bajando cuando escucho ruidos en su estudio por lo que voy directo hasta allí.
La puerta esta entreabierta y su inconfundible perfume golpea mis sentidos, lo observo dar vueltas por su escritorio con unas carpetas y sus anteojos puestos, se ve lo cansado que está, pero aun así se ve realmente sexy.
-Señor Grey se ve usted realmente guapo- Llamo su atención desde el marco de la puerta, cuando me escucha levanta su mirada hacia mí.
-Mi amor- Dice acercándose a mí y abrazándome fuerte- Perdón por no haber ido a la cama contigo.
-Tranquilo- Acaricio su rostro- Hace cuánto llegaste? ¿Has comido algo?
-Antes de la medianoche, te vi dormida y no quise despertarte. Además, debía terminar unas cosas.
-Debías llamarme, te estuve esperando- Digo cuando él me lleva hasta su escritorio y me sienta en el- ¿Tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo ligero?
-Mm si tengo hambre- Acaricia mis piernas- Pero de ti, te extrañe horrores hoy.
-También yo mi amor- Siento sus manos deslizarse en caricias por mis piernas al tiempo que asalta mi boca en un beso necesitado.
Sus manos ávidamente quitaron su camisa que me había puesto para dormir y yo sin perder tiempo desabrocho la suya. Nunca deja de besarme, su lengua juega majestuosamente con la mía y por dios que lo había extrañado aun sabiendo que solo había sido un día.
Ciertamente nunca iba a poder vivir sin este hombre, bueno supongo que sí podría vivir sin él la cuestión es que no quería hacerlo. Quería llegar a viejita con él a mi lado.
-Oh por dios- Grite cuando mis pensamientos me dejaron ver que su caliente lengua estaba torturando mi clítoris. Mis manos se agarraron fuerte de la madera de su escritorio ya que sentía que a ese ritmo no iba a aguantar mucho.
Es tan fuerte el deseo que siento por el que es casi doloroso, todo mi cuerpo espero sus caricias, sus besos y esta plenitud que él me da todo el día. Mi corazón palpita contra mi pecho fuertemente y me pierdo en las sensaciones que se lengua produce en mí y mi orgasmo me sacude completa y él toma todo de mí.
De golpe me levanta del escritorio y da unos pasos hasta el sofá n***o para recostarme en el con una delicadeza que me estremece, aun siento los estragos en mi cuerpo del momento anterior. Me mira con los ojos ardiendo de deseo y como siempre lo único que puedo hacer es perderme en ellos.
-Esta noche mi pequeña me encargare de hacerte gritar- Me mira intensamente produciendo escalofríos en mí y es increíble que después de todos estos años su efecto en mi cuerpo siga siendo el mismo y con la misma intensidad.
Jadeo.
Rápidamente se coloca sobre mí, vuelve a besar mi cuello mientras trabajosamente trato de desabrochar la hebilla de su pantalón. Cuando queda solo en bóxer no puedo evitar morder mi labio inferior mientras veo como el relame los suyos. Es inevitable observarlo semi desnudo sobre mí.
Baja hasta mi pecho para deslizar su lengua por mis pezones, se toma su tiempo con cada uno volviéndome completamente loca. Baja un poco más dejando besos húmedos en mi bajo vientre, noto su piel caliente y vuele a subir para besarme mordiendo mi labio inferior.
Se deja caer un poco dejando que sienta su erección rozar mi vientre, sus dedos se acercan a mi entrada y me acarician sin dejar de besarnos en ningún momento. El calor invade nuestros cuerpos, nuestra piel quema, arde y por el mismísimo infierno que quiero quemarme con él.
Se quita la única prenda que le queda y dejo escapar un suspiro, solo el provoca eso, mi esposo, mi amor, el hombre de mi vida. Separa mis muslos y se coloca entre ellos, cierro los ojos mientras siento como todos sus músculos se tensan. Lentamente se acerca a mi entrada, su m*****o choca contra mí y dejo escapar un gemido.
Despacio entra en mí y aun con los ojos cerrados sé que me está mirando, sus movimientos al principio son lentos, pero luego de un rato comienza a moverse más rápido, suelta un gruñido mientras intensifica sus movimientos en mi interior.
-Oh Nicholas...- Gimo su nombre mientras el jadea de placer.
Gemidos y más gemidos es lo único que se escucha en esta habitación, levanto mis caderas para que empuje más dentro de mí, con movimientos rítmicos entra y sale majestuosamente, mi cuerpo se tensa y mi respiración parece ser escasa. Él está igual o peor que yo, me penetra con tanta pasión, como si su vida dependiera de este momento.
Ambos alcanzamos el clímax en cuestión de minutos acompañado de un grito de éxtasis.
Me levanto aun entumecida por la noche que tuvimos, fue jodidamente increíble como cada vez con él, el frio en la cama me hace saber que Nicholas ya se despertó hace rato. Miro la hora que marca las seis de la mañana.
Veo una nota sobre su almohada.
Mi amor tuve que irme temprano, no quise despertarte porque te veías demasiado hermosa durmiendo y porque después de nuestra faena nocturna quería que descansaras. Come algo y toma un taxi para ir al hospital. Tratare de terminar temprano para ir a recogerte... cualquier cosa llámame. Te amo.
No puedo evitar sonreír y sentirme tan enamorada de él. Tomo fuerzas para levantarme y comenzar a alistarme porque es verdad anoche casi no hemos dormido. Me encamino al baño donde preparo todo para tomar una ducha.
Mientras dejo que el agua tome su temperatura justa me cepillo los dientes, observo mi cuerpo en el espejo y me sonrojo como adolescente al ver las marcas de mi esposo, no quiero pensar en cómo se deben ver las suyas.
Estoy por entrar a la ducha cuando un fuerte mareo me sacude por completo, casi me es difícil mantenerme en pie asique lo más inteligente que puedo hacer es sentarme en el piso. Respiro un par de veces tratando de calmarme y lo logro.
Al cabo de un rato puedo ducharme, pero por precaución no me demoro mucho, lo último que quiero es caer y romperme algo. Cuando finalizo me visto y bajo a prepare algo ligero para comer.
Mientas el café se calienta reviso mis mails y le envió un mensaje a Nicholas, un nuevo mareo me atraviesa, pero por suerte esta vez estoy sentada. Trato de clamarme y tomar mi desayuno, pero mi apetito esta mañana no es el mejor. No he podido probar bocado.
Suspiro porque me encuentro agotada y aun mi día está muy lejos de comenzar.
Presiento que va a ser una jornada demasiado larga…