Capitulo IV

1587 Words
La báscula estaba puesta justo frente a un espejo de cuerpo entero que Greta siempre trataba de ignorar, cuanto menos tiempo pase juzgando su figura en el reflejo, mejor sería. Entendía el problema que atravesaba, pero nadie entendía lo que pasaba por su mente. Su cuerpo era su arma y su defensa, una pequeña descompensación en su peso acabaría con todo lo que era, con su esencia; o eso creía. La báscula marcó 70kg y la nutricionista no titubeó al momento de halagarla. Greta tan sólo sonrío con escaza alegría. Antes de bajarse del aparato sus ojos atraparon su reflejo y sintió lo que podía describirse cómo repugnancia. En un movimiento instintivo llevó una de sus manos a su abdomen. -Es un peso ideal, Greta, créetelo. -Animó la doctora. La modelo suspiro y terminó por pisar el suelo. -No viniste a tus últimas sesiones ¿Puedo saber por qué? -No le debo ninguna explicación, doctora. Confórmese con saber que hoy sí estoy aquí. -Dijo Greta con ínfulas de superioridad. -Claro. -Respondió Jenny pasiva y sonriente, ya había aprendido a conocerla. Se encaminó hacia su escritorio mientras que la modelo se preparaba para irse. -Greta, quisiera recomendarte una psicóloga que puede ayudarte en el proceso de recuperación. -¿Psicóloga? -Repitió incrédula. -¿Crees que estoy loca? -No dije eso. -No necesito terapia. -Dijo tajante, enfatizando una mirada fría y amenazante en la doctora. -Tienes severos complejos con tu cuerpo. La bulimia es más que... -Ya le dije que no soy bulímica. -Interrumpió Greta con un tono de voz agresivo. Negándose a aceptar la veracidad que despilfarraba sus palabras. Abandonó el consultorio enfadada. No soportaba las opiniones de las demás personas; tampoco estar bajo el arraigado control de un tercero. Ante su propio juicio su enfermedad era menos de lo que en verdad era, los demás exageraban. En cuanto llegó al estacionamiento, Raúl abrió la puerta de la parte posterior de la limusina permitiéndole que subiera. Luego ocupó el asiento principal y se lanzó por la concurrida Londres que nunca descansaba. En poco tiempo la limusina aparcaba en el estacionamiento de PYL records. Raúl se apeó y procedió a abrir la puerta. Greta bajó enseguida y enfiló su andar al ascensor, presionó un botón que la hizo ascender. La música de ambiente que sonaba era exasperante para la modelo que se movía inquieta. Estar en un espacio tan reducido sin más compañía que la de ella misma hacía que sus pensamientos fluyeran como agua en cascada; lo odiaba, era en momentos así cuando empezaba a pensar miles de cosas, a cuestionarse y a criticarse, era cuando empezaba a ser autodestructiva. El suicidio nunca pasó por su mente, después de todo su vida era la vida que la gran mayoría de mujeres, si no todas, deseaban tener: ser portada de revistas, tener la atención de los hombres, contar su fortuna en millones. Sin embargo, no era necesario consumir una sobredosis de algún medicamento, cortar sus venas ni sujetarse inerte de un soga en el cuello para atentar en contra de su vida. Los complejos que creó de su propio cuerpo la estaban matando lentamente. Bajó del ascensor cuando éste llegó al piso solicitado. Lo primero que cayó ante sus ojos tras abrirse la puerta fue Alessio, Ferrán y Liam que discutían enfadados, envueltos en un ambiente de tensión que simulaba ser pólvora esperando el más pequeño chispazo para explotar. Y Greta era ese chispazo. Al verla, Liam no pudo contenerse y se precipitó hacia ella, enfurecido. -Quisiera saber por qué vas diciendo que estamos juntos. -Reclamó no más calmado. -No dije que estamos juntos. -Vociferó sin inmutar su talante despreocupado. -Las personas interpretaron lo que quisieron. -Las personas piensan lo que tú quisiste qué pensarán. -Dijo acercándose despacio hacia Greta que terminó de espaldas al borde de una de las puertas del ascensor con Liam muy cerca de la modelo, rosando la punta de sus narices. Inevitable la recordó en la noche anterior cuando fantaseó con ella mientras follaba con una prostituta. -Cálmate, por favor. -Pidió Ferrán caminando a ellos. Separó a Liam empujándolo suavemente al interior del ascensor. Luego se disculpó oportunamente de la modelo y la invitó a continuar a su camerino. Ya solo con Liam en el ascensor presionó un botón sin tomar en cuenta cuál ni a dónde lo llevaría, todo lo que necesitaba era un espacio privado para hablar con su representado. Las miradas de los artistas se encontraban cada una cargada de intensidad. Cuando las puertas se cerraron, los párpados de Liam cayeron. -Tienes que solucionar esto de inmediato. -Dijo el cantante en una de las pocas exigencias que le hacía a su manager. -Sé que te tomó desprevenido, pero no lo tomes a mal. -¿Que no lo tome a mal? -Repitió todavía más alterado. Mirando a Ferrán al fin. -Escúchame, estuve pensando y no estaría mal hacer que el mundo crea en este romance. -No puedes estar hablando en serio. -Dijo escéptico. El ascensor abrió sus puertas en el piso más alto del edificio que no solía ser muy frecuentado. -No te estoy pidiendo que te cases con ella, tan sólo que no desmientas el rumor. Sigue el juego. -Sabes mejor que nadie lo mucho que detesto la farándula, abarcar las portadas de revista o de titulares. ¿Por qué me expones a eso? -Porque lo necesitas. Las noticias continúan hablando de tus adicciones, de tu accidente. -Dijo esto último bajando su tono de voz. -Además servirá de marketing para el nuevo single. -Liam suspiró y se cruzó de brazos. Arrastraba un martirio que estaba lejos de darle tregua. -¿Y hasta cuándo debo fingir está parodia? -Hasta el estreno del single y tal vez un poco más después de eso. Volvieron a descender, está vez en silencio. Liam abandonó el ascensor en el mismo piso en el que lo había tomado, dejando a Ferrán atrás. Continuó caminando, llegando a atravesar el pasillo más largo que tenía el edificio. Vio que las persianas en la sala de descanso estaban cerradas, no solían estarlo. Liam disfrutaba mucho el ambiente de confianza que compartía con su equipo de trabajo donde no había necesidad de esconder nada, menos en un espacio comunitario. No dudó en entrar a la sala y ver a Greta allí sola, sentada en una silla con su móvil puesto sobre la mesa. La modelo alzó su mirada que hasta ahora había estado fija en el aparato y detalló a Liam de pies a cabeza, inexpresivamente, luego volvió a mirar al móvil. -Nunca respetaras este lugar como mi espacio privado, cierto. -Dijo Greta. -Ya te dieron un camerino ¿por qué sigues encerrándote aquí? -Cuando estoy en mi camerino significa que estoy preparándome para ensayar o hacer cualquier otra cosa que le permita a alguien molestarme, en cambio si estoy aquí es porque nadie puede molestarme, bajó ninguna excusa. -Explicó sin levantar la mirada. Liam se acercó, sacó una silla y se sentó, descansando un brazo sobre la mesa y el otro dejándolo inerte. -¿Con quién le fuiste infiel a Reece? -Preguntó logrando ganarse su atención. -¿Por qué quieres saber? -Porque me culpaste a mí. Supongo que el verdadero culpable de tu ruptura es alguien que no quieres que el mundo sepa, tal vez sea un hermano o amigo de Reece. -Conjeturó Liam. Greta se recargó en la silla y cruzó sus brazos mientras lo oía. Le parecía divertida su curiosidad la cual llegaba a ser un poco ambiciosa. Lo pensó por algunos segundos antes de decidir contarle la verdad. -No hubo infidelidad. Él sólo se cansó de mí y me dejó. -¿Él canceló el compromiso? -Interrogó con sorpresa, Greta afirmó con la cabeza. -Entonces ¿todo fue un invento de la prensa? -No. Reece y yo acordamos que sería así, incluso fuimos nosotros quienes filtramos la información en un anonimato. -¿No querías que se supiera la verdad? -Greta apoyó un codo sobre la mesa y recargó su cabeza sobre esa mano recogiendo su cabello hacia atrás. Negó en silencio. -¿Por qué? -Porque fui yo quien quiso comprometerse. Durante meses estuve planificando todo. Si la prensa supiera la realidad yo quedaría como una ilusa. La mujer que estuvo enamorada sola. -Él aceptó casarse contigo significa que también llegó a sentir lo que tú. -Ella rió amargamente. -¿Tú sabes cómo le pedí matrimonio? -Liam asintió con el recuerdo fresco en su mente: había sido en televisión en vivo y directo, con una puesta en escena que le dio la vuelta al mundo. -Reece llegó a decirme que aceptó casarse conmigo para evitarme una humillación a nivel mundial. De hecho empecé a sentirlo distante luego de eso. -Hubo una pausa. -Entenderás lo mucho que agradeceré que me sigas la corriente. -Yo también lo necesito. -Dijo Liam. -Así que estamos a mano supongo. -En fin. Sé que no puedo obligarte a que te marches de aquí, entonces me iré yo. -Habló Greta, recogiendo su móvil de la mesa. Se levantó y caminó hacia la salida. Al pasar a un lado de Liam, éste tomó su mano frenándola abruptamente. -Quédate, me iré. -Pidió acariciando el dorso de su mano con su pulgar. Volteó y sus miradas cruzaron, deteniendo el tiempo sólo por algunos segundos. Su piel no era como la de la mujer de la noche anterior, era más suave y más cálida. El reloj volvió a andar cuando Liam soltó su mano suavemente. Se levantó y se fue.
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