Capitulo III

2415 Words
Una oleada de aplausos dio la bienvenida de regreso al programa tras una pausa comercial. Greta estaba sentada frente al presentador con una sonrisa hipócrita dibujada en sus labios, esperando sin ganas que la entrevista continuara. Los programas televisados no era inconveniente para ella, después de todo le gustaba recibir esa clase de atención, sin embargo, lo que difería en esa ocasión era que seguía siendo pronto para detallar las razones del por qué canceló su compromiso con Reece y su supuesta infidelidad. Aún no consiga la fuerza ni el valor para hablar de él sin romper en llanto. -Bien Greta, quisiera que me aclararas algo que me está inquietando. -Dijo el presentador, tensando las facciones de la modelo que apenas podía mantener la sonrisa. -Adelante, no tengo nada que ocultar. -Accedió Greta a muy a su pesar. En ese momento una pantalla gigantesca se encendió dejando a la vista una foto bastante comprometedora de ella y Liam estando en la azotea de PyL records a una distancia tan corta que era casi inexistente. - ¿De dónde sacaste eso? -Eso no importa. -Eludió el entrevistador. -Mejor cuéntanos, linda ¿Ocurre algo entre ustedes dos? ¿Fue por Liam Mount que dejaste a Reece? -Yo... Emm... Prefiero no hablar al respecto. -¡Oh! Por favor. Regálanos la exclusiva. -Insistió el presentador. Mentir era una tentación muy apetecible para Greta que todo lo que quería era cambiar de tema, cuanto más le recordarán a Reece más vulnerable sería. -¿Hace cuanto se enamoraron? -No diría que es amor, pero sí... -¿No es amor? -Interrumpió el entrevistador.-¿Rompiste tu compromiso por una simple aventura? -Diría que lo mío con Reece fue una simple aventura. -Dijo Greta sintió cómo su corazón se fragmentada en miles de pedazos. -Pero estuvieron a punto de casarse. -Recordó. -Fue entonces cuando nos dimos cuenta que lo teníamos no era tan real como para llevarlo a un altar. Éramos niños jugando a enamorarse. -Mintió Greta reprimiendo las lágrimas que el dolor instaba a dejar salir. El programa se alargó más de lo que Greta pensó o al menos más de lo que a ella le hubiese gustado. Llegó a su casa a poco antes de la medianoche. Una mansión de lujo, decorada con pinturas originales y esculturas valoradas en millones de dólares. La mayoría de todo eso era capricho, podía contar con los dedos de una sola mano cuántas de esas obras le gustaba, el resto eran sólo un derroche de fortuna. Ascendió las escaleras que la llevaban a la planta superior de su casa y caminó sin mucha prisa hasta su habitación, encontrándola sumergida en soledad. Vio la cama perfectamente tendida, cubierta con una sábana de raso color dorada que aún estaba impregnada al aroma de Reece o quizás, era su imaginación, como fuere aquella cama, en la que tantas veces había hecho el amor con su ex prometido se tornó fría. Las lágrimas se asomaron en los ojos azabaches de Greta quién sacó su celular móvil de sus bolsillos con todas las intenciones de llamarlo. Buscó su nombre en la agenda de contactos y puso su dedo sobre el botón verde, un suave toque sería suficiente para volver a oír su voz, necesitaba oírlo, pero necesitaba más no hacerlo. No tenía ningún sentido volver a hablar con él, ya mucho le había pedido una segunda oportunidad, tanto que pasó a ser una súplica, Reece simplemente había dejado de amarla. Dejó su celular móvil sobre un buró de madera maciza y se encaminó a su cuarto de baño. Soltó su vestido que cayó hasta sus tobillos dejando un cuerpo de piel tersa, sin manchas ni cicatrices, al descubierto. Una figura esbelta que se oponía por completo al modelo de belleza de Botero. Greta admiraba su cuerpo en el reflejo del espejo, de pies a cabeza, mostrándose incómoda con ella misma, siempre lo estaba. Su cuerpo se distorsionaba bajo sus ojos, y nunca lograba ver a la mujer delgada a la que todos aplaudían. -¿Greta? -Escuchó la modelo seguidamente de golpecitos a la puerta de la habitación. Tomó una de las muchas batas blancas que estaban en un sencillo armario y se cubrió, descalzándose de los tacones que le habían molido los pies toda la noche. Salió del cuarto de baño y vio a Alessio parado en la entrada. -¿Sucede algo? -Indagó Greta. -Vengó a despedirme.-Ambos empezaron a caminar hasta encontrarse a mitad de la habitación y se abrazaron edificantemente. Alessio sabía cuán difícil pudo ser para ella la entrevista y hablar de Reece como lo hizo. Minimizar lo que sintió por él era una fuerte estocada a su corazón. Se soltaron y el manager se aproximó a la salida. -Por cierto. -Volvió a hablar Alessio volviéndose sobre sus talones. -Raúl vendrá a buscarte a primeras horas de mañana. -¿Quién es Raúl? -Es el chófer de la limusina. Apréndete su nombre de una vez por todas. -¿Por qué lo haría? Es mi chófer, no mi amigo. -Dijo Greta con ínfulas pretenciosas, Alessio se limitó a suspirar. -En fin, hablaré con la doctora para asegurarme de que sí hayas ido ¿entendiste? -Greta afirmó con hastío no era entusiasta por las citas con la nutricionista, y luego de haber eludido cerca de tres, Alessio sería más precavido. (...) La música sonaba estruendosa en la ostentosa casa de Liam que se había convertido en una especie de club privado. El cantante invitó a no más de cuatro amigos para pasar la noche entre tragos y charlas sin embargo, éstos cuatro amigos se presentaron con más de sus amigos y lo que sería una noche de amigos terminó siendo una fiesta con límites cruzados. No había sólo cervezas, ron o vodka, también ingerían toda clase de drogas desde marihuana hasta cocaína. La mente de Liam estaba en un estado transitorio en el que viajaba de emociones a emociones, diferentes todas. A veces se notaba en la cúspide de la alegría en donde llegaba a creer que su vida no era tan mala como para haber estrellado su auto en un muro de concreto a 150 kilómetros por hora, y otras veces estaba sumergido en las profundidades de la tristeza en la que deseaba que su existencia hubiese terminado en aquél accidente. El duelo que se libraba en sus adentros estaba oculto bajo una sonrisa, carcajadas y charlas de un hombre que bebía alcohol con un sólo objetivo: perder la conciencia. Se encaminó a su propia cocina esquivando personas que hablaban, bailaban y otras que se besaban. Abrió los cajones esperando hallar una botella con la que seguir embriagándose, bufó al ver que todos los cajones estaban vacíos. En ese instante vio llegar a Phil junto con Derek, otro de sus amigos; ambos reían sin control y se tambalean al caminar. -¿Quién de los dos tuvo la gran idea de armar está fiesta? -Preguntó Liam desganado. Derek levantó la mano. -Entonces tú irás por más cervezas. -¿Crees que estoy en condiciones para ir? -Dijo Derek abriendo sus brazos, tambaleándose de pie. -Deberías llamar a las empleadas de servicio y que hagan su trabajo. -No voy a molestarlas para que me traigan cerveza a mitad de la noche. -Espetó Liam. Phil sacó un porro junto con un mechero del bolsillo interno de su chaqueta. Después de encenderlo se lo pasó al cantante quien no titubeó en recibirlo y darle una calada. Tosió liberando el humo que se acumuló en su boca. -Te preparé una sorpresa. -Dijo Phil sembrando la duda en Liam. -¿Cuál? -Sube a tu habitación. -Volvió a hablar el hombre de facciones afrodescendiente, dejando a Liam igual de insatisfecho. Partió de la cocina con rumbo hacia las escaleras, teniendo el porro entre sus dedos y llevándolo de vez en cuando a su boca, soltando el humo a su paso, y esquivando a las personas ebrias y drogadas que abarrotaban su camino. Su visión empezaba a distorsionarse. Veía las paredes girar causando que su equilibrio vacilara por lo que caminó exageradamente lento para evitar tropezar y caer. Le llevó una eternidad llegar hasta su habitación. Giró el pomo de la puerta, al abrirla vio a dos mujeres teniendo sexo en su cama. Una rubia, con tez blanca estaba encima de otra de piel bronceada un poco menos corpulenta que la primera. Liam no se sintió enardecido, sabía que se trataban de prostitutas, suficiente para ahogar sus ganas. No obstante, aunque no las tocaría, sí las vería. Se acomodó en un sillón que estaba en un costado de la habitación mientras deleitaba su vista, un poco ofuscada por el licor y las drogas. La mujer de encima estaba inclinada hacia adelante, moviéndose en vaivén sobre su compañera que estaba acostada en su totalidad. Ambas gemían, disfrutando del placer reciproco en el que sus cuerpos se sumergían. La rubia volteaba su rostro ocasionalmente, invitando con una mirada lujuriosa a Liam para formar un trío. El cantante no lo consideraba. Hacía rato se perdió en ebriedad y no tardaría en ser vencido por el sueño, tan sólo esperaba que el porro se consumara para tirarse sobre el sillón y dormir. Los gemidos se transformaron en gritos y la rubia se enderezó haciendo que su cabello cayera en una especie de cascada por el largo de su espalda para masajear sus senos, sintiendo el orgasmo a flor de piel. Los ojos se Liam se volcaron en la otra chica que hasta ahora había estado oculta bajo la espesa cabellera dorada. El rostro de la segunda prostituta le fue familiar. Sus facciones y la tonalidad castaña de su cabello se asimilaban tanto a Greta que cerró sus ojos con fuerza para despejar la nube que los cubría y poder ver con más nitidez, pero fue en vano. Apagó el porro contra el suelo y allí lo dejó. Se levantó del sillón cuando la rubia quiso acostarse de nuevo sobre la otra. Se acercó a ellas y tocó con suavidad el hombro de la que estaba encima, apartándola para ver el rostro que lo tenía trastornado. Más cerca noto que sus ojos no eran oscuros como los de la modelo, si no verdes, fue toda la diferencia que encontró. -Márchate. –Dijo apacible a la rubia, ésta no objetó. Se levantó, tomó sus prendas y salió de la habitación. Liam se quitó la camiseta y la lanzó a cualquier parte, se descalzó y luego de despojarse de sus pantalones se subió sobre la prostituta que no dejaba de ver como Greta. Colocó sus fornidos brazos a cada lado de la cabeza de la mujer, viéndola fijamente, esperando ver un atisbo de temor, pero no vio ningún, por el contrario se veía muy calmada, como cualquier otra chica con la que se haya acostado. Llevó sus manos hasta su ropa interior para sacar su erecto m*****o, y la penetró con mucho cuidado, robándole a penas un gemido. Apoyándose otra vez con sus brazos, empezó a embestirla viendo directo a sus dos iris verdes que lo veían con la misma intensidad. -Cierra los ojos. –Habló otra vez Liam entre jadeos. Con la claridad de sus ojos ya apagada pudo ver a Greta por completo. Se inclinó para besarla con furor, acariciando todo su cuerpo. Su piel era escaza en tersura, y fría, aunque no lo detuvo. Liam continuó penetrándola una y otra vez, perdido definitivamente en su fantasía. Oyendo la voz de Greta que se disfrazaba en los gemidos de la prostituta que se corrió primero. Cuando Liam se sintió cerca del éxtasis, tomó el rostro de la mujer entre sus manos para verlo mientras hacía lo propio. Volvió a besarla una vez terminó de eyacular, luego se levantó de la cama y empezó a vestirse. -Puedes quedarte y dormir un poco. –Dijo Liam al notar que la prostituta haría lo mismo que él, evitó ver sus ojos cuando le habló. Había logrado ver a Greta mientras se corría y no quería estropear esa imagen. Bajó de su habitación vistiendo sólo con pantalones y descalzo. La muchedumbre seguía tan estorbosa como antes, se hizo paso entre todos hasta llegar a la sala de estar. Desalojó a las personas que estaban ocupando su sofá para luego tirarse boca abajo. No demoró en quedarse dormido. Los ojos de Liam volviendo a abrirse cuando el sol, que se colaba entre sus ventanas y puertas de cristal, golpeó su rostro. Seguía acostado en el sofá, medio desnudo. Gimió y se llevó las manos a la cabeza que tanteaba a explotar. Se sorprendió al notar que el desastre que reinaba en su sala de estar ya había sido limpiado. -Buenos días ¿Le ofrezco algo para comer? -Lo atendió cordialmente una de sus empleadas domésticas. -Buenos días Lizzy. -Respondió Liam, se levantó lo suficiente para ver a los demás empleados, activos con los quehaceres. -¿Recuerdo haberles dicho que tenían la mañana libre? ¿Por qué vinieron tan temprano? -No lo hicimos, ya es la tarde. -Le hizo saber. Liam maldijo y se sentó de un salto, la jaqueca ya no importaba. Se levantó y se echó a correr escaleras arriba hasta llegar a su habitación, se acercó a la mesita a un lado de su cama para recuperar su celular móvil del cajón. Lo primero que saltó a su vista fue la hora marcada en la pantalla 2:23pm, debió estar en PYL records hace dos horas. El timbre de llamadas resonó y la palabra "papá" apareció en la pantalla. Liam hizo una mueca de disgusto, bufó y presionó el botón verde. -¿Aló? -Dijo tras llevarse el celular a su oído. -¿Cuándo pensabas decirme lo de tu nueva relación? -Dijo su padre al otro lado de la línea. Liam frunció el seño se frotó la frente con los dedos de su mano libre. -No sé de qué estás hablando. -¿En serio lo seguirás negando? El mundo ya lo sabe, hijo. -¿Qué es lo que sabe el mundo? -Preguntó enfadado, volvió a meter su mano en primer cajón y tomó el control de mando, encendió la televisión y luego de saltarse algunos canales cayó en un programa de farándula. ¿Será Liam Mount el responsable de la ruptura entre Reece y Greta? leyó el cantante en el titular. Bajó su celular y cortó la llamada sin despegar sus ojos castaños de la televisión que trasmitía la entrevista que la modelo ofreció.
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