If I could say what I want to say,
I'd say I want to blow you away.
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(Things I'll never say — Avril Lavigne)
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Leslie
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—Esta es una completa locura —me dije, mientras esperaba en la mesa de la modesta heladería, porque justo así se sentía estar esperando por uno de los cantantes más famosos de los últimos años.
Hacía cinco minutos que estaba esperando por Logan, y en ese tiempo, toda la confianza que me había dominado al escribirle, se había esfumado… Cosa lamentable, porque de verdad la necesitaba. No sabía cómo iba a afrontar el encuentro sin ello.
Le había enviado aquel mensaje pese a que la lógica decía que él jamás respondería… Y lo hizo. Luego, en un arranque de euforia por descubrir que no me odiaba, le había invitado a tomar algo, y él aceptó. Todo había sido rosas y arcoíris, pero ahí, sintiendo inminente su llegada, estaba aterrada.
"Creo que solo estaría dispuesto a conversar sobre lo sucedido con un buen yogur helado de Sweet's Memories frente a mí", había sido su respuesta, y no hizo falta nada más.
Aquel era un pequeño local en Ranelagh, una zona bastante popular de la ciudad, quizás demasiado, considerando que estaba por reunirme con una celebridad. En las calles cercanas quedaban muchos restaurantes y cafeterías; ninguno podía considerarse cinco estrellas ni mucho menos exclusivo, por lo que me pareció extraño que él eligiera ese sitio, y en un pensamiento sombrío, solo se me ocurrió que considerara que yo no estaría cómoda en un sitio mejor, y eso, aunque cierto, era un poco humillante.
Pero intenté sacar eso de mi cabeza. Lo importante ese día era aclarar la situación que bastante avergonzada me tenía, y aunque lo cierto era que había pensado las mil y una formas en las que podía explicarle lo sucedido, no había llegado a ninguna decisión… Había estado demasiado preocupada sobre lo que iba a vestir, que cualquier otra cosa quedó en segundo plano.
Aquel tema me había dejado al borde de la locura. Había gastado tres horas de mi noche decidiendo qué usaría para ese encuentro. Mi guardarropa era bastante limitado, había dejado casi toda mi ropa en África y mi presupuesto mensual siempre fue demasiado ajustado como para invertir demasiado en definir mi estilo. No tenía nada más que prendas básicas; sin embargo, era muy consciente de que debía dar una buena impresión.
Luego de mucho pensarlo, más con resignación que con buen ánimo, había optado por jeans negros, camiseta blanca, los únicos botines que tenía y un abrigo marrón, que, quise pensar, le daba un toque sobrio al conjunto. Me dije que solo no quería verme desaliñada, pero considerando que no paraba de alisarme la camiseta ni de mirarme en el reflejo del cristal, llegué a la conclusión de que quería lucir bien… que él lo pensara, al menos. Luego llegué a un pensamiento alarmante: ¿estaba intentando seducirle?
«No, no, claro que no. No quiero verme en desventaja, eso es todo. Él es un ícono de la moda», me dije, en un intento por no sentirme tan patética, me dije que temía que alguien nos viera, o peor… nos fotografiara, y él se sintiera avergonzado por estar conmigo en zapatillas deportivas viejas. Gente como él se preocupaba mucho por su imagen, y yo debía tratar de no avergonzarlo, eso era todo.
Pero cuando la campanilla de la puerta sonó y vi a Logan entrar, supe que él no se vestía para ser fotografiado… Se vestía para conquistar, y para conquistar no necesitó más que unos jeans rasgados, un suéter ligero, unas botas de trabajo, y unas gafas de sol. Y mientras le veía caminar hacia mí, pensaba: ¿Cómo alguien que, obviamente, había puesto la comodidad por encima de todo ese día, parecía estarse robando todo el aire del lugar?
Sin duda, Logan Callaghan no era un hombre ordinario, y eso nada tenía que ver con su fama.
—Hola —saludó con una sonrisa radiante al detenerse frente a mi mesa.
Yo respondí su saludo casi en un susurro, comprendiendo que mi debilidad en su presencia era un tema que debía analizar seriamente, y con vergüenza noté que él hizo un leve movimiento hacia mí, como si hubiese tenido el impulso de inclinarse a besarme, pero lo hubiese frenado al instante, en cambio, solo tomó asiento y se quitó las gafas.
Sentí mi estómago dar un vuelco; sabía que era culpa mía que ahora estuviese temeroso de algo tan simple, y algo que me encontré a mí misma deseando que hiciera.
—¿Cómo estuvo tu viaje? —pregunté, jugueteando con un mechón de mi cabello, intentando aliviar la tensión.
—Ruidoso y accidentado —respondió con una mueca divertida—, pero es así siempre que viajo con mi hermana. Y quitármela de encima para que no viniera conmigo fue una misión casi imposible, así que de nada.
Me señaló con ambos índices y sonrió como solo él sabía hacer. Actuaba tan calmado que parecía que nada había pasado entre nosotros, pero el hecho de que mencionara a su hermana queriendo verme también y ese "de nada" me hizo pensar en qué pudo haberle hablado sobre mí. ¿Le habría dicho que le mentí? ¿Qué pensaría sobre mí? Y sabía que eso no debía importarme, pero sí que me importaba. De pronto, la idea de ser mal vista por su familia se me hizo insoportable.
Pero no pude preguntar nada al respecto, aunque hubiese querido, porque una chica rubia con el logo del local en su camisa se acercó a nosotros. Dijo un par de cosas sobre los especiales del día, pero luego quedó muda al darse cuenta de con quién estaba hablando.
—Oh, cielos. No lo puedo creer. No sabes lo mucho que me gusta tu música. Dios… Ustedes, chicos, son los mejores. Los vi en el Aviva, hace dos años… ¡Fue el mejor día de mi vida!
—Gracias, cariño. Amamos saber que nos apoyan en casa. De ver…
—¿Puedo tomarme una foto contigo? —dijo la chica, cuyo entusiasmo era tan elevado que no le importó interrumpir a su ídolo. Pero Logan, sin perder la sonrisa en ningún momento, se inclinó un poco sobre la mesa y la miró fijamente antes de responderle.
—Claro que sí, ¿pero te importaría esperar a que yo termine mi reunión? No quiero ser irrespetuoso con mi amiga que ya tiene un rato esperándome. —Hizo una leve inclinación de cabeza hacia mí, gesto que hizo que la chica me mirara, con un claro gesto de desdén y desconcierto.
—Pero…
—Te prometo que antes de irme, nos tomaremos todas las fotos que quieras, ¿de acuerdo? —siguió él, interrumpiéndola, aun sin perder la sonrisa.
La chica abrió la boca por un par de segundos, pero no le quedó de otra más que asentir; fue bastante claro para ambas que Logan simplemente no se iba a levantar de su silla en ese momento, así que, resignada, pero viéndose inusualmente alegre, quizás por el hecho de que él siguió sonriéndole y tratándola con cortesía, nos entregó el menú. Él no tuvo ni que mirarlo, hizo su pedido casi de memoria; yo terminé pidiendo algo que él mismo me recomendó, así que pronto estuvimos a solas otra vez.
—Ya verás que será el mejor helado que probarás en tu vida —comentó, como si nada hubiese pasado.
—Vaya… Quisiera tener ese talento —murmuré, admirada. Él frunció el ceño, preguntándome sin palabras de qué hablaba—. El de dejarle claro a alguien que no piensas doblegarte a sus deseos sin hacer que se les rompa el corazón o te odien. ¿No temes que lleguen a tildarte de… no sé… pretencioso?
—En el medio en el que yo me muevo, "pretencioso" es de los adjetivos más amables con los que pueden llamarte. —Rio por lo bajo, pero se encogió de hombros—. Con respecto a lo que llamas un talento… No lo sé. Creo que cualquier persona es muy capaz de establecer sus límites de forma clara, y decir cualquier cosa que quiera decir sin ofender a nadie, si sabe elegir bien sus palabras.
No supe descifrar si su respuesta fue o no, de forma deliberada, una confrontación a lo que yo había hecho con él, pero como fuese, yo lo sentí así y me sentí muy avergonzada al instante.
—Logan, yo… quisiera explicarte lo que pasó. Porque de verdad me siento muy mal por eso.
—¿No quieres esperar a terminar el helado?
—No, prefiero afrontar esto de una vez.
Él, torciendo sus labios y respirando profundo, se reclinó en su silla y con la mano que tenía sobre la mesa me instó a continuar.
Esta vez fue mi turno de respirar profundo, y reunir coraje.
—De verdad lamento mucho lo que ocurrió. Yo… Estaba muy nerviosa… Y me asusté. Entré en pánico y mentí porque… —Ni siquiera pude terminar de hablar. No lograba encontrar las palabras, y cómo él había dejado ver, sin las palabras adecuadas, era fácil ofender a las personas.
—¿Hice algo mal? —preguntó él unos segundos después—. ¿Dije algo que te ofendió? ¿Crees que me sobrepasé de algún modo?
—No, claro que no. Fuiste muy amable, en realidad; quizás fuiste muy amable. —Mi explicación le hizo lucir confundido—. Verás, yo… Estoy saliendo de una situación personal muy complicada. No tengo amigos en este momento. Estoy sola en una ciudad que apenas conozco, y de pronto aparece una superestrella mundial, que… es amable conmigo, quiere conocerme, llevarme a casa, y... de a ratos parecía que… intentabas… —Sentí mis mejillas arder cuando la oración se quedó atascada en la punta de mi lengua. Era absurdo, tan solo pensarlo, decirlo en voz alta solo me dejaría en ridículo, así que no lo hice y, en cambio, sonreí—. Es obvio que malinterpreté todo. Eres un chico muy amable y entiendo que no hay nada más, pero por un momento la situación me sobrepasó.
—¿Qué crees que malinterpretaste? —Me preguntó, y yo dudé seriamente si debía ser honesta; temía quedar en ridículo, pero aferrándome a la idea de que era tan absurdo que podíamos manejarlo como solo una anécdota graciosa, me animé a decirlo en voz alta.
—Sentí que estabas intentando… Bueno, decir "conquistarme" es tonto, porque tú no tienes que conquistar a nadie, las mujeres solo caen rendidas ante tu encanto. Es solo que tu interés por mí por un momento se sintió así y entré en pánico porque… acabo de salir de una relación abusiva con alguien que me hizo sentir inferior por años, y de pronto apareces tú que eres… Vamos, eres Logan Callaghan. Eres superior a mí en cualquier aspecto. Fue abrumador y quedé petrificada; sentí que tenía que huir. Y no espero que me entiendas, solo necesito que comprendas que tú no hiciste nada malo.
Por primera vez desde que había llegado, la sonrisa abandonó sus labios, pero se mantuvo en silencio mientras nos dejaban nuestros helados en la mesa. Ninguno de los dos se movió o habló por un par de segundos más, hasta que él hizo a un lado su copa, para que nada interfiriera entre nosotros.
—Aunque no lo veo como un defecto, y jamás lo haré, soy plenamente consciente de que soy una persona muy extrovertida y que no todos son como yo. Tuve claro desde el comienzo que tú eres tímida, bien sea por naturaleza o por… malas experiencias. —Hizo una mueca al decir esto—. Pero no me pasó desapercibido, así que me disculpo una vez más si fui insistente, invasivo o si sientes que te coaccioné de algún modo a subir a mi auto.
—No lo hiciste. —Me apresuré a decir—. Subí a tu auto porque quise hacerlo.
—Bien. Habiendo aclarado eso, y dejando claro, al menos de momento, el hecho de que creas que es "tonto"... aclaremos una cosa, Leslie: tú me gustas, y me gustas mucho. Y no he intentado ocultarlo porque no creo que vaya nada malo en eso. Yo soy un hombre soltero, y tú me pareces una mujer encantadora, y por eso quiero conocerte más a fondo.
Mi pulso se disparó al oírle decir aquello; mi corazón latía tan fuerte que temí que pudiese escucharlo, y estaba casi segura de que mi piel había perdido ese tono paliducho de siempre y ahora era tan roja como una manzana, y supe que ningún esfuerzo por aparentar calma tendría algún fruto.
—Logan, yo…
—Mira, entiendo perfectamente que no me conoces y no puedes decir lo mismo. Entiendo si justo ahora no estás lista para una relación. Podría entender que al final de todo decidas que no soy tu tipo, que me digas que solo podemos ser amigos. Pero no voy a sentarme aquí a decirte que solo me interesa tu amistad, porque no es así. No soy el tipo de hombre que finge ser solo un amigo mientras en secreto siempre espera algo más. Fue mi error pensar que había sido algo mutuo, y lamento la incomodidad que eso te causó. Te prometo que me controlaré y respetaré tus límites. Quiero conocerte… No es mi único interés, pero sí me gustaría ser tu amigo. Concédeme, al menos, eso... simplemente conocernos, ¿sí?
Sentía que mis músculos se entumecían. Era difícil decir algo, mucho menos moverme. Me hubiese gustado decir tantas cosas; la más efusiva de todas era decirle que por supuesto que era mutuo. Si él estaba hablando con honestidad, ¿cómo podía yo mirarlo a la cara y decirle que no me atraía? Aunque sentirlo fuese una locura.
Logan era el hombre más carismático y encantador que había conocido. Nadie podía ser inmune a él, pero era justo eso lo que disparaba todas mis alarmas… No lo conocía de nada más allá de eso, y podría terminar siendo un destructor de mundos como lo fue Kyle, incluso peor.
Y, sin embargo, ese temor no calló ni un poco la insistente euforia que vibraba en mi pecho mientras ese "tú me gustas" empezaba a resonar en mi cabeza, tan pegajosa como una de sus canciones.
Sabía que debía tener cuidado, que debía tomar mis precauciones, que debía escuchar a esa voz en mi interior, esa que decía que no debería estar pensando en nada de eso luego de todo lo que había vivido, que tenía mucho por resolver aún. Pero era un hecho que me encantaba saber que se sentía atraído por mí.
Sí, era absurdo y podía terminar muy mal, pero había algo en él que me hacía sentir tan bien que no lograba pensar en nada más, pero no podía decir nada de eso, así que solo callé y me limité a asentir… Y eso le hizo sonreír satisfecho, acercando su copa otra vez, listo para disfrutar de su helado, advirtiendo que se empezaría a derretir, cuando en realidad era yo la que se volvía maleable bajo su intensa mirada cargada de intenciones.