Capítulo 10:
Lia
Los increíbles y totalmente expresivos ojos verdes de papá me miraban con furia, decepción y algo más que no lograba descifrar. Había logrado ocultar el tatuaje sólo por dos días y acababa de ser descubierta por nada más y nada menos que mí padre.
-Explica que significa eso y a quien le has pedido autorización. -exige.
-Fue un diseño que me gustó y ya... No le pedí permiso a nadie, fue una decisión repentina. -respondí intentando sonar sincera.
Al otro lado de la sala Liam observaba la situación con gracia, estaba disfrutando ésto sin dudas. Volví mí mirada a los ojos de mí progenitor y me sentí mal. No sé qué estaba haciendo, todo me salia mal.
Desde una madre psicópata que me llevó a otro continente por celos, un padre que ya tenía otra familia de la cual encargarse, un jodido hermanastro demasiado sexy y las carreras clandestinas. ¿No podía tener una vida normal?
-Tienes apenas dieciséis años por el amor de Dios. ¿Qué van a pensar de tus padres cuando vean tu tatuaje? Oh peor, ¿que dirá la corte en el juicio? -preguntó papá pasando una mano por su cabello.
El juicio... Lo había olvidado. No podía permitir que vieran el diminuto tatuaje, eso haría quedar mal a papá. Sentí ganas de llorar, mi vida era un problema, yo era un problema. Estaba haciéndole difícil a papá el cuidarme, estaba metida en un ambiente de vicios, sexo y carreras ilegales con tan solo dieciséis años... Y el ni siquiera se lo imaginaba.
-Me lo maquillaré. Había olvidado eso, juro que no lo verán. -dije rápido y el suspiró-. Lo siento papá, yo... Quería sentirme más cercana a tí. -murmuré.
Y créanme en el fondo era cierto. El amaba los tatuajes, vi fotos de él de más joven, donde sólo tenía un brazo completamente tatuado pero ahora tenía los dos igualmente cubiertos de tinta.
Ni que hablar de mis abuelos paternos, eran los ancianos más modernos que conocía... Sus cuerpos eran tinta y créanme no se arrepentían de ninguno de ellos. Christofer y Beatriz eran el modelo de matrimonio que yo quisiera tener de grande...
-Ve a donde ibas a ir... En otro momento hablaremos Lia. -dijo papá duramente y se fue.
Quedé sumida en mis pensamientos y en el peso de mis acciones. Quizás lo mejor hubiera sido quedarme en Irlanda a seguir viviendo la farsa que mamá creo para mí. Miré dónde hacía minutos había estado Liam pero ya no estaba ahí, si que era sigiloso.
Tomé mis llaves de la casa y luego el bus hasta el parque central, donde me esperaban mis amigas. Debía contarles lo sucedido y saber como lidiaban ellas con ésto del grupo y sus padres. Entonces asimilé la idea de que prácticamente llevaría una doble vida.
[...]
Liam
Subí a mí auto y conduje sin un rumbo fijo. Simplemente necesitaba pensar. Estaba cansado de la situación entre Lia y yo. Con un demonio, no soportaba que me ignorara. Apenas y me dirigía la mirada pero era tan fría y dura como un puto iceberg. Cuando noté donde estaba, bufé. Odiaba venir a verla a ella cuando en mí mente tenía a mí hermanastra. Darcy no se lo merecía.
-¿Amor? -preguntó al verme en el auto sin bajarme. Llevaba ropa deportiva, parecía que recién llegaba de correr.
-Hola hermosa... -sonreí pero creo que en su lugar logré apenas una mueca.
-¿Qué te sucede? No te ves bien Li. -murmuró.
Me bajé del auto y me apoyé en el mismo. Estaba molesto, no tenía la atención de una niñata y recurría a los brazos de mí supuesta chica, quien ni siquiera sabía de mí extraña afición por Lia. Suspiré y la miré. Le tenía afecto, le quería pero... Ya no era como antes. El cabello castaño claro, casi rubio lo llevaba recogido en una coleta alta, sus ojos verdes me miraban con un brillo de preocupación.
-Creo que ya no estoy a gusto con lo que tenemos... -murmuré bajo.
Su expresión decayó, noté como rápidamente varias lagrimas se acumulaban en sus ojos verdes... Como los de Lia. Jodida mierda... Hice una mueca, me dolía hacerle ésto.
-Dime el porque... -pidió en un susurro lleno de dolor.
-Porque... -me esta importando demasiado mí hermanastra...- No tengo tiempo para ésto. Vienen pasando muchas cosas en casa y sinceramente no creo estar en condiciones de tener algo con alguien.
-Sabes que siempre puedes contar conmigo, no te exijo me veas siempre... Liam... -dijo y sin más, dejo caer las lagrimas que retenía.
Esa imagen jamás podría quitármela de la cabeza. Darcy, llorando por mí. Un jodido corredor de carreras ilegales, un don nadie, un presumido... La tomé entre mis brazos y la estreche sabiendo que no volvería a verla. Algo estaba mal conmigo mismo, no era Lia simplemente, era yo.
-Lo siento... Sé que encontrarás a alguien mejor. Perdóname pro no ser el chico correcto para ti. -susurré y besé su frente para luego marcharme.
Conduje entonces a la casa de Isaac, saludaría a los abuelos y pediría algún consejo. No quería correr una estúpida carrera, tampoco embriagarme, era mejor que esa mierda. De repente, la realidad cayó sobre mí. Acababa de terminar con Darcy por Lia. Ella me consumía y ni siquiera era consciente de eso, ni siquiera se imaginaba lo que causaba.
¿Cómo era posible? Yo... No teníamos una buena relación como para que me afectara tanto, me sentía idiota. Aparqué el auto y golpeé la puerta, la abuela Triz me recibió con un cálido abrazo.
-Isaac está arriba, entra sin golpear, está con su guitarra y no te oirá. -murmuró y asentí.
Subí y me encontré al idiota tocando su guitarra como si fuera su más presiada posesión.
-Como así me visitas, sobrino. -dijo en broma.
-Terminé con Darcy. -solté.
-¿Qué? Infiernos... ¿Por qué? -preguntó dejando la guitarra a un lado.
-Lia... Creo... ¡Mierda! Estoy metiéndome donde no debo Isaac, la voy a cagar feo.
El frunció el ceño y susurró el nombre de Lia. Claramente estaba molesto y lo entendía, era su jodida sobrina, la hija de su hermano, mí segundo padre, definitivamente ésto es una mierda.
-No me sorprende... -murmuró dejándome atónito.
Continuará...