Capítulo 11:
Lia
Miré algo sonrojada la hermosa rosa amarilla que Jayden me había dado. En los últimos días el gran y creído J, se había acercado a mí. Pensé que quería simplemente una noche de sexo con una virgen como yo pero me demostró lo contrario.
Sonreí y la tomé entre mis manos, era hermosa. No podía creer que aquel idiota que me había reclamado en La Boca Del Diablo ahora fuera un cursi de primera con estos bellos detalles.
-Gracias... Yo... Vaya, estoy sin palabras. -murmuré.
-Esperaba sorprenderte y creo que lo logré. -dijo y sonrió de lado.
Era increíble, el chico que consideraba una garrapata ahora no me molestaba tanto. ¿Podría ser que empezara a gustarme? Quizás no sonaba tan mal después de todo, me ayudaría para evitar tener a Liam en mí cabeza.
Aunque mis locas hormonas sólo inaginaban los besos del rubio idiota. Había una atracción, se notaba, estaba segura de ello.
-¿Qué en el jodido infierno haces tu aquí? -oí una voz grave pero dulce detrás de mí.
Volteé y sonreí reprimiendo mis ganas de reír al ver a Isaac. Aveces tenía sus momentos de tío sobreprotector pero entendía que ésto se trataba de algo que iba más allá que sólo celos, Jayden era el demonio de las calles de Seattle y comenzar algo con el supondría tener una relación llena de riesgos, lo sabía.
-Isa... Digo, Sombra. Yo... -murmuró Jayden nervioso.
-Tío, cálmate. Va a mí instituto y sólo me dió una rosa, ni que estuviera proponiendome matrimonio. -murmuré.
El nombre Sombra quedó en mí mente al momento que Isaac entró nuevamente a mí casa. Últimamente estaba a menudo aquí, papá no tenía problema con ello, amaba a su hermano menor.
-¿Es tú tío, en serio? -preguntó Jayden.
-Oh sí... Increíble lo sé, aunque creo que mí familia no es normal. Ya sabes... Liam es el Diablo de las calles, Isaac es Sombra... Oh y mí abuelo es el inolvidable Mártir de Seattle, claramente lo fue en sus tiempos de gloria y antes de conocer a mí abuela. -dije y reí al último, Triz dominaba a mí querido abuelo.
-Vaya... Podría decir que estaba escrito en tu destino el formar parte de éste mundo. -respondió-. Mi padre conocía a tu abuelo, apostaba por el y siempre ganaba fortuna.
-Sí, el abuelo me contó que antes había una zona de apuesta... Veo que ya no. -murmuré pensativa.
-La última apuesta terminó con dos muertos, desde entonces decidieron quitarlas. -dijo y asentí.
Oí el sonido de un automóvil detenerse y cuando volteé a ver me encontré con la mirada iracunda de Liam. Supuse que se debía a Jayden, por algún motivo ambos eran un tipo de enemigos. Esperando alguna palabrota de su parte me llevé una sorpresa al ver como ingresaba a la casa sin siquiera murmurar por lo bajo.
-Bonita, debo irme... Tengo tarea de química y además debo pasar a ver el auto por el taller. -musitó Jay.
-Descuida Jay, nos vemos luego. -dije y le dí un beso en la mejilla.
Al ingresar a la casa me topé cara a cara con Liam. Realmente estaba furioso, admiraba como sus ojos celestes como el cielo podían ser tan expresivos. Todo el en esos momentos gritaba "Peligro" y de alguna manera sentía como que era un imán atrayendome e incitandome a cometer cosas indebidas.
-No te das una idea del riesgo que supone que el venga aquí. -murmuró.
-Viene como un chico del instituto, un amigo. No como el Demonio que conocen tu y los demás. -gruñí.
-No me refiero a esa idiotez, Lia por dios. El chico es un imbécil que se ha ganado el odio de muchos.
Entonces comprendí mejor. Sabía que Jayden no tenía buena fama pero no imaginé que sería a tal punto de ganarse el odio de otras personas.
-Delatas tu ubicación como m*****o del grupo ese, mí ubicación como él Diablo y la de nuestra familia. Se más astuta, niña. -dijo y se marchó dejándome sumida en mis pensamientos.
[…]
Liam
Maldito infeliz. El sabía de los riesgos, conocía las putas reglas. Podía verse con Lia pero no exponerse de tal manera. Aunque lo que más me molestaba de todo ésto era ver que a ella... Mierda, le agradaba Jayden.
-¿Se lo dijiste? -preguntó Isaac.
-Sólo espero entienda y la próxima lo piense. -respondí tocando el puente de mí nariz, estaba estresado como la mierda.
-Admitamos que más que nada tienes celos, creo que hasta se huelen. -bromeó el idiota.
-Isaac si no quieres que te de una patada en tu culo de playboy, mejor cierra la boca. -gruñí y el rió.
-Ya tranquilo... Yo soy amigo no enemigo. -dijo en tono bromista.
-Agotas mí paciencia... En fin, creo que sería lo mejor que Lia conozca las reglas del juego. -murmuré.
-Supuse ya debería saberlas pero desde el momento en que ese maldito pijo estuvo aquí, es claro que no. -bufó.- Si mí hermano supiera ésto, estaríamos hasta la mierda. Tu cómo hermano mayor y yo como su jodido tío.
-Es mí culpa... No logré mantenerla alejada. -admití.
-No, es culpa mía. Debí haber hablado con Bully pero no estaba aquí cuando ella conoció ésta basura de las carreras y tampoco imaginé que la harían ser parte. -bufó y tomó su pelo entre sus manos.
-Me tocará cuidarla desde lejos. No me quiere cerca y tampoco es bueno que me acerque, podría perder la maldita cordura por ella.
-Debes superar esa mierda que sientes por ella. Logan jamás permitirá algo entre ustedes, el Estado tampoco lo apaña, es algo ilegal y considerado insano, Liam. -me advirtió y reí sin humor.
-¿Piensas qué quiero estar con ella? No hermano. Infiernos... Jamás. Es una atracción de momento, es una cara bonita y un buen cuerpo que atraen a cualquier idiota hormonal como yo. -respondí tajante.- No soy capaz de imaginarme como su maldito novio o algo similar... Además hay tres años de diferencia, no estoy para ser niñera. -bufé.- De alguna manera pensarlo no se siente correcto... Creo que es mí moral, sería un tipo de incesto aunque no nos unan lazos de sangre.
-¡Joder! Menos mal... Oh créeme, era capaz de llevarte conmigo a la otra parte del mundo para que ni siquiera lo intentaras. -bromeó y reímos.- Lo bueno es que tienes todo claro en tu mente...
Claro en mí mente... Porque aquello que comenzaba a sentir en mí corazón era un desastre, aún no terminaba de comprenderlo pero Lia... Ella estaba prohibida para mí.
Continuará...