—Marcus —siseó, muy despacio—. No puedes mandarme flores a comisaría y esperar que me lo tome bien. Voy a ser el hazmerreír hasta mi jubilación. —Pero ¿has leído la nota? No pienses en los demás, Went, piensa en ti y en tus sentimientos. Seguro que nadie ha hecho nada tan bonito por ti. Venga, no me digas que no ha sido un detalle. En el fondo te has reído. Wentworth suspiró al otro lado de la línea, que en su idioma significaba rendición. —Fue una mierda lo que hiciste, Marcus . Sigo estando enojado. —Cada minuto que pasas enojado es un minuto perdido, amigo. —Me la sudan tus filosofías de Tony Robbins. Algún día te darás cuenta de que recordar lo que te pierdes no es suficiente para ir por la vida sonriendo. —Son lirios persas frescos —insistió. Wentworth bufó una palabrota. —Y s