Capítulo 4

2715 Words
Alec sintió que el alma le volvió al cuerpo cuando vio a Myrddion sano y salvo. Nunca había sentido tanto terror como el que sintió cuando escuchó los gritos de su hijo y al entrar a su habitación no lo vio, y al revisar las cámaras, ver a dos sombras llevándoselo. Y una vez el niño comió, se duchó y se acostó a dormir, Alec y Jelena se quedaron en la cocina, ella bebiendo un té que él le preparó para calmar los ánimos. —¿Así va a ser siempre? —preguntó el ruso, mirando con seriedad a Jelena —. Cada vez que los demonios quieran joderte la vida ¿Irán contra nuestro hijo? —Lo más seguro es que se quede con mi padre, mientras todo esto pasa...—respondió, y Alec bufó. —Ustedes los nefilim siempre tendrán que salvar el universo, mientras sus hijos deben estar custodiados por yo no sé cuántos ángeles, no pudiendo tener una vida normal. Alec no podía tener más razón, pero ese no era el momento indicado para ponerse con esas cosas. Jelena estaba muy irritable, en parte porque su periodo ya iba a llegar, así que replicó: —Pues lo siento, Alec, pero te recuerdo que quedé embarazada porque no fuiste capaz de ponerte bien un puñetero condón. Y si lo que no quieres es tener preocupaciones, pues entonces puedo borrarte la memoria y hacer que nunca recuerdes que tuviste algo conmigo, y que no recuerdes que tienes un hijo. Alec se calló, sabiendo que Jelena en serio podría hacer eso, y él en definitiva no quería olvidar que tenía un hijo. Myrddion es su adoración, y no se imagina su vida sin él. —Me daré una ducha, apesto a mar, y debo ir a hablar con mi padre —dijo la azabache, dirigiéndose a la habitación que solía compartir con Alec hasta hace unas semanas, y en donde aún están sus cosas. Mientras se daba una ducha fría, vio cómo un pequeño hilillo de sangre escurría por sus piernas hasta diluirse con el agua de la ducha, y se alegró por primera vez de que le llegara el periodo. Eso significaba que no había un mini Merlín a la vista, por mucho que ella lo anhelara. En tiempos de guerra, un bebé sería un problema, y el mundo mágico la necesita más que nunca, no puede tomar riesgos. Se vistió con un cortísimo y sugerente vestido n***o, unos altísimos tacones aguja, y se maquilló lo suficientemente llamativa como para llamar la atención en la pista de baile. A esa hora, Lucifer estaba en su famoso club de placer, y ella pensaba hacerlo enojar para vengarse por todas esas cosas que le dijo a Vlad que por poco y destruyeron su salud mental. La música retumbaba en las paredes del club “El Edén”, y ella, como siempre que estaba ahí, se robó todas las miradas, máxime cuando era la primera vez que estaba ahí sin su marido. Subió al segundo piso, a la inasequible zona en donde se hacían los duques de Lucifer, y otros demonios y demonizas. Todos estaban bebiendo y riendo, hasta que llegó Jelena. Silencio total. Solo se escuchó la música y los ruidos de las personas que estaban en la pista de baile. —No se detengan por mí —dijo la princesa celestial, tomando uno de los vasos de whisky que había sobre una mesita y dando un gran sorbo —¡A bailar! Justo en ese momento empezó a sonar una canción de esas que solo se puede bailar de manera sensual, así que Jelena se montó en la mesa de centro de esa área VIP y se empezó a contornear de una manera en que le haría sentir deseo a cualquiera. Mammón se obligó a mirar hacia otro lado mientras seguía bebiendo. Belcebú optó por retirarse junto a la diablesa que era su juguete esa noche. Belfegor hizo de cuenta que estaba concentrado en su celular. Pero Leviatán...él se quedó mirando a Jelena como si fuera lo más espectacular que podía haber en el universo, y es que secretamente, él siempre ha deseado a la hija de su amo, pero claro que sabía que nunca tendría oportunidades con ella. Ni siquiera un revolcón de una sola noche, porque si Lucifer se enteraba, haría lo mismo que hizo con Asmodeo por haberle hecho daño a su princesita: devolverlo al infierno. Tal vez a Asmodeo le estaba yendo bien, se había aliado con Astaroth y había vuelto a reinar la región oriental del inframundo, pero..., Leviatán no encontraba divertido ese lugar, ya no..., le gustaba estar en Karis, o en la Tierra, o cualquier otro mundo que no fuese el infierno. —¿Bailamos? —le preguntó Jelena al demonio, que había estado tan hipnotizado que no se había dado cuenta en qué momento la chica se bajó de la mesa y se dirigió hacia él. —Emmm, yo...—intentó negarse él, pero esa sonrisa seductora de ella lo hizo caer. Jelena lo tomó de la mano y lo llevó al primer piso, a la pista de baile. —Creo que tendremos a otro duque menos —comentó Mammón, bebiendo de su copa de margarita —. Pobre Levi... A Jelena no le disgustó bailar con Leviatán. Las risas de ella fueron verdaderas mientras bailaba animadamente con el duque infernal, el cual tuvo que deshacerse de su elegante saco cuando el calor del ambiente lo invadió. Jelena se aventuró a voltearse, para quedar de espaldas a Leviatán y se le pegó, meneando sus nalgas contra él tan deliciosamente que él sintió que no se podría contener por mucho tiempo más. —Alteza...—rogó él que se detuviera, intentando mantener sus manos lejos, pero su deseo le falló, y las apoyó en la pequeña cintura de ella. Jelena se dejó llevar. Sabía que tenía que dejarse llevar para lograr su objetivo, y ya después le contaría sobre esto a Merlín. Estaba segura de que él entendería. —Déjate llevar, Levi —ronroneó ella, echando su cabeza para atrás, apoyándola en el hombro del demonio, ofreciéndole su cuello —. Soy tuya esta noche. Leviatán no se pudo contener más, y aprovechando que la gente que bailaba a su alrededor estaba lo suficientemente borracha y drogada como para no notar lo que ellos hacían, bajó una mano y le arrancó la tanga que tenía puesta, mientras le besaba el cuello. Jelena se estremeció al sentir los dedos de Leviatán en su vulva, acariciándola con delicadeza. —Uhmmm, alteza, está húmeda —ronroneó él en la oreja de ella, chupándole el lóbulo, y ella sintió cómo se ponía aún más húmeda. El demonio quiso hundir sus dedos en ella, pero se encontró con la copa menstrual. Él maldijo mentalmente, pero no le importó. No tendría problemas con algo de sangre, porque después de todo ¿A qué demonio no le gusta la sangre? Mientras él atacaba el clítoris de ella con una mano, con la otra apretó uno de sus senos, y ella gimió tan deliciosamente, que sintió la erección de Leviatán golpear contra su culo. —No sabe cuánto he soñado con esto, alteza —le susurró él, acelerando los movimientos de sus dedos en ese puntico de nervios entre sus piernas, y tirando del pezón por encima de la tela del vestido —. Le puedo dar el placer que ningún humano puede. La humedad de Jelena ya le chorreaba por los muslos, y Leviatán se restregaba contra ella, como si la estuviera penetrando por detrás, y ella en serio se hubiera dejado llevar a más, pero aguantó, aguantó y aguantó. Lucifer observaba todo desde el tercer piso, que era en donde estaba su oficina. Por supuesto que había notado la presencia de su hija, y vio desde cuando llegó a bailar frente a sus duques, hasta cuando se llevó a Leviatán a la pista de baile. A él no le molestó que su hija bailara con uno de sus siervos más confiables, pero cuando vio que él la empezaba a tocar de más y a besarle el cuello y chupetearle la oreja, la ira lo invadió. Y cuando vio esa maldita mano infernal deslizarse bajo el vestido de ella, tocando su humedad, Lucifer perdió la cabeza. Pero contuvo su ira. Sabía que no podía irse en contra de Leviatán, no podía arriesgarse a perder a otro duque. Perdió a Astaroth, perdió a Asmodeo..., y si de por sí esos dos juntos ya eran una bomba de tiempo, no se quería imaginar lo que pasaría si el resto de sus duques lo abandonaban y se ponían en su contra. Así que se dirigió caminando a la pista de baile, fingiendo estar calmado, y justo cuando Jelena estaba cerca de llegar al clímax, Lucifer agarró a Leviatán del cuello de su camisa y lo apartó de una mojada Jelena que por poco y se cae por la debilidad en sus piernas, de no ser porque su padre la agarró del brazo con fuerza. —Vuelves a tocar así a mi hija, y te esperará un castigo peor que el lago de fuego —le dijo Lucifer a su duque, con una clara advertencia en su matadora mirada. —Lo siento, amo —se disculpó un sonrojado Leviatán, regresando a la zona VIP. Un enojado Lucifer tomó fuertemente de la muñeca a su hija hasta casi lastimarla y la llevó a su oficina, azotando la puerta hasta casi dañarla. —Límpiate, apestas a flujo menstrual —dijo el demonio, de un chasquido haciéndole aparecer en la mano de ella un pañito húmedo. Lucifer tuvo la decencia de darle la espalda, y Jelena se limpió la humedad que chorreaba su entrepierna y muslos. —Listo —avisó ella, botando el pañito a la basura. —Ten cuidado. Eso de meterse con mis duques puede causar problemas —comentó él, sirviéndose un vaso de whisky —. No creo que ellos quieran enfrentarse a la ira del hijo de Asmodeo. Él puede llegar a ser tan peligroso como su padre. Jelena se sorprendió y frunció el ceño. —¿Cómo sabes que estoy con Merlín? —De la misma manera en que sé que Vlad está con el hijo de Monder —le da un largo trago a la bebida —. El lazo almático que los une. Y el hecho de que el tuyo con Merlín brille tanto, es porque es reciente su...encuentro. Jelena se puso fría. Por supuesto que sabía que los arcángeles tenían tal poder, el de leer así el aura de una persona, saber por medio de eso si estaba emparejada con alguien más, pero...si Lucifer sabía que Vlad estaba con Raquiel, entonces los demás arcángeles... —¿Tus hermanos pueden saber eso con solo mirar a Vlad? ¿Saber que está con Raquiel? —preguntó ella con temor, y el demonio apenas suspiró. —Solo los cuatro principales tenemos tal poder. Mi persona, Miguel, Gabriel y Rafael —se sirve más whisky —, y si ellos ya notaron que Vlad está emparejado, pues no han dicho nada —cierta melancolía adornó su rostro —. Sé que Rafael no lo haría. —Miguel tampoco —dijo ella, estando segura de eso, y miró a su padre de una manera en que él supo que tenía que revelarle algo importante —. Por mucho que odies a Miguel, debes saber que él es tal vez el ángel más honorable de todos. Él pudo haberle dicho al Consejo Celestial que Vlad fue quien abrió la caja, pero no lo hizo. Lucifer no se sorprendió al escuchar eso. Por el contrario, miró su bebida tranquilamente e hizo tintinear los hielos. —Por supuesto que sé que él es el más honorable de entre todos los ángeles, nunca he dicho lo contrario. Podría existir esa eterna rivalidad entre Miguel y Lucifer, pero hasta donde Jelena había sabido y había visto con sus propios ojos, se seguían tratando con algo de respeto por el otro. ¿Quedaba algo de afecto de hermanos entre ambos? Eso ella no lo sabía, pero sí había mucho respeto. —No te lo dije antes, porque no quería preocuparte —siguió hablando él —, pero Asmodeo no solo le envió tus vídeos sugerentes a Merlín —dio otro sorbo largo, mientras que Jelena se ponía aún más fría —. Se los envió a Miguel, para que te acusara ante el Consejo de comportamiento deshonroso —ríe con amargura —, y esa fue la única razón por la que mi hermano me envió una carta por vez primera. En las anteriores ocasiones en que la Casa Real de Jehová necesitaba comunicarse conmigo, siempre era Gabriel el que enviaba las misivas. Jelena quería que se la tragara la tierra. No podría volver a mirar a Miguel a los ojos, no cuando él muy seguramente la vio en alguno de esos videos, desnuda, teniendo sexo con desconocidos, como una cualquiera. —Miguel quemó los vídeos y se quedó callado, pero...su silencio tiene un precio —le advirtió, y ella tragó saliva con dificultad —. Precio que Vlad y tu tendrán que pagar, tarde que temprano. Ustedes dos, sin saberlo, hicieron un pacto con Miguel. Jelena sabía que las implicaciones de un pacto con un ángel eran las mismas que las de un pacto con un demonio. Siempre se debía pagar algún precio, y si no se pagaba...la desgracia llegaría, y no porque el ángel en cuestión lo quisiera, sino porque la magia que maneja el pacto es algo que no pueden controlar del todo. —Como sea...si hiciste ese espectáculo con Leviatán es porque querías provocarme —dijo Lucifer, cambiando de tema —. Pues bien, por poco y lo logras. Jelena sonrió con sorna, y le advirtió: —Y la próxima vez que vuelvas a ser un idiota con Vlad, soy capaz de tener sexo con todos tus duques, al tiempo, y asegurarme de que lo veas y escuches todo sin que puedas hacer nada. A Lucifer se le notó la tensión en todo el cuerpo. El vaso que tenía en la mano se partió. Jelena lo miró con cinismo. Ese mismo cinismo con que él también miraba a los demás. —Y, como sé que tus duques no serán para nada cuidadosos, y probablemente me partan uno que otro hueso en el proceso y me dejen vuelta mierda sobre tu cama, serás víctima de la furia de mi hermano, Merlín y Raquiel.  Lucifer por poco y le da una bofetada a Jelena por su descaro, pero...después de todo, ella le había heredado eso a él. Y él sabía que ella hablaba en serio. Y él no deseaba saber de lo que eran capaces esos tres nefilim varones juntos. Secretamente, Lucifer siempre le ha tenido miedo a Merlín. Todos los demonios le temen a Merlín, hasta el mismo Asmodeo. Y si Merlín se juntaba con Vlad y Raquiel para hacerle daño..., no. No podía siquiera concebir esa posibilidad. —Tú ganas —dijo el demonio, mostrando las palmas de sus manos, rendido —. Me disculparé con Vladimir, y no volveré a hablarle de esa manera —sonríe torcidamente —, pero que te quede claro que yo solo soy así con él para volverlo más fuerte. ¿Qué tal que sea Miguel el que le dirija esas palabras algún día? —Eso no sucederá —dijo ella, tomando uno de los caramelos que había en el escritorio —. Por cierto...¿Sabes si Astaroth está aliado con Roshwen? Los putos de Asmodeo y Lilith fueron los que secuestraron a mi hijo, y estaban en el palacio de Avalon junto a esa hada demente. —Ya estoy averiguando sobre eso con mis informantes —la mira ahora con temor puro —. Si Pandora está de vuelta y sabe que tengo hijos, irá a por ustedes. Yo la engañé, y por eso le pasó lo que pasó. No dudará en tomar venganza. Jelena solo sonrió e hizo aparecer la espada de la Luz en su mano para abrir un portal. —Bien. Pues la estaremos esperando —dijo con toda la tranquilidad del mundo, y desapareció en el portal.
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