Narrado por Enzo D’Angelo Estoy detrás de la puerta cuando escucho los golpes en esta. La abro y confirmó que es Amelia, no alguien haciéndose pasar por ella o Emilia con un cuchillo para acabar conmigo. Amelia lucía como acostumbraba a verla, indefensa, suave, hermosa, pero al mismo tiempo altanera y hoy particularmente había una chispa de furia en sus ojos. Pasa sin pedirme permiso para ello y dándome un enigmático saludo. —Sé lo que hiciste — afirma esta observándome con determinación. ¿Sabía lo que hice? Eso era interesante. —He hecho mucho en mi vida. Sé más específica — le reto cerrando la puerta para darnos más privacidad. —No me vas a marear. Debes explicarme por qué te estás comportando de esta manera. —¿Comportándome mal? El único comportamiento reprochable de esta hab
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