No es fácil emprender un trayecto hacia el infierno esperando únicamente a ser quemada, no con esta paciencia. Así era como me sentía esperando subir al departamento de Enzo. La lengua del diablo debía estarse preparando para otro tipo de cosas más excitantes que hablar conmigo. No lo ha hecho y eso en lugar de centrarme, me desconcentra. Es extraña la atracción que siento hacia Enzo. Es como si fuera el Muro de Jericó, como si estuviese conteniendo en su interior más secretos de los que podría soportar. Todo eso me prendía de una forma condenable. No sé qué me pasaba con él, nunca había sido de mi gusto este tipo de hombre, hasta que bueno… Enzo entro en mi vida. Apreció que ya estemos en la puerta de su vivienda. No obstante, en lugar de él abrirla, lo hace Estela, su empleada. Ella se