Capítulo 7. Maratón 1/5

1591 Words
Connor Petrova. La leve luz que se filtra por las cortinas, me hace suspire con pesar, solo quiero dormir, dormir otro poco. Con pesadez me levanto hacia el baño, para darme una ducha. El agua cubre mi cuerpo llevándose el sueño, pegó mi frente en la pared, suspirando con fuerza. Mi pecho siente un vacío, como si algo me faltará. Cierro el grifo saliendo enrrollando una toalla en mi cintura y la otra secando mi cabello, busco un boxer deslizandolos por mis piernas, enfoco mi reflejo en un espejo. Mi cabello rojo cae hacia los lados cubriendo mis orejas. Mis ojos ese color de ojos que me a acompañado desde niño, por el cual he sufrido multiples abusos o ofensas, ser diferente tiene un precio. Deslizó por mi cabeza una camisa blanca, me coloco unos jeans negros y mis vans negras. Otro día, otro martirio en esta vida, cada día me sofoco más y más con el pasar de los días. Todo lo mismo me sofoca. Salgo de mi cuarto y el olor de el alcohol no tarda en llegar, abro la puerta del cuarto de mi hermanita, de esa niña que me da vida, aliento para seguir con pie en el tierra, porque es seguro que si no la tuviera yo ya no existiría. –Ya termine, Connor –Me regala una sonrisa llegando a mi lado. –Vamos, no podemos llegar tarde— Colocando su mochila en mi espalda salimos de su cuarto, ella suspira cuando ambos ponemos un pie en las escaleras. El miedo nos recorre el cuerpo, el miedo que nos infunde ese hombre, ese monstruo que se hace llamar nuestro padre. Bajamos con cuidado de no hacer ruido, si lo despertamos sería mucho peor para mí, asomo mi cabeza para verlo durmiendo en el sofá de la sala. Tomando la mano de Cleo, estiró la mano abriendo con cuidado, respiramos con tranquilidad cuando nos vemos unas cuantas casas lejos. Ella sonríe feliz transmitiendo su felicidad a mi, de esa forma quiero verla siempre, con una hermosa sonrisa en sus labios siendo una niña feliz. Mi cuerpo empieza a tener una extraña felicidad, mi corazón se acelera, miro hacia los lados sintiéndome vigilado. –Chao –Cleo deja un beso en mi mejilla –Te quiero mucho hermano –Me abraza. –Tambien te quiero mucho pequeña –dejo un beso en su mejilla. Sale corriendo hacia adentro de su escuela, en la entrada se para da media vuelta corriendo a mi, se lanza a mis abrazos apretándome a ella con sus cortitos brazos. –Soy afortunada de tenerte –Se separa de mi corriendo de nuevo hacia la entrada perdiendose en el montón de niños que se encuentran en ella. Llevo mis manos hacia mis mejillas quitando el rastro de lágrimas. Se que hago todo lo posible por hacerla feliz, hago todo lo puedo para que ella no sufra. Observo la hora, nieve y diez. Cierro los ojos cuando los rayos del sol chocan con mi mirada, me levanto dando media vuelta emprendiendo camino hacia el parque. Hoy no tengo clases y al trabajo entro un poco más tarde y volver a la casa no es una opción. Miro hacia los lados y cruzo la calle, aceleró mis pasos cuando siento que me persiguen, veo hacia atrás encontrandome con nada, mi corazón empieza a latir con velocidad debido al miedo. Miro hacia los lados viendo a parejas, niños y adultos caminar de una lado a otro. Me alejo un poco de las personas pero no tanto, me siento en una banca conectando mi móvil a mis audífonos perdiendome en la música. Un escape a la ruda realidad que me rodea. Mamá como me gustaría que estuvieras aquí conmigo, todo será diferente. Aprieto los puños cuando siento las ganas de llorar, no puedo. Levanto la mirada viendo que soy el centro de atención de unas cuantas personas, frunce las cejas cuando ella se dan cuanta y dan media vuelta alcanzado a escuchar algunas cosas. –¿Viste sus ojos?— –Dan miedo— Niego. Me levanto sintiendo una mirada en mi, volteo encontrandome con unos azules brillantes, la chica da media vuelta perdiendose entre las personas. Sonrió un poco. Empiezo mi camino hacia el centro comercial donde trabajo, es un poco lejos pero lo sufiente para llegar justo en la hora. A medida que el tiempo pasa, la música me acompaña. Un poco de Bruno Mars, algunas de Fredy Mercuri, Imaginé Dragon's y Morat son las que me acompañan en mi travesía de vida. Treinta minutos después me encuentro en enfrente de la caja registradora atendiendo unos clientes cuando el sonido de la campana me interrumpe. Y como si de un imán se tratara volteo mi mirada hacia dicho lugar encontrandome con unos ojos azules brillantes como los de esta mañana. Intento verla un poco más pero ella da media vuelta y lo único que logro ver es su cabello n***o como carbón, mi corazón empieza a latir con fuerza en mi caja torácica y no es por miedo, es por esa chica. Una extraña sensacion llena todo mi cuerpo y las ganas de salir corriendo hacia donde ella me alberga. No se quién es pero el deseo de besarla me llena, quiero besar a la dueña de esos ojos. Algo se instala en mi pecho, una extraña corriente llena mi cuerpo, un sentimiento cálido cala mi corazón abrumandome por completo. Y todo es por esa chica de ojos azules brillantes. Leyssi D'Luca. Aceleró el paso, cuando lo veo voltear, estoy en la ciudad humana desde que logre escaparme de la manada, después de despertar junto aún montón de cuerpos pesados me sentía mucho mejor al igual que mis hermanos. Yo estaba débil y después de sentir el dolor de mi hermano Ethan, no pude evitar desplomarme pero al día siguiente estaba como nueva. Conocer a la mate de mi hermano fue un buen momento y un tanto incomodo para ella ya que estaban en una posición un tanto íntima, resultó divertido verla con sus mejillas sonrojadas, quería escapar ahí mismo pero no pude ya que después fui a ayudar a Hunnter con una situación que involucraba a la amiga de mi cuñada. Cuando creía que me podía ir y buscar a mi mate, me encontré con mis primos y juntos nos encontramos con Ethan y mi cuñada, cuando volví a ver una luz a final del día mi padre nos llamó. Su aullido dejaba claro que teníamos problemas y claro que la tenemos aumento de seguridad, debido a esa loba loca. Y después escuchar a mi hermana Melody suspirar por Kail mi tío/cuñado aunque ella no lo sepa que la vi y oi. Y ahora enme aquí cuatro días después buscando a mi mate, toda la noche y parte de la mañana he estado en eso y no me quejo más esto es mucho más difícil que lo demás, pero todas esas horas en que me ví dando vueltas por la ciudad humana han valido la pena. Un humano es mi mate. «Y que humano –ronronea Maya –Vamos acércate— «Sabes que no podemos llegar así, por así tenemos que acercarnos despacio, los humanos no son como nosotros que sentimos que ellos son nuestro mundo desde antes – Maya, se remueve en mi interior quiere salir pero hago un esfuerzo de para que no lo haga. Lo más probable es que los humanos se alarmen y llenen de terror al ver un lobo mucho más grande de lo normal corriendo por las calles. Y no solo eso, lo que más me asusta es de seguro la mirada de terror de mi mate no, no queiro eso. No quiero su miedo. Me escondo detrás de una columna cuando veo que hace el amago de voltear, agudizó mis sentidos escuchando como su corazón late de prisa, inhaló profundo oliendo el miedo. Lo observó de lejos sentando en un parque, viendo como aprieta los puños para no llorar. Maya en mi interior se remueve molesta por el dolor que habita en él, no queiro que tenga dolor, tristeza. –Prometo hacerte feliz –susurro estando Maya de acuerdo conmigo. Por unos segundos nuestras miradas chocan, sonrió al ver cómo los suyos brillan si él ser consciente. Por fin le tengo un rostro a ese cabello y no le hace justicia a mi imaginación. Lo sigo desde una distancia prudente para que no se note. Aceleró cuando lo veo entrar al centro comercial. «Lo perdimos –Maya aulla triste. Me controlo en seguir su olor, recordándo en cómo lo sentí hace tiempo que vine con mis hermanos. «Sabes nos vemos como acosadoras –Escucho la risa de Maya. «No lo creo ¿o si?— «Para nada él es nuestro aunque él no lo sabe y tenemos todo el derecho de seguirlo por lo mismo y acosarlo— Abriendo la puerta de un establecimiento lo veo en la caja, sintiendo como su corazón se acelera por mi, me muerdo los labios caminado hacia un lugar alejado pero perfecto para poder seguro viéndole. Hoy tengo pase libre con los entrenamientos, mamá ayudo mucho en eso, por eso logré buscarlo toda la noche y este día. –Gracias mamá –le digo por nuestro link. –De nada cariño, estos días han sido agitadors, tú tranquila y disfruta –ella cierra el link sin permitirme decir otra cosa. Como amo a esa señora que es mi madre. Lo miro, lo detallo y doy un largo suspiro de tonta enamorada.
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