Me levanto otra vez y golpeo mi cabeza, tan torpe no puedo ser y más delante de él, aunque de igual forma no me verá de nuevo, así que con cordura y sin rebajarme a todos los insultos que ya me pueden venir salgo; me asomo como una niña regañada y con los ojos hacia el suelo, porque verlo a él aparte de la vergüenza que me produce es asco, porque precisamente con ese pedazo de boca con el que habla hace unas obscenidades.
—¡Cásate conmigo, solo será por dinero! —Mario exclama, todo me deja con la boca abierta.
—¡Que! A mí no tiene que estarme mandando cualquiera, espero que eso lo entienda, ya que no pretendo afectar sus buenos sentimientos, los que posiblemente ni deben existir, —lo miro mal, aun cuando sé que estoy siendo bastante exagerada.
Es verdad que poca experiencia s****l si tengo, desde que perdí mi virginidad he tenido más bien sexo casual y algunos han sido tan malos que me toca dejar de llamarlos, porque si es cierto que soy la típica perdedora, que insiste para que la mantengan en su mantenimiento cuando pasan varios meses seguidos, eso termina siendo algo bastante trágico para mi entrepierna que solo busca una oportunidad de verdad.
—Ay Julia estás tan pensativa, que hasta el tiempo me alcanzara para ponerte a pagar, por entrar en una propiedad ajena sin permiso y no en dinero, me estoy refiriendo principalmente es que hay otras maneras que tienen bastante disfrute. —Noto como Mario se rasga los labios con sus dientes, y se le hacen unas líneas súper pronunciadas tan perfectas que hasta mis labios le ayudarán a calmar ese dolor, todo obviamente está sucediendo solo en mi mente.
—Deje a fuera sus groserías, si es cierto que entre con una intención, pero me termine escondiendo por su primo, así como escucha ese compinche suyo iba a llamar a seguridad, solo porque yo venía a renunciar, le faltó hacer una requisa sobre mi cuerpo porque la desconfianza si se le activo, con una de sus empleadas invisibles, si señor Mario ni usted me dirigía la palabra, así que eso era porque ya todo cambio. —Doblo mis cejas, mientras camino para atrás, él me está presionando y ni porque sea el chico que más me impresione tiene mucho por aprender, los machos tan sobrados me cansan, aun cuando solo me la paso buscando hombres así.
—¡Claro, eres una pervertida! qué mala mujer, aunque para mi es verdaderamente delicioso, lo más rico está prohibido, solamente que a ti la vida te está dando esa oportunidad y tú solo las maldices ¿Julia acaso no existen las necesidades? Sé muy bien que no eres como yo que me sobran comodidades, pero tú qué trabajas por este salario y con millones de deudas siento tanto decirte las cosas así, eso es para que no normalices que existen otras posibilidades, quizás tu lugar es en una oficina. —Siento que me está coqueteando Mario con su mirada, definitivamente esto es una locura.
Prácticamente me terminó arrastrando solo por huir de él. Quedó contra la puerta, con mi respiración muy acelerada, tal parece que toda mi valentía terminó en el suelo, en un segundo me descontrolo todo.
Lo único bueno es que la puerta está cerrada, ya que con la información que se empieza a dar, sale alterada por mi amiga Lorena.
Por unos segundos termine estando distraída, tanto así que este tipo solo busca sacar provecho, los brazos de Mario están cada uno sobre mis hombros, en realidad yo solo los quisiera descolgar para sostener esos músculos que dibujan los pliegues en la camisa, no sé porque mis ojos solo bajan por el cuerpo de él, cuando lo debería es detestar.
—No quítese más bien, y como consejo aplíquese otro tipo de fragancia porque huele muy raro. —Obviamente estoy mintiendo porque por mis fosas nasales entra ese olor tan sensual.
Estoy segura que esta bromita que le estoy haciendo, le bajara tanto su ego y lo disfrutaré, va a ser el karma que se merece, todo por burlarse de las mujeres. Mario debe aprender a mantener con una sola.
—Definitivamente a ti sí te gusta todo lo económico, ninguna de las demás se resiste, ¿Cómo te convenzo Julia? ¿comprando, una de unos cuántos centavos? Ya aprenderás tú Julia, porque sí ahora no te recuerdan como una secretaria, mucho menos cuando seas mi esposa —él dice con ironía como la mayor parte de sus palabras, que salen hacia mí.
—Usted, ni para los chistes tiene gracia. —Muevo mis labios para hablar prácticamente sobre los de él.
—Tengo mejores planes que los tuyos, sabes que mejor hagamos la degustación bien a fondo desde antes de iniciar. —Él me está señalando todo el cuerpo, mientras que yo solo aprieto mis piernas.
—Pues no, yo soy una mujer decente —digo muy bajo, es que no permitiré ya que eso pase con los hombres, a la primera no tengo que terminar desnuda sobre ellos.
—Entiendes, que así sabremos cuantas recámaras necesitamos, para nuestra propuesta de ser esposos; porque por mí será una sola con la cama más angosta que pueda yo encontrar, para que me sirvas de colchón, así me arrebató sobre ti. —Hace Mario los movimientos que hace un hombre cuando tiene sexo subiendo y bajando, parece un loco, pero lo que más me asusta es que mi v****a ya se está humedeciendo.
—Mi novio sí usa la correcta, él no se equivocaría como usted que es un completo cretino, pero tal parece que ninguna se lo dice. —Trago lentamente saliva, no sé por qué dije eso, es una gran mentira pocas veces he sabido que es tener un intenso, y las ansias por tenerlo no se me calman. En verdad si me gustaría ser ese anhelo de alguien.
—¿Tienes? Eso está como dudoso, porque cuando estaban en el mes de amor y amistad, mi papá tomó unas fotos en una celebración que les hizo, como crees que todos estaban abrazados con su pareja en esa oficina, y tú al lado de mi papá como su mano derecha, seguramente solterona, ahora ¿vas a seguir permitiendo que todas te restrieguen lo difícil que se te es conquistar un hombre? conmigo sería como owww el presidente se enamoró de la secretaría, una ternura total a lo que todas llamarían un amor verdadero. —Mario demuestra que tiene el ego muy elevado, precisamente esa es una de las partes que me están cautivando.
—¿Por qué no puedo tener una pareja? ¿Así de fea soy? —En el mismo instante me arrepiento de lo que dije. Yo también sé de seducción, así que estoy dispuesta a dar la pelea.
—Tienes todas las habilidades para poder, pero eres muy exigente, eso se nota por encima Julia lo urgida que te la pasas, tanta pena te da llegar a algo tan natural como es la masturbación —Mario me está susurrando tan exaltado, por su respiración lo sé, es que ni el aire le resulta ser suficiente.