Capítulo 2: Lo inesperado

1584 Words
Salgo de la casa y siento como si alguien me observará, estoy algo incomoda debe ser todo producto de mi imaginación, de alguna manera sacare toda la tristeza que a veces me atormenta, quizás este sea el día para enamorarme la espera ya se está terminando y encontrare la felicidad callándole la boca a más de uno, que tratan de disimular la envidia que de pronto me cargan. Camino hacia la mejor noche que viviré, esto va quedar guardado en mi recuerdo, por suerte el bar donde me cité con Daniel es muy cerca de la casa, pero en un lugar muy discreto, nadie de los que me conocen transcurrirá aquí, cada paso que doy presiento que alguien los da a la misma vez. Esto es demasiado misterioso, entró a las vegas, acomodo mi vestido y retoco mis labios para que me vea muy sensual, observó cómo un hombre en la parte de atrás levanta su mano, ¿él es? Estoy muerta de los nervios, pero agobiada tratare de no ser nada imprudente. Me acercó y él acomoda una silla como todo un galán, se agacha y besa mi mano de repente, volteo a ver hacia el frente y para sorpresa mía está sentado mi jefe Mario Gómez, no puede ser que las coincidencias nos llevan hasta esto, su mirada es muy tensa y la dominación que me desea tener lo delata, ¿será que si le atraigo? En verdad solo pienso en locuras. —Hola, ¿Daniel? —le digo, mientras lo observo, pero estar fuera de lugar me hace perderme en el camino, lo mejor va ser olvidar este contexto que me desagrada, porque con solo unas palabras de más podría herir su susceptibilidad. —Sí, Julia estás como pausada. —Su mirada es muy inexplicable, lo único que puedo sentir es que me produjo desconfianza, es muy extraño, tal vez solo mintió en su perfil para conseguir sexo, este sitio no es ni un poco presentable como pude meterme aquí con un desconocido, me quejo por todo, me desconozco Julia—¿Ya no te gusto? — él pregunta, no sé ni cómo disimular, me está dando mareo por su actitud tan intimidante, espero no estar tropezando con un psicópata eso no será agradable. —Simplemente tenía otra impresión, por tu foto pensé que eras diferente, ya sabes las redes ahora imponen que hay que estar perfectos, pero yo odio eso me encanta la naturalidad. —Soy algo ofensiva, necesito que él se vaya y me deje en paz, porque soy tan pendeja en seguirle el juego a un extraño que solo buscará diversión, todo para dejar de ser la solterona. —Julia no me digas que no llene tus expectativas, porque no soy el más apuesto, pero algo si lograré en ti, y te voy a compartir mi secreto al menos lograré hacerte reír con mis chistes malos, pero hay unos atributos que funcionan de maravilla para dejarte derrumbada por mí —él me habla y toma mi mano, la lleva hacia su boca y la besa, mientras yo la empujó para adelante, no le otorgue ese permiso. Mario se alerta y pasa su trago de un solo sorbo, actuó como si todo lo controlará con mis manos, él no es indispensable y mucho menos para defenderme. Daniel se dirige hacia la barra para traer unos tragos, Mario viene hacia mí muevo uno de mis dedos para negarle, él con esa mirada llena de tanta picardía sonríe, eso no lo conocía y me gusta ver cómo tiene que suplicar para conseguir lo que busca. —¿Qué haces con ese idiota? —Mario me dice, con una prepotencia, que sin duda solo me hace dar más asco. No tengo porque aguantar a un loco que solo busca convertirme en su esposa a como dé lugar, acaso tiene en cuenta mi opinión pues no. —Es mi novio —le gritó, espero que esa mentira no me vaya a salir cara. —Eso es por tan poco tiempo, ya contaré los minutos para que estés pidiendo auxilio, aparte de ser secretaria eres una gran actriz, porque parecen un par de desconocidos quién sabe quién te lo recomendó, no estás nada mal para mirar un poco mucho más arriba, alguien de mi estatus te dará de todo, ese horripilante te quitará todo, en sus ojos se nota que solo busca una mujer para pasar la noche, no me estoy refiriendo a estar bailando, aunque esto es un burdel. —Mario se retira y regresa a su lugar. Daniel camina hacia mí con dos copas de margarita y una botella de tequila, se ve tan arrollador y por supuesto encantador, sus brazos tan grandes y anchos lo hacen ver tan hombre, puede que de rostro no esté muy guapo, pero la piel con los años se arruga, siempre no estaremos en plena juventud, Daniel llega acá y se sienta con una sonrisa llena de coquetería, colocando su teléfono primero en silencio, para guardarlo en su pantalón. —Te vi hablando con un hombre, ¿Acaso vienes acompañada? Mira Julia esta es una cita de dos, y los ex novios resentidos terminan en un potrero muy cercano, estoy pretendo ser un caballero tal y como lo soy, pero si me llegan a atacar, entenderás que el derecho es defenderme. —Él sirve y disimuladamente le echa unas gotas a mi copa, me alcanzó a dar cuenta y espero que Mario no se vaya, él me puede estar salvando de un descontrolado. —Claro entiendo —digo nerviosa, y trato de agarrar la copa que está sin esa sustancia que quién sabe qué demonios es, él me pasa la que eligió, me afana con sus manos para que beba. Daniel se agacha para tomar una fotografía, mi rostro de desespero alarma a Mario, él llega dando solo dos pasos. —¿Qué le pasa idiota? Sabe que por aquí muy cerca de mí ya huele a formol, deje de meterse en lo que no le interesa ¡lárguese ya! —Daniel grita a Mario de una manera que hasta a mí me aterra, como pude caer en mis propias trampas. —No sea tan ridículo, que falta de clase, de que hueco de mala muerte sacaste a este insípido que solo busca ser un manilargo. —Mario levanta a Daniel sosteniéndolo de la camisa, y lo aprieta mi presión está subiendo y bajando, le suplico a Mario para que lo suelte, él lo lanza boca abajo contra el suelo, de inmediato Daniel sale del bar corriendo, dejando la valentía en el aire. —Eres un vasto, como se te ocurre maltratarlo así Mario. —Abro mi cartera y cuento el poco dinero que tengo para cancelar la cuenta, no me debe ni alcanzar tras del hecho no tendré ni con que devolverme a la casa. —Ay no, pues pobrecito Julia es un manilargo, antes me debes la vida, me cuesta pensar que te hubiera pasado si no te hubiera seguido, así te molestes tu bienestar es mi más fundamental placer, te lo gritare eres mi futuro, así que a mi amuleto de la suerte nadie la puede romper. —Él me rapa el bolso, lo cierra con mi dinero adentro y llama al mesero cancelando toda la totalidad, hasta deja propina, en verdad no entiendo porque me dice todo eso. —Yo le pagaré todo —hablo acongojada. —No me interesa el dinero, pero tú sí. Ahora si merezco ser escuchado, sin el temor de que me cacheteen —él habla, pues ya que me salvó me permitiré escuchar. —Entonces. —Me siento cruzada de brazos, no le daré ni la mínima confianza. —Mi papá se va hacer cargo de otros negocios, por lo tanto, tiene a dos postulados para ser los candidatos, mi primo y yo, creo que tú conoces a Miguel, ese reconocido y exitoso empresario, ninguno de los dos tiene una novia con bastante estabilidad para convertirla en su esposa, gozamos con amores pasajeros. Mi propuesta es que nos casemos por medio de un contrato en el cual yo sacaré mi beneficio que es ser el presidente y muy pronto dueño de la empresa, y tu un grande salario para que hagas lo que quieras, todo es solo apariencias, besos y agarrones de mano en público ¿Qué opinas? —él pregunta, me deja muda de inmediato. Todo esto me tienta, pues mi casa está hipotecada y ni guardando mi sueldo durante unos meses podremos salir de esta mala situación, no obstante, la crisis de alcoholismo de mi mamá debe ser tratada. —No me niego, eso es una locura. —Me levanto furiosa y él empuja mi brazo hacia él, quedando frente a frente, se acerca a tal forma que me envuelve y terminamos dándonos un beso, el más apasionado que mis labios pueden sentir, abro mis ojos y él solo sonríe, pongo mis manos sobre su pecho y lo empujó para no terminar de perder mi dignidad. —Te encanto, no me soltabas ¡Vamos! —Él estira su mano. —Para nada, no me persigas, me cuidaré de maravilla sola. —Salgo y me subo en el primer taxi que está estacionado, como pude caer, pero que no cante victoria, no me puedo vender tan poco valor tengo para desperdiciar mi futuro. Que me garantiza que esto solo va ser mientras le acolito la ambición a Mario, la codicia le tapa la visión a cualquiera.
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