Celine
Estaba nerviosa, quizás ansiosa también, pero por, sobre todo, la sensación que más predominaba era el miedo. Mañana me iría a Oxford y estaría por mi cuenta de alguna manera.
Realmente lo deseaba, pero jamás había estado sin mi familia más que algún fin de semana o alguna vacación que iba con mis tíos y tías. Por lo demás siempre hacíamos todo juntos, asique ahora pensar que no estarían conmigo cada día me daba un poco de miedo.
Pero tenía que crecer y estaba segura que esta era una experiencia única en la vida, además no podía echarme para atrás después de lo mucho que me había costado convencer a mi papá de esto. Meses rogándole y explicándole porque quería ir allí, recibiendo solo negativas de su parte.
Sé que, si pudiera, me tendría encerrada en la casa hasta que tuviera cuarenta, es algo protector conmigo, bueno, con mi hermano Max también, pero conmigo siempre lo fue un poquito más. La cosa es que cuando estaba a punto de perder todas las esperanzas, una tarde mi mamá se encerró con él en su despacho y diez minutos después tenía un departamento y un pasaje comprado.
Siempre sostuve que mi papá podrá ser poderoso e imponente pero la verdadera jefa era Amalia Altman.
Ahora estoy en mi cuarto con mis cosas en valijas y embaladas, mirando todo con nostalgia sabiendo que pasaran muchos meses hasta que vuelva.
Son casi las diez de la noche cuando salgo de ducharme, me pongo el pijama y la alarma, mi vuelo sale a las ocho de la mañana. Tengo demasiadas emociones en mi como para dormirme asique decido bajar a la cocina a tomar un poco de agua o quizás un té que me calme.
Todo está en silencio y con las luces apagadas, Max seguro ya está durmiendo, nunca aguanta hasta tarde cuando tiene futbol. Cuando estoy cerca de la cocina veo la luz prendida, me acerco sin que me vean y observo a mis padres.
Hacen esto cada noche.
Cuando el día termina y mi hermano y yo nos vamos a la cama, ellos se preparan un café y se quedan horas charlando sobre cualquier cosa, lo sé porque los he visto a lo largo de los años.
Los observo desde las sombras y a pesar de que vivo con ellos y lo veo todo el tiempo no deja de asombrarme la manera en que se aman. No lo he visto en nadie más y si alguna vez me enamoro realmente deseo que sea así de bonito.
Conozco su historia de amor de memoria y juro que están juntos desde tiempos prehistóricos prácticamente, pero mi papá la sigue mirando con el mismo amor y adoración desde siempre. Amalia es el mundo entero para Nicholas y no se molesta en ocultarlo ni un poco.
Obviamente tienen sus peleas y discusiones, pero son efímeras comparadas a las demostraciones de amor. Todavía mi papá la sigue invitando a citas, le trae flores cada día y cada año en su aniversario se van solos de viaje por un par de días.
Mi mamá se toma religiosamente cada tarde de viernes para invitarlo a merendar a su lugar preferido y no importa que cansada este o cuantas cirugías haya hecho, cada que papá llega tarde ella lo espera despierta con la cena lista para compartirla juntos.
Los amo y estoy agradecida de los padres que me tocaron porque mi hermano y yo solo crecimos con amor.
—¿Que hacen despiertos a esta hora? — entro y los dos se asombran de verme ahí.
—Tomábamos un café— me acerco al lado de mi padre y lo abrazo—. ¿Qué pasa princesa?
—Pensé que yo era tu princesa— se queja mi mamá para molestarlo.
—Ay dios.
—Oye— le digo a mamá—, Solo te lo presto porque eres tú, pero él es mío.
—Por dios— mamá me señala—. Él era mi esposo antes que llegaras tú, insolente— papá estalla en risa y tira de mamá hacia su otro costado.
—Ven aquí tú también— la abraza—. No peleen que tengo amor para todas— mi mamá y yo lo miramos con el ceño fruncido.
—¿Todas Nicholas? — se separa y le da un pellizco en el brazo—. No te pases de listo.
—Amalia por favor— dice mientras mamá sale de la cocina—, Solo era una forma de decir, tu eres la única mujer de mi vida... solo tú.
—Cállate Nicholas— grita ella antes de perderse por las escaleras.
—¿Ves lo que haces? — me rio—. Si claro, tu ríete que el que dormirá una semana en el sofá seré yo y ya estoy muy grande para eso.
Lo abrazo más fuerte, amo a mi papá y así como él es protector conmigo yo lo soy con él, siempre va a ser mi hombre favorito en el mundo.
—Papi, solo tienes que hacerle ojitos así— le muestro—. Y ella cederá.
—Sí, no creo que funcione conmigo— me quita un mechón de pelo de la cara y me hace señas para que me siente a su lado—. ¿Qué pasa princesa?
—No puedo dormir.
—¿Porque? ¿Qué pasa?
—Nada en particular— suspiro—. Quizás estoy ansiosa y emocionada.
—Pero es normal pequeña, estas a punto de emprender un capitulo muy importante de tu vida.
—Tengo miedo— confieso.
—¿De qué? — me mira preocupado.
—No sé, es la primera vez que voy a estar sola, sin ustedes y no conociendo a nadie en un país que tampoco conozco.
—Lini— me acaricia la mejilla con tanta ternura que quiero llorar—, es lógico que tengas miedo, tienes veinte, estas creciendo, aunque para mí siempre serás mi pequeñita, esto que estas a punto de vivir es parte de ese crecimiento y es normal— suspira—. Tu madre y yo, inclusive tu hermano estaremos siempre para ti sin importar en donde nos encontremos, si te sientes sola o de cualquier manera solo estaremos a unas horas y un vuelo de distancia.
—Papá...
—Ven aquí— se para y me abraza, me deja refugiarme en sus fuertes brazos, que son el lugar donde verdaderamente me siento segura—. Estarás bien, aprenderás muchas cosas, conocerás lugares increíbles y sabes que por cualquier cosa también puedes llamar a la tía Emily que estará encantada de recibirte.
—Lo sé— digo sin soltarlo.
—¿Quieres que te abrace un ratito más?
—Si por favor.
—Lo único por favor, no traigas un novio hasta que este mentalmente preparado para eso.
—Te lo prometo y tú serás el único favorito siempre
Se ríe, pero no me suelta, nunca lo hace y esto es una de las cosas que más voy a extrañar.