LA WEBCAM

CAPÍTULO 8 - EMANCIPACIÓN

Me fui de mi casa, renté una que Daniel me ayudó a conseguir, tenía el suficiente dinero para hacerlo, y pronto podría comprar una propia, seguiría estudiando y trabajando como siempre, con la libertad de no rendirle cuentas a nadie.

Se me ocurrió la idea de trabajar desde la casa, pero debía asesorarme primero.

Por fortuna no tuve que comprar estufa, pues la casa ya la tenía, compré mi cama inicialmente y ya con el pasar del tiempo pensaba adquirir algunos muebles más.

Llegué como todas las tardes al estudio y mi padre estaba allí esperándome, "¿Dónde has estado? Tienes que volver a casa ¡de inmediato!" me dijo a pleno grito delante de todo los que allí se encontraban, lo miré fijamente y le dije: "Lo siento padre, la decisión está tomada, no voy a regresar y no puedes obligarme, tengo un trabajo, como sostener mis gastos y ya alquilé una pequeña habitación, no permitiré que me obliguen a ser como mis hermanas".

Mi padre, bastante ofuscado se fue mientras me decía: "Está bien, puedes hacer lo que quieras, pero si regresas a casa encontrarás las puertas cerradas para ti".

No negaré que sus palabras me dolieron pero con mayor razón no pensaba regresar, les demostraría que podría vivir bien, hacer mi carrera sin necesidad de un hombre a mi lado.

Entré al estudio y me dispuse a trabajar, fue un día muy productivo y al terminar tuve una larga charla con Daniel, yo quería trabajar desde mi casa y solo con su ayuda lo lograría, me apoyó en todo ese proceso que duró alrededor de 20 días, hasta que por fin logré instalar los equipos que necesitaba, ahora todo sería más sencillo.

Mis padres no me volvieron a buscar ni a llamar, le pregunté a Daniel si habían ido a buscarme pero nadie se había asomado por allá.

Era increíble como prácticamente me sacaron de la familia por querer salir adelante y aunque me dolía su actitud, jamás les demostraría nada, solo que era capaz de conseguir lo que me propuse.

Ya en mi casa pude trabajar con mayor libertad, no estaba tan vigilada y podía arriesgarme a hacer cosas diferente sin miedo ni pena ante Daniel o mis compañeras.

Un día de charla con el anciano, me preguntó que veía algo diferente, que si había cambiado de lugar de trabajo, le dije que si y que me había ido de mi casa, le expliqué el motivo, a los tres días recibí una enorme cantidad de dinero de su parte, quise agradecerle pero pasaron meses en los que no supe de el, no se había vuelto a conectar, esto me tenia bastante intranquila, pero no tenia la forma de indagar.

Finalmente un día se conectó, se veía algo enfermo y le pregunté que le pasaba, resulta que tuvo un infarto y su recuperación fue muy larga, me pidió ayuda para encontrar a su hija, pues el doctor no le había dado mucho tiempo de vida, tal vez por lástima y agradecimiento también, decidí ayudarlo.

Pasé un poco mas de un mes buscando por r************* hasta que di con ella, inmediatamente informé a su padre para que la contactara y aunque le dijo que estaba cerca a morir ella no quiso hablar con él, solo le respondió con un "ok que descanses en paz".

Me dio algo de tristeza y no dejaba de pensar en mi padre, quería verlo pero mi orgullo no me lo permitía.

Ya había hecho lo posible y se rindió, durante los últimos encuentros que tuvimos me pidió que le diera mi nombre real, total, el ya pronto moriría y quería saber la verdadera identidad de la persona que según él, hizo mas amena su vejez y soledad; sé que lo tenía prohibido pero lo hice...

Cada día se veía mas enfermo hasta que un día ya no se conectó mas... Supuse que había muerto.

Llegué a imaginar una situación similar con mi padre, yo lo amaba pero mi manera de pensar no le agradaba... Y eso que no sabía en qué trabajaba realmente, eso si lo mataría, a él y a mi madre.

Muchas veces sentí el impulso de ir a la casa pero temía me rechazaran, todos los días le preguntaba a Daniel si alguien de mi familia iba a buscarme pero nunca pasó, me enteré de fiestas y celebraciones que hicieron, el nacimiento de mi sobrina, no la conocí, no supe cuando nació, si estaba bien...

Definitivamente me habían excluido y debía aprender a vivir con ello, no negaré que los extrañaba, pero siempre mi orgullo fue mas grande.

Cada día ganaba mas dinero, pero era poco lo que gastaba, quería comprar mi propia casa pero ¿Cómo justificaría mis ingresos? Eso me preocupaba bastante, sin embargo empecé la búsqueda de un lugar para comprar.

Seguiría encaminando mi vida hacia mis metas.