Narra Bianca: La piel se me eriza solo de escuchar sus palabras. ¿Cómo podría creer este señor que yo sería tan vil como él para aceptar una oferta tan desastrosa? Podré ser muchas cosas, pero no traicionera y no pienso caer en su juego. —Verdaderamente hay que ver que el ladrón juzga por su condición. Siendo usted un traidor, deberá creer que todos los somos, pero está equivocado. Como le dije antes, no tengo nada que escuchar de sus palabras. —¡Vaya! No dejes que el orgullo te aconseje, muchacho. A veces lo que muchos consideran traición, no es más que el merecido de algunos. ¿O acaso me dirás que tu padre se merece tu lealtad? Según he escuchado, te dieron un castigo inmerecido cuando mi hijo desapareció. Esta es tu oportunidad de vengarte, aprovéchala. Me sonríe con maldad y es o