Narra Alejandro: La enfermera que se hace llamar Nuria nos mira a Beatriz y a mí un tanto incómoda por la llegada de esta última. Con la mirada me pregunta si quiero quedarme a solas con ella, porque dado mi estado tan grave, seguro no querrá que nadie me importune, sin embargo, yo asiento, despachándola. —Gracias, Nuria, puede irte. No puedo negar que esta chica me hace sentir muy bien, como si tuviera un aura que emanara paz en medio del caos que es mi vida, y eso me agrada. Obviamente, no es en plan romántico, pero estoy seguro de que, si la hubiera conocido en otra circunstancia, ella y yo podríamos haber sido grandes amigos. Claro que, por muy bien que me caiga la enfermera, no la arrastraría al infierno que me ha tocado vivir, y menos consciente de que quizás sus intenciones no