Capítulo 8

1091 Words
Mi celo se volvía más doloroso conforme pasaba. El dolor y mis ganas de ser tomado hacían que mi mente divagara. Por suerte logré sobrevivir a un celo más y a otro más y mientras el tiempo pasaba mi miseria aumentaba. Poco a poco deje de sentir a Leyna y me preocupaba que no volviera a escucharla. Alrededor de cuatro meses después logré, por fin, obtener la aprobación de la directora para mudarme de habitación. El, ahora, hombre inmortal, me ponía nervioso cuando se encontraba cerca mío, odiaba tenerlo cerca y mientras menos lo viera yo me sentiría mejor. Me entregaron una habitación compartida por un licantropo Omega. La directora creyó que era conveniente ya que el era casi parecido a mi. En cuanto nos conocimos nos volvimos cercanos, había una fuerte amistad entre los dos. Ya que el Omega también era un lobo hembra teníamos muchas cosas en común. El celo de el era irregular y algunas veces había sido atacado por alfas de la institución. Afortunadamente mi celo era regular y tenía tiempo para prepararme. El poco tiempo nos volvimos buenos amigos. Me contó casi todos sus secretos y yo también le conté los míos. En poco tiempo este Omega se convirrio en mi mejor amigo. La directora supo hacer bien mi cambio de habitación y le estaba agradecido por eso. —Franz— Luther me llamo, me encontraba distraído en mis pensamientos ya que Leyna comenzaba a comportarse extraño. Yo reaccione y lo mire —¿Qué pasa? —Lo mismo me preguntó yo ¿Tienes algún problema? —No es nada— sonreí y seguí jugando con mi almuerzo, realmente no tenía apetito ahora. —Bueno, se que ocultas algo, pero no voy a presionarte para que me lo cuentes, hazlo cuando te sientas cómodo de hablarlo. Yo lo mire —Si— susurré. —Nuestro Mate...— Leyna hablo, así que eso me tomo por sorpresa. Mire a Luther y mi expresión fue de asombro —Es Leyna— sonreí felizmente. Él me miró y sonrió sin decir nada —Yo, debo hablar con ella. Te veo en la habitación.— me puse de pie y camine a la salida del comedor. Estaba emocionado, mi loba había vuelto a hablar. Esto era realmente increíble —Nuestro Mate se acerca— susurró y aulló de felicidad. —¿En serio eres tú, Leyna?— pregunté feliz. —Soy yo, Idiota— Ella respondió, al fin. —Me alegra volver a escucharte— la sonrisa no pudo desvanecerse. Sin darme cuenta me choque con uno de los alumnos. El ahora inmortal había obstruido mi paso —Nuestro Mate, Franz. Él es nuestro Mate. Bendita suerte la mia. No podía ser eso cierto. La sonrisa que mis labios tenían se desvaneció cuándo Leyna declaró aquello. —Yo, lo siento— susurré y lo rodee para poder huir. Obviamente no iba a aceptarlo. Yo no lo quería como Mate. En serio que aquella diosa me odiaba. —¿Qué haces? Debes poseerlo— Leyna trato de tomar el control, pero realmente yo no iba a dejarla cometer locuras. —No, Leyna. —Pero, es nuestro Mate— chillo. —Él es el mismo Mate que rechace. —¿Cómo es eso posible? Yo puedo distinguirlo y él no es aquel chico. —Pero lo es, Leyna y no vamos a poseerlo. —¿Por qué? —Porque es probable que nos rechace y no quiero perderte de nuevo. —Sufriremos más así— trato de convencerme, pero dijera lo que dijera no iba a hacerle caso. Entre a la habitación y me fui a recostar a la cama. Tenía que entender la situación y también el por qué Leyna lo había olido como nuestro Mate. Todo eso era un completo dolor de cabeza y estaba seguro que en el futuro se complicarían las cosas. No podía rechazarlo, ya no quería erir a Leyna, pero estaba seguro cien por ciento que el me rechazaría si yo le confesaba que la diosa nos había unido de nuevo. —Mierda— susurré. Me gire en la cama y cerré los ojos para pensar más profundamente —Entonces ¿No lo reclamaremos como nuestro? —No— dije seco. —Entonces ¿Qué pasará? ¿Serás un lobo solitario por el resto de tu mísera vida? Franz, tienes que tener a alguien que te ayude con tú celo. —Puedo controlarlo. Mi celo no importa ahora. No quiero lastimarte de nuevo cuando ese hombre nos rechace. —Entiendo, ya no insistiré más — susurró —Aunque por cierto te extrañe mucho— dijo feliz. —También te extrañe. Leyna— mostré una sonrisa para ella. —Eres lo único que me importa ahora. —Si, como sea. Tengo hambre. —Lo siento, Leyna. Yo no como el de almuerzo. —Idiota— ella susurró. —Ire a conseguir algo para comer— me levanté de la cama y me coloque las pantuflas. Luego camine al pequeño refri y saque un pedazo de pizza que Luther guardaba para después. El dijo que podía tomar lo que quisiera en el momento que quisiera, así que estaba bien comerme su pedazo de pizza. Con Leyna de vuelta me sentía completo, nada me afectaría apartir de ahora porque solo seríamos ella y yo. O eso pensaba. Las cosas tienden a complicarse. Y todo se descontroló cuando mi celo llegó. No fue culpa de Leyna ni mia, simplemente mi cuerpo añoraba ser tomado por mi Mate. Sin planearlo llegó. Se volvió inestable cuando mi Mate apareció y también más doloroso de lo que ya era. Aún faltaban tres días para mi celo. Estaba preparándome para ir a la cabaña, pero por desgracia llegó antes y frente a Luther. Mi aroma comenzó a salir a montones, mi cuerpo llamaba a mi Mate. —¿Estás bien?— Luther se acercó a mi, ya que yo comencé a jadear y tratar de suprimir mi celo. —Mi celo llegó— susurré con dificultad —Ve con la directora y pide que llamen a mis padres. —Si— asintió y en seguida salió de la habitación. Yo trate de contener mis impulsos, pero conforme el tiempo pasaba me era más difícil y en un punto todo a mi alrededor se nublo y fui controlado por mi celo. Y entonces, cuando mi celo se calmo y recopere el conocimiento ya me encontraba en la cabaña. Me di cuenta que fui ayudado por alguien y por primera vez, las secuelas fueron menos dolorosas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD