Capítulo 7

1110 Words
Jamás en mi vida me había arrepentido de algo, pero ahora me arrepentía de haber roto mi lazo con el humano. Leyna desapareció y el dolor me inundaba cada vez más. No sabía cómo afrontarlo, no sabía que hacer para recuperar a Leyna. No había mucho que pudiera hacer realmente. Y entonces lo que menos deseaba que ocurriera llegó. Mi ciclo de calor apareció de la nada. No ahora, no cuando no había alguien que pudiera ayudarme con ello. No solo tenía que soportar el dolor de mi interior, sino que también tenía que soportar el de mi celo. —Mierda— susurre, mientras trataba de suprimir mi calor. Está vez mi celo era diferente y podía sentir que me quemaba por dentro. Y en un punto perdí toda razón de mi, estaba seguro que mi cuerpo necesitaba a aquel que lo había consolado anteriormente. Mi mente se nublo y lo que hice después estaban bajo el control de mi sed de ser ayudado. (...) Mi celo duro más de lo normal, está vez superó el dolor y mis padres tuvieron que aislarme porque mi aroma se salió de control y atrajo a varios alfas de alrededor. Yo solo anhelaba ser sostenido por el humano, pero el ya no estaba más a mi lado. Logré pasar mi celo y pronto todo volvió a la normalidad. El humano desapareció y nisiquera Beatriza sabía en dónde se encontraba. Rompí mi lazo con él, ahora ya no debía importarme su vida, pero en el fondo me preocupaba por él. Él no volvió a parecerse por la habitación y tampoco por la escuela. ¿Había huido? ¿En verdad le había roto el corazón? Pero un día él volvió, totalmente diferente y convertido en un inmortal. Era totalmente otra persona. Esa mañana me levanté con normalidad y me aliste para ir a clases. Ya que el humano no había venido en los últimos meses la habitación paso a ser prácticamente mía. Podía tener la libertad de moverme por dónde quisiera y hacer cuánto yo quisiera. Tome mis cosas para ir a clases y al abrir la puerta me encontré con alguien, una persona, el humano. No, ya no era más el humano, ahora simplemente era Rudolf, convertido ahora en un inmortal. Me quedé estatico por varios segundos y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Cuando reaccione desvíe la mirada y lo rodeé, ignorando por completo que se encontrará frente a mi. Había algo que cambio en el y del cuál me hizo poner nervioso. Su aroma era dominante y a pesar de que es desagradable para los licántropos, para mí fue hipnotizante. No le di la mayor importancia y solo camine hacia el aula. Pero su rostro y aroma se paseaban por mi mente y no me dejaron concentrar en las clases. Al término de las clases quede súper exhausto, así que decidí volver al aula. Entre y me avente a mi cama, así descansaría. En un punto me quedé dormido. Cuando desperté el, ahora inmortal, se encontraba en su cama, recostado y sin hacer nada más. Yo solo tome mi celular y salí de la habitación, me dirigí a la cafetería y fui a comer algo, ya que tenía demasiada hambre. Luego de un rato todos los que estaban ahí presentes comenzaron a cuchichear y a mirarme. Todos hablaban sobre lo que había hecho y tambien hablaban sobre lo sorprendente que era Rudolf. Termine de comer y volví a la habitación. Ellos siempre hacían ese tipo de comentarios y me molestaba que yo estuviera en ellos, así que solo los ignoraba y lo dejaba pasar. Al volver me di cuenta que el humano aún se encontraba ahí, le di la menor importancia y comencé a hacer mis tareas pendientes. Entonces recibí un mensaje de mi mamá. "Recuerda que tú celo se acerca, debes tener cuidado" Ya que yo siempre me olvidaba de eso mi mamá tenía que recordarmelo. Desde que rompí mi lazo con el humano mi celo se volvió inestable y en verdad perdía el control sobre mi. Por otro lado Leyna no volvió a hablar conmigo, sabía que estaba ahí porque aún podía tomar control sobre mi, pero ya no sostenía palabra conmigo. "Gracias por recordarme, iré a la cabaña cuando sea el momento" Teclee y envié. Di un suspiro y dejé de hacer mis tareas. Ya que mi celo se acercaba tenía que ir a notificar al supervisor para que avisará a mis profesores sobre la situación. Me puse de pie y salí de la habitación. Me dirigí a la supervisión y toque la puerta —Adelante— hablo el hombre. Yo abrí la puerta y entre, luego me senté en la silla. Mire al supervisor —Yo tengo que ausentarme— hablé con nervios, en serio que ese hombre me ponía nervioso. —¿Es tú celo de nuevo?— pregunto mirándome. —Si— asentí —Por favor avisé a mis profesores sobre el asunto, me iré por la mañana. —Ests bien, saluda a tus padres por mi— me miró y entrego una sonrisa. —Si, les daré el saludo— me puse de pie —Agrazezco mucho su ayuda— acomode la silla en su lugar y luego me retire de la oficina. Volví a la habitación y fui al escritorio a terminar de hacer mis tareas. Luego, cuando termine aliste mis cosas y salí de nuevo. Ahora tenía que ir a la cabaña. Está le había pertenecido a mi padre y ahora era un obsequio que él me había dado. Él dijo que yo podía hacer cualquier cosa que deseara en ese lugar. Ya que pasaría ahi los últimos cinco días tenía que comprar alimentos y bebidas. Tome rumbo al supermercado de la cuidad. Compré todo lo necesario y luego fui directo a la cabaña, sin distracciones ni obstáculos por el camino. Una vez llegue coloque las llaves sobre la mesa y lleve la comida a la cocina. Asegure la puerta y comencé mi largo ciclo de calor. Siempre me cuestione solo una cosa ¿La diosa luna me entregaría otro Mate? Aunque ahora ya no me importaba mucho quien fuera mi Mate, igual seguiría solo porque no pretendía tener a nadie más conmigo. También me cuestionaba ¿Mi vida se convertiría en una rutina como mi está mientras mi ciclo de calor llegará? No me molestaba, pero sería más fácil si alguien me ayudara. "Estoy en la cabaña ahora" Avisé a mi madre, ya que siempre me regañaba cuando no lo hacía. Podía sentir que mi calor comenzaba a salir. Mi celo se apoderaba de mi rápidamente y me hacía perder la razón completamente.
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