Capítulo 10

1057 Words
El tiempo transcurrió. Habían ocurrido bastantes cosas desde que mi nuevo Mate había aparecido. En primer lugar: Leyna. Mi loba se comportaba extraña cuando Rudolf estaba cerca, siempre trataba de tomar el control, pero yo no le permitía hacerlo. Mi ciclo de calor seguía ocurriendo, como normalmente lo hacía. Siempre iba a la cabaña y permanecía ahí hasta que este terminara. Pero últimamente era ayudado por alguien para aliviar mi celo. Aún no descubría quien era ese sujeto, pero inventar soluciones a mis problemas se me daba bastante bien, así que idee un plan para atraparlo con las manos en la masa, así no podría negar su crimen y poder condenarlo por las leyes de la diosa. Fui a la cabaña y coloque cámaras de seguridad por todo el lugar. Era sencillo. Las cámaras grabarían el lugar por donde el hombre entra y también el rostro del mismo. Bendita tecnología. Después de instalar todas las cámaras de seguridad fui a casa de mis padres. Mi madre se encontraba preparando algo de comida junto a mi padre. —Hola, hijo— saludó mi madre. —Hola— saludé y subi a mi habitación. Tome mis cosas y volví a bajar. —¿Estás preparándote?— pregunto mi padre. —Si— dije acercándome a la cocina y metiendo un par de manzanas dentro de mi mochila —Hoy atraparé a esa rata— mire a mi madre y me acerque a él —Te quiero, madre— luego me gire a dónde mi padre se encontraba —Te quiero, padre— me di la vuelta y salí de su casa. Camine por el bosque hasta llegar a la cabaña. Una vez llegue asegure la puerta y fui a la habitación. Me avente a la cama y me puse a revisar mis r************* . Según mis calculos el intruso llega cuando mi celo está en su máximo punto, en ese punto mis recuerdos son borrados. Él lo sabe muy bien, así que me ataca cuando me encuentro completamente indefenso. El calor comenzó a salir, eso significaba que mi ciclo de calor había comenzado. También significaba que el intruso llegaría pronto. (...) Una vez mi celo termino y volví a mis sentidos me di cuenta que el acosador me había ayudado de nuevo. Pero por suerte ahora tenía evidencia. Las cámaras lo habían grabado, ahora podría acusarlo y hacerlo pagar por lo que hacía. Abrí la aplicación desde mi celular y comencé a revisar. Entonces me di cuenta que la diosa estaba en mi contra. Las cámaras grabaron lo que no quería que pasara. Y es que mi destino no podía estar peor. Al ver aquello decidí cerrar la aplicación y salir corriendo de la cabaña. Mi ritmo cardíaco estaba al tope, mi respiración estaba agitada. En verdad mirar aquello me había impactado demasiado. ¿Cómo era que yo había abierto la puerta de la cabaña así como así? ¿Tan desesperado me encontraba de ser ayudado? Aunque ese no era el problema realmente. Solo era una minúscula partícula del problema. ¿COMO PODIA EXPLICAR QUE EL ACOSADOR ERA MI MATE? ¿COMO EXPLICARÍA QUE ERA RUDOLF QUIEN ME HABIA AYUDADO TODO ESTE TIEMPO? ¡ESO SIMPLEMENTE ERA UN GRAN PROBLEMA! ¡MIERDA! ¡NO DEBÍ HABER DESCUBIERTO ESTO NUNCA! Ahora solo debía dejar pasar esto y hacer como si nada hubiera pasado. Esto me traería problemas en un futuro y debía poner más protección a la cabaña para dejar de arriesgarme y así impedir que él viniera a ayudarme. Simplemente corría el riesgo de marcarlo y eso sería un verdadero problema para mí. Solo seguí mi camino, con esa presión en mi pecho y con la vista borrosa. ¿Que me pasaba? ¿Era estrés o algo? Mientras más caminaba mi vista se oscurecia y mi velocidad disminuía. Entonces en un punto perdí la noción y caí inconsciente. En medio del bosque, mi cuerpo permaneció tumbado, sin alguien que viniera a mi auxilio. La blanca nieve caía sobre mi, cubriendo mi cuerpo de una liviana capa de hielo. Bueno, no era tan malo al final. Si moría me liberaría del problema, todo se resolvería. (...) Desperté nuevamente. Ahora estaba recostado sobre una cama desconocida. Alguien me había ayudado a no morir congelado. Me levanté y revise la habitación, era enorme y tenía la extraña sensación de haber estado en este lugar antes. Solo fue cuestión de tiempo para descubrir que la habitación pertenecía a Rudolf. Me alarme, así que rapidente salí de la habitación e intenté escapar de su casa, pero mi huida se vio frustrada cuando el apareció. —¿A dónde vas?— pregunto por detrás de mi. Yo dejé de bajar las escaleras y me quedé estatico —Nuestro Mate— susurró Leyna. Permanecí en silencio, hasta que el bajo las escaleras y se posicionó frente mío. —Debo volver a casa— Susurré, mirando en otra dirección. —Tus padres ya están enterados de la situación, no te preocupes por eso. —No es eso, yo...— callé cuando su aroma llegó a mis fosas nasales. Mi nerviosismo incremento y estoy seguro que el pudo notarlo. Apreté el puño para resistir mi naturaleza. Él se acercó un poco más —No te contengas— susurró y su aliento rozo mi oreja, haciendo que mi piel se erizara. Levanté mi mano y lo aparte de mi —No se de que hablas— baje las escaleras por completo y camine hacia la puerta. Él caminó rápidamente y me tomó del brazo para impedir que saliera —No huyas de nuevo, por favor— susurró, en seguida me jalo a él y me abrazo. Al principio me negué a su abrazo e intenté liberarme, pero su abrazo era cálido y hacia sentir bien a Leyna. —Lo siento— comencé a liberar mis lágrimas —Lo siento, lo siento— Susurré en repetidas ocasiones. Él se soltó de mi y me tomo la mejilla, en seguida limpio las lágrimas que escurrían por la misma —No te disculpes, se que tenías miedo— sonrió. Las lágrimas no dejaron de salir. Solo permanecí en silencio, mirándolo a los ojos. Él se acercó a mi y me beso. Yo correspondí su beso. Era así, ya no me importaba lo que pasaría después. Solo debía disfrutar y seguir mis sentimientos.
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