Cuando era niña viví y crecí con mi abuela y dos tíos paternos en uno de tantos pueblos de Oaxaca, vivíamos en una pequeña casa de pueblo. Mis tíos y abuela eran sumamente católicos y en la casa eran una gran pieza, que era como la recamara en cada esquina, estaba una cama de cada uno en medio de la pieza, había una lámpara de gasolina para alumbrar toda la pieza por la noche y en medio de una pared un quinqué de petróleo, abajo del quinqui estaba una mesita con un radio de pilas que oíamos por las noches las radionovelas. Cuando entrabas a la casa había un pasillo y a los lados había dos piezas, del lado izquierdo estaba la sastrería de mi tío y luego enseguida la sala del lado derecho la gran recamara y, en seguida, la capilla. Después un gran patio y la cocina, detrás de la pieza grand