Creon movió los hombros para librarse de parte de la tensión que sentía, e hizo una mueca al notar una magulladura nueva. La reunión en el jardín con la salvaje de cabello blanco había ido igual de bien que la que había tenido lugar en la sala de transporte. Al final había logrado atarla y arrastrarla fuera del claustro mientras la mujer pateaba y gritaba maldiciones, jurándole que haría algo más que castrarlo cuando se soltase. Su simbiótico se había mostrado muy protector con la mujer, pero al mismo tiempo lo ayudó a capturarla.
La mujer había mirado a la criatura con tal expresión de traición que el simbiótico había huido en cuanto Creon la había encerrado en su dormitorio. El sonido de algo de cristal rompiéndose contra la puerta en cuanto la hubo cerrado le demostró que el mal genio
