Después de que Milo me besara y se fuera, las cosas volvieron a la normalidad. Oliver entró en la habitación de Milo y no dudó en subirse a la cama conmigo. Me reí mientras él se acurrucaba junto a mí. Oliver era muy cuidadoso de no tocarme bruscamente.
"Al menos pareces normal", dije riendo cuando sus manos recorrieron la curva de mi trasero.
"El resto también está normal, ángel", dijo Oliver.
"Sí, lo sé, lo sé, fue un día largo para ustedes", respondí.
Oliver y yo nos miramos cara a cara. Había puesto una película de miedo, pero la pausé para que todos pudiéramos verla juntos. La mano de Oliver pasó de mi cadera a agarrar mi trasero y me acercó más a él.
"Tú también has tenido un día largo", dijo acercándose lentamente a mí. Sus dedos se movieron por la parte trasera de mis pantalon
