José Alberto volteó inmediatamente y le dijo: — ¿Quéeee? Está loca señorita Paulina sí cree que va a usar mi carro de baño, está bien déjeme pensar y buscarle un sitio seguro para que pueda hacer sus necesidades. José Alberto comenzó a mirar a su alrededor y sólo había palmeras, matorrales y a unos cuantos metros, se veía la playa. Así que le dijo: — Puede meterse allí detrás de esa palmera que yo me quedo aquí vigilando. — ¿Pero allí? ¿Y usted mientras mirando? No gracias, prefiero aguantar. José Alberto le dijo: — Pues ese es su problema si quiere hacerse pipí en la ropa, ¿qué quería que le buscara un baño portátil? Paulina ya no soportaba un instante más las ganas, así que le dijo bajando la guardia: — Bueno está bien, pero póngase de espaldas y tápese