El anciano luego de enterarse que José Alberto y Paulina eran los encargados de inspeccionar su terreno, los invitó a que se quedaran en su casa hasta que arreglaran el puente para así poder regresar a la ciudad. Estaban muy relajados tomando una limonada helada en la terraza de la casa, mientras el anciano les contaba anécdotas de su vida. Habían podido cargar el celular y en la casa del anciano llegaba la señal completamente, por lo que Paulina pudo por fin llamar a su madre y avisarle que se encontraba en perfecto estado. Susana se encontraba en la casa tomando un té que le había preparado Irma, y cuando vio que su celular estaba sonando, salió corriendo a atender la llamada porque estaba esperando que Paulina se comunicara con ella. Cuando miró la pantalla del celular y se dio cuen