Una llamada no deseada Paulina y José Alberto en vista de que no lograron encontrar a alguien que los pudiera auxiliar no les quedó otra alternativa que pasar la noche durmiendo dentro del auto. Había amanecido, estaba haciendo mucho frío y por supuesto estaban hambrientos. — Buenos días dormilona, despierta que ya amaneció. — Le dijo José Alberto , tratando de despertar a Paulina , la cual estaba durmiendo plácidamente en la parte de atrás del carro. Al cabo de unos minutos por fin abrió los ojos y dio un bostezo tan grande que José Alberto la miró y le dijo bromeando: — Me vas a tragar dormilona, llevo rato esperando a que te despiertes, no puedo creer que hayas logrado dormir tan plácidamente como si nada estuviera pasando. — Buenos días gruñón, pues sí, tengo esa ca