Al abrirlo, no sabía cómo reaccionar y su mirada se volvió a los ancianos, quienes lo miraban con interés. — No… tiene nada, las hojas están en blanco. ¿Qué es lo que quiere que mire? —
— No era lo que esperábamos… — respondió el quinto anciano mientras analizaba.
— Definitivamente no funcionó… — dijo el segundo anciano con desilusión.
— Tal vez no fue elegido por el bosque o el alma de la reina — agregó el tercer anciano.
— Creo que nos precipitamos antes de sacar conclusiones de lo que realmente sucedió — cuestionó el primer anciano.
Calibán no entendía nada de lo que estaba pasando, qué era lo que no funcionó, qué era lo que esperaban de él o si hablaban del libro. — ¿Me pueden explicar qué es lo que quería hacer? —
El ambiente era misterioso y la cara de los ancianos no ayudaba a la confusión de Caliban. El primer anciano se tomó la molestia de explicarle lo que realmente trataban de hacer. —Ese libro es de la r**a de las hadas, conocida porque en él guarda encantamientos muy poderosos, como el control del tiempo, de las estaciones, de viajar en otros tiempos y mundos, y sobre todo… regresar la vida a cualquier criatura. —
Ante tales palabras, Caliban estaba fascinado y el interés crecía más; realmente, la r**a de las hadas tenía tanto poder. El cuarto anciano no se quedó atrás y también se unió a la conversación. —Las reinas hadas son guardianas de la naturaleza y de los reinos elementales —dictó con fascinación el cuarto anciano
—. Representan la conexión entre el mundo material y el espiritual, y actúan como intermediarios entre los humanos y las fuerzas mágicas. —.
Le sorprendía el conocimiento que tenían acerca de la r**a hada; no por ello eran los ancianos de la manada, pero para Caliban lo importante era saber que era realmente. —¿Y... cómo sé que tengo a una hada frente a mí? Solo por curiosidad, ¿cómo son? —preguntó lo más normal posible para no delatarse.
Los ancianos no tuvieron duda en responderle; era un tema que ellos mismos manejaban bien y, sobre todo, querían hablar de ello. A lo que llevaron a Caliban a sentarse y ellos lo rodearon. —Las hadas son seres de gran belleza, muy blancas, de colores muy hermosos en sus ojos y cabello...—
Era como si las estuviera las estuviera viendo; se imaginó cada detalle y, ante la fascinación que salía de la boca de los ancianos, Calibán estaba más maravillado. —Algunas son de tamaño normal, confundidas con las ninfas, pero no; ellas son guerreras de sangre pura, nacidas de sangre divina. Son hadas de gran fuerza y habilidades sorprendentes, una combinación perfecta entre la magia y la agilidad. —
— Otras son pequeñas y bonitas, de colores vibrantes, pero muy celosas de sus actividades.... Son nacidas de flores y árboles; son las encargadas de la artesanía y la crianza de las guerreras hasta que estén listas para el aprendizaje —dijo el tercer anciano detrás de Calibán.
—Hay unas que son adorables y tiernas, son un amor en persona, son pequeñas y muy curiosas, sobreprotectoras de los animales o cualquier criatura.....Pueden comunicarse con los animales, hablar con las plantas y árboles, son muy sensibles, pero son un amor, aunque demasiado territoriales con su entorno y otras, dependiendo de su elemento —. Argumentó el segundo anciano con una sonrisa.
—Y por último, las reinas, son como una mujer humana, pero de gran belleza… Yo tuve la oportunidad de conocerla en persona una vez cuando aún era joven… Resalta entre todas las hadas; su presencia majestuosa y porte te dejan cautivado....No hay ser que no se enamore de ella —dijo el primer anciano.
El primer anciano describía con sus propias palabras la apariencia de la reina con un brillo en sus ojos, como si nuevamente la estuviera viendo. A lo que los demás ancianos rieron, pues el primer anciano se había vinculado con una reina hada, pero esta lo rechazó como su pareja.—Su cabello es largo y fluido, como una cascada brillante de oro, plata o color iridiscente que cambia con la luz del sol.....Sus mechones parecen estar hechos de la luz de las estrellas o de suaves hilos de seda.— suspiro el primer anciano.
—Sus ojos son especialmente cautivadores, a menudo comparados con gemas resplandecientes como esmeraldas, zafiros y amatistas. Reflejan sabiduría ancestral y un profundo conocimiento del mundo natural.— Lo decía con tanta ilusión y deseo, soltando suspiros.
—Su piel es pálida y luminosa, como si estuviera iluminada desde dentro.... A veces, tiene un suave brillo que recuerda al rocío matutino sobre las hojas. Sus vestidos parecen estar tejidos con hilos de luna y sol, y esas alas grandes y transparentes, semejantes a las de una mariposa o una libélula, emiten delicados destellos de colores y una suave melodía cuando se agitan—
Los demás ancianos se reían disimuladamente; era gracioso ver al más respetado y temido primer anciano comportarse de esa manera. Sin embargo, al ver ese brillo en sus ojos y esa sonrisa amplia, prefirieron no decir nada.
Calibán se mantenía concentrado, escuchando cada palabra y cómo el primer anciano parecía un joven cachorro enamorado. La forma en que cada palabra salía de su boca con tanto anhelo era difícil de creer. —Oooohhh, y su aura irradia una calma y paz… Su presencia es tranquilizadora y llena de gracia, evocando una sensación de reverencia y admiración. Su risa es como el sonido de un arroyo cristalino, y su voz, suave y melodiosa, tiene el poder de sanar corazones—
Eso hizo que Calibán se pusiera a pensar, pues ya tenía una idea al respecto de ella, que era un hada. Sin embargo, ante la descripción del segundo anciano, que era tal y como era, el hecho era que no tenía alas, y las hadas son conocidas por tenerlas. —Y todas las hadas nacen con alas o después les crecen—
— Creo que Depende de su línea de sangre y labor… Eso es lo que sé al respecto… Jamás se ha visto el nacimiento de una hada — respondió el cuarto anciano.
Ahora estaba confundido, pensando en cómo es que no tenía alas. Después de mucho pensar, Caliban recordó que Adelina había utilizado magia para ocultar su apariencia y aura, así que imagino que también había hecho lo mismo: ocultar sus alas. — Entiendo… Realmente la r**a de las hadas es interesante, nunca imaginé que también fueran tan… hermosas —
Por un momento, se perdió en sus pensamientos. Había encontrado la solución a la infertilidad de su manada, de todos; en su mente estaba que era la salvación, y cuando trató de abrir la boca para hablar, sus palabras no salían. Eso lo asustó; era como si su voz desapareciera, como un mudo, y eso lo aterrorizó.