Disputas

649 Words
~ NARRADOR ~ Dominie Von Drakenrg Shadowborne, rey de los vampiros, es un ser de apariencia majestuosa y terrorífica, combinando el aura regia de la nobleza con la oscuridad y el misterio del mundo vampírico. Su piel tiene un tono casi marmóreo, que resalta su naturaleza inmortal. Sus ojos, de un color intenso y un profundo rojo, son capaces de hipnotizar a cualquiera que se atreva a mirarlos directamente. Su traje, confeccionado con material lujoso de terciopelo y seda, es de colores oscuros como el n***o. Su presencia es magnética e imponente. Irradia un aura de poder sobrenatural que puede hacer que su entorno se sienta frío y silencioso. Su voz es profunda y seductora, capaz de influir y manipular la voluntad de los demás. Su figura, una mezcla de lo sublime y lo siniestro, es una entidad que encarna tanto la elegancia de la realeza como la ferocidad de la oscuridad. Tiene una figura esbelta y atlética, que proyecta una sensación de gracia y fuerza inhumana. Su postura es siempre erguida, con un aura de autoridad que exige respeto y atención. Sus rasgos faciales son afilados y perfectamente simétricos, casi como si hubieran sido esculpidos en mármol. Su cabello es plateado y bien peinado en todo momento, y esas manos tienen dedos largos y uñas muy bien cuidadas. Este reino es liderado por un poderoso y antiguo vampiro, bajo el cual se encuentran consejeros líderes regionales, cada uno encargado de supervisar diferentes territorios y asuntos. Los Ancianos, los Senescales, los Emisarios y los Neonatos, cada m*****o tiene un papel esencial que mantiene el equilibrio y la prosperidad de su sociedad inmortal. El frío invierno golpeaba el castillo of the eternal shadow; la nieve caía por montones, pero nada fuera de lo normal para los habitantes de este lugar. El silencio gobernaba aquel lugar más que los claros disgustos que salían de la boca del rey en aquella sala. El problema era la disputa entre el reino de los licántropos y el gobierno de los humanos, ya que antes lo hacían las hadas, antes de su extinción. El antiguo rey licántropo tomó la responsabilidad del reino humano hasta la fecha, junto con el actual rey. Hasta ahora, la corte no podía hacer nada sin pruebas que confirmaran el derecho del reino vampírico sobre este. Solo tenían en mano cartas escritas por la antigua reina hada, las cuales intercambiaban con Dominie. No eran pruebas suficientes para ello, y más siendo seres que veían a los humanos como fuente de alimento y nada más. No era aceptable dejarles el cuidado y protección de los humanos. Los Ancianos, con su experiencia invaluable para la toma de decisiones, mantienen el equilibrio en la corte. Son respetados por su antigüedad, y sus poderes superiores dieron una opinión diferente. — Es mejor mantener la paz tal y como está... Lo principal, su majestad, es evitar conflictos, y lo importante es fomentar alianzas que beneficien al reino — habló uno de los emisores, el marqués de Montgat. Todos estaban de acuerdo, incluso los Neonatos; para ellos, habían luchado por mil años por el derecho sobre la humanidad. — Ya es momento de centrarnos en asuntos más importantes para el reino, su majestad — dijo uno de los ancianos, Vicent de Velaine, tratando de que el rey cediera, pero él no quería, no podía. Él había prometido que cuidaría de la humanidad por su amada, quien había dado la vida, aunque los detestara y los odiara, ya que, para él, por su culpa había muerto aquella que aún amaba. Los emisarios encargados de las relaciones con otras cortes o comunidades tenían una habilidad vital para negociar y mantener la paz, lo cual es fundamental para la estabilidad de la corte. Ya no sabían qué más hacer; fueron ellos quienes dieron ideas de que las cartas eran pruebas suficientes para ganar el derecho, pero para los licántropos, no.
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