¿Cuál es la diferencia?.

1017 Words
Mi pequeño corazón latía rápido; estaba nerviosa y asustada de que esto me metiera en problemas y no sabía qué hacer. Además, no podía mentirle. —Sí, somos amigos… Pero… es que… No... No es que te oculte… Simplemente, mamá me pidió que no dijera nada y yo no puedo romper promesas… —dije en voz baja y avergonzada. Al verme y escucharme, su mirada se ablandó y comprendió, pero eso no quería decir que su curiosidad quedaría así. Con delicadeza, tomó mi mano y le dio un apretón. —Escucha, linda, no te voy a presionar, solo que es extraño que una niña de apariencia humana tenga tales habilidades.....Puedes controlar la naturaleza, puedes comunicarte con los animales y ellos te entienden....Pudiste entenderme sin ningún problema en mi modo bestial y, sobre todo… — Todo eso era una clara señal de que no era humana para él. Entonces, fue mi amigo para saber la verdad. No sabía cómo sentirme, si traicionada o triste. Más, agaché la mirada; quería llorar y, al verme, Caliban llevó su mano a mi carita y la levantó para que lo viera. —Aún no he terminado, linda… Vives en este bosque donde los humanos y las criaturas no pueden entrar sin sentir una vibra pesada y asesina. Ese día se desvaneció cuando te vi… Sé que no eres mala, aunque tu aura es muy extraña y no puedo identificarte… Pero quiero que sepas que siempre seré tu amigo y quisiera que tú me tuvieras un poco de confianza, así como yo te tuve a ti— No sabía qué hacer, si realmente era buena idea decirle o no, pero él me contó de su vida, de su manada. Me sentía entre la espada y la pared; le prometí a mamá que no diría nada a nadie para protegerme. —Yo… Es que… No sé… cómo explicarte —murmuré. Calibán no tuvo corazón al verme con mis ojitos llenos de lágrimas, que me llevó a sus brazos y me abrazó dándome caricias en la espalda. — Está bien, linda… Perdón, no quise hacerte sentir mal… Solo tengo dudas —. —Es que no sé lo que soy… Mamá me dijo que me ocultara porque tenía que protegerme — respondió contra su hombro. —¿Cómo no vas a saber qué eres? A ver… — me alejé de su hombro y me senté al frente de él, secando mis lágrimas con un pequeño pañuelo — si me explicas un poco, tal vez yo te pueda ayudar —. Era cierto, podía ayudarme; además, él ya demostró que podía confiar en él. Me calmé y respiré hondo. — Te voy a mostrar… Pero me prometes que no le dirás a nadie —. El asintió feliz y le creí, pero no era suficiente; tenía que prometerlo con palabras. — Dilo… promételo que no le dirás a nadie de mí… o de lo que te diga—. Calibán se rió, pero al verme seria, lo tomó como algo serio. Se aclaró la garganta y levantó la mano en señal de promesa. — Yo, Calibán Vukasin, doy mi palabra de no decirle a nadie de lo que vi y escuché…—. Solo así me sentía tranquila y solté un suspiro. Me quedé un momento en silencio, levanté mis manos por mis orejas y luego quité el encantamiento que ocultaba mi aura. Mi corazón latía como loco; no podía verlo a los ojos por miedo a su reacción, pero al escuchar un silencio, alcé la mirada a él, quien estaba en shock. — Entonces… ahora sabes lo que soy —pregunté. —Yo... No... Sé que eres... Pero... —susurraba con incredulidad, sin poder dejar de verme. Vi que una de sus manos fue a su pecho, directo a su corazón, y de sus labios salió un jadeo tembloroso. —¿Cómo... es posible? No... puede ser— Ya no entendía nada. ¿Qué le estaba pasando? Me estaba preocupando; sus emociones estaban confusas. —Calibán... ¿estás bien? Necesitas ayuda— Llevé mis manos a su rostro, tratando de sentir si estaba enfermo, pero sus ojos me veían con un brillo; eran tan lindos y profundos. —Necesito... necesito que me digas... —jadeé—. ¿Qué me digas cuántos años tienes?— ¿Cuántos años tenía? No sabía, no tenía noción de eso; no creía que fuera tan importante. Me puse a pensar, recordando desde el día que vine al mundo, las estaciones que estuve. Conté con mis deditos y Calibán me observaba detenidamente, sin entender. —Mmmmmm... Bueno, ha pasado 600 primaveras... Creo. —dije mientras encogía los hombros. Lo que significaba que tenía 150 años humanos, pero mi apariencia era la de una niña de 5 años. Calibán no sabía qué decir al respecto. —Mierda… Esta bien, linda, ya entendí algo al respecto. Dejémoslo así…— Por su tono de voz, me decía que no lo estaba, mas sus emociones confusas de seguro ya no volverían a hablarme. —Ya… No vas a ser mi amigo, ¿verdad?— —No, no… digo, claro que sí seré aún tu amigo, solo me tomó por sorpresa tus orejas lindas y no entiendo por qué las ocultas si son… lindas—. Con curiosidad, llevó su mano izquierda a una de mis orejas y las tocó con delicadeza; en verdad eran lindas para él. —Tienes los rasgos de las ninfas y de los elfos, pero no eres ni uno de ellos, eso es lo que quiero saber— No era el único al respecto; yo también quería saber. Además, me dio curiosidad lo mencionado: había seres igual a mí. —¿Y cómo son ellos? ¿Cuál es la diferencia?— Calibán quedó pensando un poco y luego se acomodó, sentándose nuevamente a mi lado. — Bueno, las ninfas son jóvenes y bellas mujeres; sus figuras son de inspiración y la belleza se centra en la estética y la relación con su entorno natural.....Son guardianas de la naturaleza y, a menudo, son representadas como protectoras del entorno que habitan…—
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD