Casi que salgo canturreando de aquella oficina después de ese doble round con Adrián. ¿Quién lo diría? Tenía una buena resistencia, un excelente tamaño, un cuerpo de infarto y tenía una dulzura que aunque era extraña para mí, me gustaba. Me hacía sentir que era más experimentada que él, pero no creía que eso fuera posible siendo lo guapo y adinerado que era. Mi conclusión era que no era tan bueno controlando las sorpresas, lo que me daba una excelente ventaja. En otras noticias, Adrián me había asignado hacer varias estadísticas que no entendía muy bien o que no sabía hacer para ser más específicos. Sin embargo, los contactos lo eran todo en esta vida, por lo que ya estaba maquinando seducir a la señora Maira para que le hiciera un almuerzo especial a Jaime. Jaime era otro empleado mayo