Frederick estaba mucho mejor, pero por ninguna razón había permitido que Selene se fuera de su lado, por lo que, se había quejado de un falso dolor y molestia en su herida. El rey jamás imaginó disfrutar tanto de la compañía y cuidados de su prometida, por lo que, duraba minutos enteros detallando las facciones de la joven, mientras dormía al otro lado de la cama. —Su Majestad, ¿hace mucho despertó? —preguntó Selene al verlo sentado y acomodado contra el respaldo de la cama. —No hace mucho, mi Lady, sin embargo, me preguntaba el motivo de su ausencia —susurró él, palmeando la cama. Selene se sonrojó, sin poder evitarlo, tener a Frederick cerca de ella, siempre suponía una gran tentación en la que ella no había querido caer y no porque no lo deseara, sino porque Frederick necesitaba r