Henry no se quedó a comprobar lo que pasó con los bandidos, la caída la había revisado previamente y a su parecer, eran los metros suficientes como para que ninguno quedara vivo y si tenía suerte, los cuerpos se perderían en el mar. De un salto subió a su caballo y abandonó los dos caballos que cargaban el coche, en algún momento alguien llegaría a esa zona y él no quería estar por ahí cerca, además de que debía volver al castillo, junto a su tía y actuar como si nada extraño hubiera pasado. Para su beneficio, el paso en la carretera ya debía estar abierto, si era cierto lo que el campesino le había dicho anteriormente y en tres días habilitaban la mitad del camino, con eso así, llegaría mucho más rápido al castillo. Espoleó el costado de su caballo y emprendió la huida a toda velocida