El cuerpo de Selene se tensó como la cuerda de un violín, su corazón latió fuerte dentro de su pecho, como si fuera a salirse de su cuerpo, era la sensación más extraña que había experimentado, un desasosiego que no podía explicar al sentir su corazón retumbar como si fueran tambores. ¿Por qué tenía tanta mala suerte? ¿Por qué tenía Frederick que llegar justo en ese momento? El destino parecía confabulado en su contra, eso era. Eso tenía que ser, no había otra explicación. El universo la odiaba tanto que la dejaba en medio de aquella terrible situación. Selene intentó alejar sus manos de la cintura de Henry, sin embargo, este no la dejó, esa acción hizo que la sangre de Frederick hirviera en su interior y se congelara en el interior de Selene. —Suelta a mi prometida, Henry, y lárgate de