El camino que Selene había agarrado, satisfactoriamente, sí la llevó hacia una salida en la parte de atrás del palacio. Por los ruidos que venían del cuarto cercano y del que estaba separada solamente por una pared, supo que era la cocina y ahí estaban los guardias y trabajadores del reino, cenando al igual que lo hacía el rey, el príncipe y la invitada. Se apresuró, pero fue tan cuidadosa, que cualquiera que la hubiera visto, diría que iba levitando. Con los pies fuera del castillo, dio una última mirada para cerciorarse que nadie la había visto o la fuera a ver y salió corriendo lo más rápido que pudo, alejándose de la construcción, lo más posible. Selene llegó hasta la orilla del lago, había tenido curiosidad de verlo de cerca, caminó por su alrededor hasta llegar al puente de mader