Capitulo 3. Autoridad.

2755 Words
Capítulo 3. Autoridad. POV Magan Nowak. — Señorita Nowak, no olvide que usted vino con un oficial, eso me da la información que necesito saber. Me mantengo en silencio mientras me revisa las heridas, ya que no había notado el raspón en el muslo de mi pierna, me están sometiendo a una serie de exámenes que me parece exagerados para un simple chequeo médico de unas raspaduras. Me vendan la herida del brazo y me llevan a la camilla dónde me dejan sentada esperando al doctor que está buscando mis exámenes, puesto que estoy aquí puedo esperar esos resultados. Me estoy acomodando la camisa, abotonando los botones cuando veo entrar a un hombre muy guapo el cual identifico de inmediato, al verlo sin el pasamontañas se ve diferente, pero esa mirada jamás la olvidaría. — ¿Cómo te sientes? — pregunta acercándose a mí con determinación. — Bien, ¿Ya puedo irme o es que estoy bajo arresto?— Pregunto enarcando mi ceja izquierda. — A ver, ¿tienes más heridas?.— Se acerca tomando mi brazo y mi hombro. — No, no me…— Mi respiración se corta al verlo subir mi falda por la abertura hacia la herida de mi muslo que aún sangra. — ¿Tú no aceptas un no como respuesta? — Pregunto al notar la forma en que toca mi muslo. — No.— responde sin más. Pasa sus dedos por mi muslo acariciando de mí, haciendo que un suave jadeo salga de mis labios de manera involuntaria. — ¿Y bien? Ya me revisaste, ¿Puedo irme o me tendrás contra mi voluntad? — Le digo pasando saliva al notar su mirada fija en la mía sin cortarla en ningún momento, como si tratara de analizar mis pensamientos. — Te llevaré de vuelta. — Se aleja dejando un vacío en mi muslo dónde yacía su agarre volviendo mi respiración irregular. — No, ya hiciste mucho por mí, gracias. — Me levanto tomando mi bolso y salgo de la habitación caminando por el pasillo hasta la salida donde varios oficiales me miran intentar tomar un taxi. Los noto formarse y me volteo para verlo tras de mí, saca un pequeño control que activa el Ferrari n***o frente a mí. toma sin previo aviso mis caderas moviéndome hacia un lado para abrir la puerta del coche, dónde me acorrala. — Sube, te dije que te llevaría. — No tienes porque tomarte tantas molestias por un simple rasguño. — Le digo sin aliento mientras tomo su brazo que posa sobre mis caderas. — Sube. — Ordena nuevamente dejándome sin salida. subo al coche y él lo hace después de mi. De inmediato sale del lugar sin mencionar palabra alguna, conduce y yo no puedo evitar mirarlo de reojo, ¿Cuál es su problema? ¿Me va a secuestrar y me hará picadillo como hace con los mafiosos? La sensación aún sigue en mi muslo y no puedo evitar mirarlo, está concentrado en el camino, tan seguro de sí. Estoy tan sumergida en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que estamos a solo unas casas de la mansión, ¿Cómo demonios sabe dónde vivo? Lo miro y él me ignora acelerando para llegar y estacionar enfrente. — ¿Cómo demonios sabes dónde vivo?— pregunto al notar que me deja frente a mi casa. — De nada. — Responde sin más acomodándose en su asiento, apoya su brazo en la ranura de la puerta apoyándose de ella y me mira. — ¿De nada? No te agradeceré que me corran del trabajo por tu culpa, eres un imbécil arrogante. — Le doy a la Manilla de la puerta para abrirla y bajar, pero está atorado, cerrado, no lo sé, con él cerca no puedo ser razonable su prepotencia me saca de quicio. Se acerca a mí tomando mi muslo me hace detenerme del susto al intentar a toda costa abrir la puerta para bajar, se acerca a mí dónde su perfume penetra mis fosas nasales como una toxina que calma mi enojo, está muy cerca, tanto que siento que podría besarme y por alguna razón su mirada me hipnotiza de forma que no me permite reaccionar, siento como suena el seguro de la puerta y él la abre para mí alejándose con su mirada arrogante y una gran sonrisa burlona. — Yo como tú, tendría más cuidado como le hablas a la autoridad, la próxima no seré tan razonable. — ¿Próxima? Vete al infierno como sea que te llames. — Entonces nos veremos en el infierno Megan. — Conduce mojando mi ropa al conducir en medio de un gran charco de agua que hay en la entrada, ¡Por su puesto que sabe mi nombre! Si sabe dónde vivo no me sorprende que sepa todo de mí. Tomo aire y me acerco al portón el cual se abre al ver mi rostro por las cámaras, me adentro al lugar caminando por el jardín hasta la entrada de la casa notando que aún Marc no ha llegado, le marco y su celular está apagado, ¿Cómo se desaparece sin importar que su prometida en las horas que son no a llegado a casa? Respiró enojada y me adentro al lugar, subo a mi habitación tomando una ducha, cierro los ojos donde la imagen de ese hombre me llena de una sensación extraña deforma que me hace fantasear con sus caricias en mi muslo, haciendo que el dolor y el ardor de mi herida se convierta en placer. Abro los ojos tratando de sacar de mi cabeza esos pensamientos erróneos, ¿Qué estoy haciendo? Estoy comprometida con Marc y no puedo estar fantaseando con otro hombre. Salgo de la ducha adentrándome a la habitación donde me coloco mi pijama. Bajo a cenar cuando noto a Marc sentado en el sofá. — Marc, Estaba preocupada cariño, estaba en la clínica, te marqué y tú no respondes. — Lo siento, Megan cariño me quedé sin batería, ¿Estás bien? — Me hace enojar la tranquilidad en la que me habla. — Entiendo, no te importa nada. — No, no digas eso cariño, solo debo terminar esto para una junta de mañana, estás bien, y gracias a Dios estás en casa ya, no hagas un drama de esto, ¿Si cariño? Se levanta dejándome un pequeño beso en la mejilla y camina a su despacho, otra noche sola y me hace entender que no le importa nada lo que siento, lo que me haya pasado. Me voy a la cocina preparando un cereal el cual me cómo todo y subo a la habitación notando el sonido de la regadera que me indica que está en la ducha. Me siento en la cama revisando el correo cuando lo veo salir en toalla, tan guapo y sexi como lo caracteriza, sus enormes músculos de alguna forma hacen que borre mi enojo contra él, me levanto besando su espalda y él se voltea en mi dirección acariciando mi mejilla. — Lo siento, he tenido mucho trabajo, no quise ser desconsiderado. — Dice desatando mi bata. — No importa, estoy bien ahora. — Me besa en la frente mientras acaricio su pecho. — Que bueno cariño, me tranquiliza, Megan, estaré en mi despacho terminando un trabajo, espérame. — ¿No puede esperar? — Le digo en forma seductora quitando su toalla la cual me impedía ver su enorme m*****o, sonríe y se que si puede esperar. Me carga llevándome a la cama donde pasa su mano por mi muslo haciéndome retroceder con dolor. — Lo siento, ¿Te lastimé? — Solo es un rasguño, no pasa nada. — Le digo aún sintiendo un poco de dolor en la forma que maltrato mi herida — No, no quiero lastimarte, descansa.— Se levanta y solo puedo verlo salir de la habitación. ¿Qué demonios le pasa? ¿Su trabajo es más importante? Mi enojó esta por las nubes, tomo una almohada arrojándola a la puerta que termina de cerrarse. Me acomodo en la cama muy enojada buscando la manera de quedarme dormida. * — Déjame ver.— Me toma de la mano atrayéndome a su cuerpo, mi corazón late con frenesí al tenerlo cerca, carga de mí, llevándome contra la pared. — ¡Aaaaahs!.— Mis gemidos son involuntarios y latentes con ganas de más. Acaricia mi muslo herido de forma suave haciendo que el dolor se convierta en placer y cierre los ojos sintiendo mi zona humedecer por su tacto. — Hazme tuya… — Digo pasando mi mano por su rostro quedando en shock. — Nos vemos en el infierno Megan. * — No, no, no. — Abro los ojos al sentir las llamas quemarme, mi cuerpo tiembla por placer y puedo ver que es una pesadilla, Marc está dormido y yo soñando con que otro hombre me de placer, ¿Qué pasa conmigo? Me levanto para ir a la cocina por un vaso de agua sin poder borrar su mirada de mi cabeza, esa mirada intensa fija en mí que pudo callarme. Noto por el reloj de la cocina que son las 4 AM y está diluviando afuera, tanto que un trueno me asusta haciéndome gritar. Trato de calmarme y tomo el agua hasta el fondo, camino a mi habitación donde me siento unos segundos en la cama tratando de sacar la imagen mía en el infierno y los ojos de ese hombre el cual no sé ni su nombre. Paso la madrugada despierta, entre los relámpagos que me aterran, la noche oscura y el pensamiento de que no está bien pensar en otro hombre que no sea Marc y con esto me levanto de la cama para tomar una ducha, al estar en ella Marc llega y juega conmigo excitándome. — A noche no quise despertarte, perdóname por lo que pasó, tengo mucho en la cabeza, pero ahora solo quiero hacerte mía. — Entonces no lo pienses tanto.— Le digo correspondiendo a sus caricias. Me lleva contra la pared besando mi cuello mientras mete sus dedos en mi feminidad, se introduce en mí y empiezo a jadear con cada embestida, me siento increíble, quiero más y busco más de él, pero sin previo aviso él se viene y yo espero a que me lleve al estasis, pero se detiene. — Te quiero.— Dice besando mi hombro.— ¿Te viniste ya? Debo irme. — ¿En serio me está preguntado eso? No sé porque, pero no quiero hacerlo sentir mal. — Sí. — Es lo único que respondo. No sé porque siento que cada vez que tenemos relaciones necesito más, no soy fácil de hacerme venir y creo que aún él no lo descubre, la única manera de hacerlo es que yo haga el trabajo y sin embargo, hay momentos en dónde se viene primero y se pone tan sensible que me cuenta que vuelva a ponerse duro, quizás sea el hecho de que es la única experiencia s****l que tengo, no lo sé, tal vez sea así, al principio me devoraba como loco, sentía tanto placer que al temblar sentía infinitas sensaciones, ahora con tanto trabajo apenas tenemos sexo haciéndome sentir insatisfecha. Me cambio para salir y él lo hace a toda prisa. — ¿Nos vemos para la cena con tus padres? — Pregunta terminando de cepillar su cabello. — Sí, organizaré todo, tu tranquilo. — Está bien mi amor, te amo. — Besa mi hombro saliendo del lugar. Marc es un hombre de responsabilidad, le gusta ser cumplido y comprometido, si él dice que irá a algún lugar, lo hará, sin ninguna duda y esa es la razón por la cual me enamore de él, porque siempre cumple sus promesas. Me coloco un Jean ajustado a mi sexi y enorme trasero con una camisa corta que muestra parte de mi abdomen y una chaqueta a juego con unos tacones de plataforma cerrada, dejando mi cabello húmedo suelto. Salgo subiendo a mi coche que fue mandado a traer por Marc, dirigiendome directamente a la oficina donde al llegar todos me miran con preocupación y mi mejor amiga Tania corre en mi dirección para saber si estoy bien. — ¿Qué demonios te paso ayer que no llegaste a la junta? — Dice la peli roja con sus hermosas pecas en la cara y sus ojos avellanas fijos en mí. — Amiga, si te contará, no lo creerías. — Le digo entrando a mi oficina. — Por tu cara esto es bueno, por ello buscaré café y donas para ambas. — De coco. — Gritó al verla salir. — Lo sé. — Sonrió al verla, ya que ella sabe todo de mí y yo de ella, nos conocemos desde que entré a la secundaria y nos reencontramos en la universidad, ambas somos las encargadas de las empresas Lirios 1 y sede de Lirios 2, ella viene todas las mañana y organizamos juntas los nuevos planes para las ediciones. La veo entrar con una bandeja con dos tazas de café y donas. — Aquí estoy y espero que sea bueno, ya que me queme con la cafetera. — Conociéndote morirás al saberlo. — Vamos Megan, sin rodeos que en cualquier momento llega la jefa. — Bien, bien, ¿Recuerdas que salí en mi hora de almuerzo para ir a comer con Marc? — Si, si, como siempre lo haces con tu responsable novio, ¿Qué pasó? ¿Por fin tiene tiempo libre para ti? — Tiene mucho trabajo ahora es todo. — Le digo dándole un mordisco a mí dona. — Si, si, siempre excusándolo, ¿Me contarás o mi quemada quedará en vano? — Ayer al salir venía a toda prisa por la reunión con los directivos, me entretuve en mis documentos sin notarlo me detengo en el semáforo y soy arrollada al suelo por un imbécil con uniforme. — ¡Espera! Sé más clara no entiendo nada. — Un oficial del equipo de inteligencia, choco contra mí arrojándome al suelo, lo insulté sin darme cuenta de la herida en mi brazo que sangraba de forma exagerada, el imbécil no se disculpó y para colmo me envió a la clínica para que me revisaran deteniéndome contra mi voluntad, tocándome sin mi consentimiento, siendo tan arrogante y demandante, el tipo no conoce la palabra, “No” y además sus intensos ojos no salen de mi cabeza y....Y... — Siento mi enojo aparece al recordar el momento y trato de ser lo más explícita posible— Si no fuera poco sabe todo de mí, hasta donde vivo y yo no sé ni su nombre. — Me expresó sin darme cuenta de que la mandíbula de mi amiga está sobre el suelo. — Megan, ¿Te gustó el tipo? Solo mírate. — Noooo, ¿Qué tonterías dices? — Cómo es, descríbelo, quiero saber del hombre que domino a mi amiga, otro no hubiera podido acercarse ni a unos centímetros sin llevarse un buen puñetazo. — No me domino. — Descríbelo Megan. — Bien, bien, tiene ojos verdes oscuros con una mirada intensa, unos labios gruesos muy carnosos con una sonrisa sarcástica con buenos dientes blancos, cabello oscuro, corte que lo hace lucir como todo un chico malo con una tez clara y un sexy lunar en su mandíbula con un dorso muy bien desarrollado como un buen oficial que entrena duro, alto de 1,90 cm, sus brazos podría sostenerme con facilidad como si no pesará nada, muy autoritario el típico hombre malo con un carácter dominante con solo mirarme tiende a retarme, algo intenso, pero como el oficial que lo caracteriza un bombón esculpido detalladamente por los dioses, cuándo se quitó el pasamontañas para entrar a verme no pude evitar quedarme en shock, al igual que cuando tenía su mirada intensa en nuestro encuentro, me atrajo mucho, es como si intentará dominarme. — ¡O por Dios! Al fin escucho mis oraciones, mírate, estás babeando por el tipo y además lo describes perfecto, amiga mía, eres él, en versión mujer al describirlo sentí que te describirías a ti misma, esa personalidad demandante, pero mira nada más, de más de 18 millones de habitantes en la ciudad, él se tropieza contigo, es el destino sin ninguna duda, el amargado de tu prometido no cumple esas características. — Lo dices porque no se llevan bien. — Lo digo porque noto como corre tu baba, ¿O me dirás qué abrías dejado que te toque y te lleve a casa si el tipo no ocasionara algo en ti?
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