Salgo de la casa, y la veo sentada sobre la acera con sus manos sujetando su cabeza. Me acerco a ella lentamente, y la observo intentando entender si se siente mal, o es simplemente el impacto de la noticia lo que la ha puesto así. Con muchísimas dudas me siento a su lado manteniendo una distancia prudente y continúo mirándola, parece estar muy confundida. —Por favor perdóname ¿Quieres que llame a Amanda? ¿Te sientes bien? — le pregunto muy preocupado. Vera finalmente levanta su rostro y puedo ver que está cubierto por lágrimas. — No es tu culpa, tampoco es culpa de la pequeña. No tienes por qué pedirme perdón, y no, por favor no llames a Amanda ni a ningún doctor. No quiero hablar con nadie, solo quiero que tú y yo hablemos ¿Es verdad lo que dijo Tamara? ¿Tú y yo...? — me pregunta sin t