—¿Qué haces aquí, Jennie?— se interpuso en su camino.— Te dije que no era necesario que vinieras. — Y también dijiste que estarías en el hospital y mira dónde nos venimos a encontrar.— le sonrió.— Ahora, si me permites.— ella esperó a que el ciervo se saliera de su camino paciente.— Gracias, mi amor.— Min Seok la escuchó y tenía tantas ganas de arrojarle el gnomo favorito de Se Hun que se había quedado en el jardín en la cabeza pero pensó que aquello no le agradaría para nada al padre de su pequeño por lo que se contuvo.— Hola, Min Seok ¿Verdad?— sonrió brillantemente, en realidad, parecía como si todo en ella brillara.— Soy Jennie, la... — Esposa de Lujan.— Min Seok le devolvió la sonrisa sorprendentemente antes de extender la mano provocando que el ciervo tragara duro, lo conocía,