September esperaba impaciente que él dijera algo. Su angustia bajó tres puntos cuando lo vio sonreír. No estaba enojado, eso era una buena señal. Ace salteó los ajos y regresó la mirada a la mujer. De hecho le agradaba que ella pensara en él de esa forma, como para presentárselo a su abuela con dos semanas de conocerlo. Ace no quería sacar conclusiones apresuradas, pero iba por buen camino cuando involucraban a las familias. Así fuera una amistad, estaría agradecido por conocer a su abuela. No parecía una mala persona, ni alguien que quisiera hacer una sopa con sus órganos. Ace le sonrió a más grande a September, dándole esperanza.
—Estaremos encantados de ir a la casa de tu abuela —afirmó Ace al decirle que iría con su madre—. Aunque luzca como toda una empresaria millonaria, mi madre n
