2| La noche en que la conocí |

1543 Words
WILLIAM No sé en qué estaba pensando cuando acepté venir aquí, lo único que se ven son mujeres bailando en medio de la pista y hombres pervertidos que las desnudan con la mirada. Mi amigo y yo estábamos en un VIP, que tenía balcón desde ahí podía ver hacia abajo. — Ya quita esa cara viejo, vinimos a divertirnos – no se como después de trabajar todo el día tenía tanta energía yo está deshecho. — Tenemos la misma edad, si yo soy un viejo, tú también lo eres — yo me veía de 30 o quizá un poco más, pero el muy maldito si parecía de menos, siempre decía que es mi hermano menor. — No querido amigo, yo todos los fines de semana vengo aquí y consigo mi colágeno, por eso me veo así de guapo y sexy. — Yo creo que más que colágeno, necesitas un poco de humildad. — Bueno hoy me puedo follar a una de las meseras así quizá se me pega lo “humilde” — Dios ayúdame, este hombre solo piensa en coños — Ven a ver, es hora de cazar — No te da vergüenza sigues hablando hablando como cuando teníamos 18 años — me mira indignado — Soy un alma joven — un alma estúpida diría yo — Lo que eres es un viejo verde queriendo acostarse con cualquier muchachita, ¿no te da vergüenza? Tengo un poco de pena por esas niñas, ¡tienes una hermana! — Pena no, tengo un pene para ellas. Esas “niñas” como tu les dices, te podrían dar clases de como coger, te exprimen la polla hasta que … — ¡Suficiente!, ¿quieres ir a ver? pues vamos Después de mirar 5 minutos me fui a sentar, todo era lo mismo. No sabía como Alex había escogido a su presa entre tantas rubias. Todas parecían gemelas, cabello rubio con vestidos muy pequeños y escotes que dejaban ver demasiado, hermosas mujeres pero con esas ropas cruzaban la línea de lo vulgar. Aunque era viernes ya me quería ir a dormir, me sentía demasiado cansado, fui a buscar a despedirme de mi amigo pero no lo encontré, me volví al VIP y desde ahí me puse a buscarlo, seguro había bajado a buscar a su “chica” para hoy. Tomaba más y más bourbon, ya me sentía un poco más relajado. Buscaba a mi amigo con la mirada hasta que la vi. Una mujer preciosa, vestida de rojo, en un vestido ajustado a sus curvas pero no obsceno como las otras ella se veía delicada, con ese cabello castaño oscuro que caía hasta su cintura. Solo verla era un deleite para mis ojos. Se unió a un grupo de chicas y empezó a bailar, no podía dejar de mirarla, mis ojos recorrían su cuerpo armonioso. Mientras la miraba bailar la imaginaba haciendo esos movimientos sensuales solo para mi, con esas curvas perfectas que parecían ser peligrosas pero yo estaba dispuesto a correr el riesgo. Ella, una diosa en medio de tantos mortales, brillaba con luz propia. Acaparaba todas las miradas, su cabello castaño resaltaba entre tantas rubias. Sus labios rojos entreabiertos mientras bailaba, parecen una invitación para ir a besarla. La piel de su cuello se veía suave tanto que me gustaría aventurarme a tocarla, sus pechos, no eran grandes ni pequeños, pero eran redondos y del tamaño perfecto para su cuerpo, su cintura pequeña que controlaba los movimientos de sus caderas y cuando se giraba dejaba ver esa trasero redondo, en forma de un melocotón que definitivamente quería morder. — Willy, ¿estás bien? — mi amigo me sacó de mis pensamientos — Es William, no Willy ¿Qué pasó? — Tranquilo, parece que necesitas un chocolate… Cambie de idea, ya escogí a otra afortunada — No me gusta el chocolate, pero no se que tiene que ver. Dime ¿Quién es la víctima? — ¿Willy Wonka te suena?, el de la fábrica de chocolates, no me digas que no has visto la película. — Si la he visto por qué crees que no me gusta que me digan Willy. ¿Cuál es la nueva presa? — ya me estaba esperando — Te voy a sorprender, ella es la mujer más hermosa que he visto — seguí mirando hacia abajo no la quería perder de vista, hasta que ella camino a la barra por una bebida —¡oh mira ahí está! — señaló con su dedo hacia la barra — ¿Cuál? — pregunté con terror, no quería fijarme en la misma mujer que mi amigo. — La del vestido rojo — dijo con una sonrisa, habían dos aun tenia una esperanza — ¿La rubia? — cruzaba todos los dedos hasta de los pies. Espero no sea la misma, ¡ella no por favor! — No no, la de cabello oscuro, está en la barra, ya la mande a traer, seguro viene en un momento ¡No puede ser!. La única mujer que me ha gustado en muchos años, también le gusta a mi mejor amigo, ¿y como no?. Si ella es una Diosa. ¡Maldita sea!, ¿Cómo se lo digo? y ¿si no le digo nada?. Si ella es como una de las mujeres con las que él se acuesta, me decepcionaría mucho, pero yo también pensé en ella de forma lujuriosa. Mientras mi amigo esperaba por ella, como si tuviera alas, mi cuerpo empezó a avanzar por sí solo. Cuando me di cuenta ya estaba a unos centímetros de distancia de ella, quería tomarla por la cintura y llevarla lejos de aquí. Incluso lo estaba considerando, aunque fuera una locura, no podía permitir que mi amigo la manche de esta manera. Bailaba tan sensual que mi amiguito ya se estaba despertando a pesar de estar muy bien entrenado. Cuando ella se volteó y nuestros ojos se conectaron fue mi fin. Me perdí en sus hermosos ojos azules, que parecía que podía ver la profundidad del océano. Me acerque la tome de la nuca y apreté mis labios con los suyos. La bese con hambre, una que no sabía que existía en mi. Ella no se movía al principio, fue cediendo y luego me correspondió, me sentía en el paraíso. Con mi otra mano ajuste su cintura a mi quería sentirla lo más cerca posible. Nuestras lenguas empezaron una danza deliciosa, que me invitaba a pecar, rápidamente mi m*****o se puso duro como una roca, y al tenerla tan apretada a mi sentía que rozaba su abdomen. No quería dejar de besarla y parece que ella tampoco, soltaba gemidos ahogados por mis labios, así que seguí avanzando. Toque sus brazos, su cintura, pase mis manos sobre su trasero y la apreté más a mi. Sentía ese roce delicioso de su cuerpo encima de mi polla, quería levantarla y llevarla lejos de aquí. De pronto se alejó de mí y sentí un fuerte dolor en mis mejillas me había golpeado y duro. — ¡PERVERTIDO! — grito y se alejo de mi La seguí con la mirada hasta que se me perdió entre la gente. ¿¡qué hice!?, recién hago conciencia de mis acciones y ¿si Alex nos vio?, no podía hacerle esto a mi mejor amigo. Subí y parecía que él la seguía esperando. — Creo que es todo por hoy, ya me tengo que ir — dije decepcionado, seguía buscándola con la mirada pero no la volví a ver. — Willy como crees, si la noche recién empieza ahora nos vamos a un privado, ahí la pasaremos mucho mejor — me dijo con una sonrisa en su rostro ¿de verdad él era feliz aquí? Me arrastró a uno de los cuartos en un pasillo un poco alejado del VIP, ahí había un pequeño escenario el cual me imaginaba era usado para dar bailes privados. Yo no tenía cabeza para quedarme, solo quería ir a buscar a mi mujer. ¡Mi mujer!, ya estoy hablando tonterías. Se abrió la puerta y unas 6 mujeres empezaron a desfilar frente a nosotros. Mi amigo las dividió en 3 para él y 3 para mí. Dos sentadas a los lados y una encima mío. Empezaron a tocarme, lo cual me hizo cerrar los ojos y pensar en la hermosa mujer que había besado, aun sentía su cuerpo junto al mío, en mi cabeza ella era la que estaba tocándome, dándome besos en el cuello y moviéndose seductoramente sobre mis piernas. Me relaje tanto que estaba cerca de quedarme dormido. De pronto empecé a escuchar unos gemidos, lo cual me hizo abrir los ojos de golpe y pararme. Voltee a mirar a mi amigo y él tenía sus dedos dentro del coño una de las mujeres, ¡yo lo mato!, ¿no podía conseguir otra habitación?, a mi no me gustaba ver a otras personas teniendo sexo, ¡ni porno veía!. Me alejé rápidamente, tomé mis cosas y salí de la habitación. Aush — dije cuando mi cuerpo se golpeó contra algo duro — Habitación 16 — dijo una mujer — voltee a verla y casi me desmayo ¡Mi mujer está aquí!, será que ella vino para estar con mi amigo, no, no lo voy a permitir.
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