Su sangre es derramada

1470 Words
Con el terror galopando en mi sangre y en mi alma no se me ocurrió nada más que usar el pasadizo de mi alcoba para moverme dentro del castillo y llegar a la salida sin ser detectada. Pese a la oscuridad sabía que al ir derecho encontraría la forma de llegar a las caballerizas. Lo hice bastante bien y llegué más rápido de lo que hubiera imaginado a la salida. Me sentía como una sombra yendo tras Esteban, no me importó ver que llovía con fuerza, de igual manera ya estaba bastante empapada. Sentía mucho frío aún llevaba la ropa humedecida, pero eso era lo de menos, la angustia ahogaba mi alma más que el frío a mi cuerpo.  Llegué justo cuando ellos pasaban por la barbacana, Esteban reprendía a los guardias en cuanto querían acompañarlo. No se me ocurrió nada más que hacerle señas a los custodios que no subieran el puente levadizo hasta pasar. Aunque no fue mucho, me entretuve y al salir no los vi. Me paseé por el alrededor buscándolos, pero en mi desesperación me adentré al bosque. La lluvia ofuscaba mi visión, pero no me importó, seguí en el cometido de hallarles. “Al frente, Princesa” Me detuve de inmediato al escuchar la misma misteriosa voz que había escuchado al volver con la flor. Respiré hondo avanzando casi en una carrerilla hacia adelante. A la distancia pude distinguir a dos personas. Y estaba convencida de que se trataba de ellos. — ¡Esteban detente! — Grité corriendo más a prisa. La situación parecía peor de lo que imaginaba, no sabía cómo Esteban tenía la espada de Jon en sus manos. Jon permanecía inmóvil frente a él. Ambos parecían muy ensimismados en el asunto. Jon se volvió a mí con la vista fija. — ¿Princesa que hace aquí? —  Preguntó Jon con voz firme y seria. — No entiendo que hacen ustedes— Expresé muy preocupada. Esteban no dejó que ni siquiera pudiera él responderme, lo golpeó fuertemente con la empuñadura de la espada en el rostro. Fue tal el golpe que Jon cayó al suelo embarrándose con el fango. — ¿Negarás que, por él, tú me evitas? —  Inquirió exaltado señalándolo. No sabía cómo apaciguar las insinuaciones de Esteban, tenía que negarlo todo con total valentía, aunque mi corazón se estrangulara mientras tanto.   — No te evito, Esteban. Simplemente quería que cuando pasara fuera algo especial. Además, es totalmente absurdo que quieras arreglar nuestras diferencias de un modo tan brutal y ridículo. — Bien ahora será muy especial, cariño, porque este tipo no interferirá más. Alcé las manos interponiéndome al ver que alzaba la espada contra Jon. — ¡NO, NO! ¿Qué pasa contigo? No entendía como Jon tan sólo se había puesto de pie y no hacía nada por defenderse. Se paró firmemente frente a mí. — ¡Princesa, por favor retírese! — No. Y no me iré. Por favor ya basta Esteban. Tu problema es conmigo, resuélvelo me tienes aquí. Esteban reflejaba su odio infernal, fulminándonos a ambos con la vista. — Estoy cansado, hastiado de verte suspirar por este imbécil. Pero existe una solución. — Esteban, por favor cálmate. Pero en mi intento de proteger a Jon, volví a ponerme frente a él, Esteban intentó empujarme, Jon interfirió evitándolo. No pude eludir nada tan sólo empeoré las cosas. Esteban sin piedad le encajó con todas sus fuerzas su gruesa espada en el abdomen. Pude ver como atravesaba su cuerpo, y el horrible ruido que hacía la espada mientras iba ensartándose. Mis gritos me desgarraron la garganta. —¡No! ¡Dios mío, no! ¿Qué has hecho? Jon se inclinó lentamente al suelo, sus rodillas recibieron su caída. Esteban sonrió sombríamente. Apoyó la planta de su pie calzado sobre el torso de Jon y con gran fuerza sacó la espada, el brusco empellón lo hizo caer al suelo de espaldas.  Arrojó la espada al suelo lanzándola cerca de Jon. Di un par de pasos para auxiliarlo, pero Esteban me lo impidió sujetándome con fuerza por los hombros, zarandeándome ante mis movimientos bruscos por soltarme.  — Tú lo dejas, nos vamos. Aquí se acabó tu pecado. Veía como la sangre fluía desde la abertura de su abdomen, fusionándose con las pozas de agua y la lluvia. Quedó tendido en el suelo de espaldas, notaba como su respiración se suprimía lentamente. —¡Seremos felices sin la sombra de su existencia, ya verás! Si dices algo de esto, te denigro ante el consejo. Y créeme querida tengo pruebas. ¡Así que colabora! Un torrente se derramaba por cada uno de mis ojos. Pronto la respiración en su pecho cesó, y su cuerpo quedó inerte, mientras Esteban con sus brazos había envuelto mi cintura y a rastras me llevaba de regreso al castillo. Extendía la mano, deseando con el alma quedarme junto a él.   — ¡Esteban, no puedes dejarlo así! ¡Suéltame! El hombre que se había adueñado de mi corazón y de mi amor, había muerto defendiéndome. Quería regresar el tiempo atrás para poder cambiar lo que hice, ahora ahí tendido en el suelo, desangrado, atravesado por su propia espada; gracias a mi necedad, a mi falta de sensatez. Su verdugo fui yo, yo lo maté al subestimar el enorme peligro que significaba verlo siendo una mujer casada, no debí insistirle. — ¡Suéltame!  ¡Suéltame! Prefiero morir— Protesté sin poder hacer nada ante la fuerza de Esteban que con rudeza me arrastraba.  — ¡Abran! — Ordenó a grandes voces al estar ante el castillo. Los guardias permitieron que pasáramos yendo a nuestro encuentro. — ¡No quiero que nadie nos escolte y cierren muy bien! — Dictaminó casi en un grito. Sus miradas denotaban gran sorpresa al notarme tan abatida siendo sujetada por él a la fuerza hecha un guiñapo. Jamás habría imaginado que Esteban tuviera tan mal carácter y un corazón tan duro y oscurecido por el mal. A la fuerza, me llevó a nuestra alcoba. Al poder soltarme le di un fuerte puñetazo en la cara, fue tal el golpe que cayó desplomado sobre la cama. — Eres un desquiciado, te odio Esteban y tendrás que matarme porque no seguiré más contigo. ¿Cómo pudiste matar al mejor guardia del reino? A la persona que hizo que volviera y me casara contigo. ¿Cómo pudiste? Esteban se reincorporó y cuando pudo ponerse de pie, me dio una bofetada con todas sus fuerzas. No pensé que me devolvería el golpe, mis reproches lograron exaltar aún más su enojo. — ¡Te callas! Tú y tus libertinajes hicieron esto posible, si respetaras a tu marido esto jamás habría ocurrido, pero no eres más que una impía mujer llena de pecado. Y tu condena será permanecer a mi lado— Voceó sumamente enfadado. — ¿Perdiste la razón? ¿Condena? Jamás te falté el respeto o incumplí nuestro acuerdo. ¿A qué vienen esas imputaciones? Tenía la mejilla encendida y me ardía, pero evité mostrar dolor ante Esteban. — No seré más tu cacharro, Alexia. Nunca más. Y vas a tener que darme lo que le diste a él, lo quieras o no. Respiré hondo para evitar que el dolor se atenuara, pero no pude reprimir las lágrimas que surgían desde lo hondo de la impotencia. No podía comprender que llevó a Esteban a cambiar radicalmente. — Mañana hablarás con tu padre, porque tú vivirás en la Costa Este hasta que resultes embarazada. Me limpié las lágrimas, observándolo fijamente. — Pues no lo haré. Este es mi hogar y de aquí no me iré a menos que me mates. —Dije sosteniendo cada palabra con valentía. — Bien, entonces, no me dejas otra elección. Pero antes contéstame algo: ¿Por qué no llegaste a nuestra alcoba por varios días? ¿Por qué ocultaste que estarías con él a solas? ¿Por qué estabas empapada como él? Estaban juntos y a solas, ¿no es cierto? Se acercaba a mí, mirándome furibundo. — ¡Aléjate de mí, Esteban! Porque tú no sabes de lo que soy capaz si me obligas a ello. —¡Cuan falsa eres, querida! No hay respuesta a tus faltas ni explicación a tu culpa. Esteban se abalanzó sobre mí, pero solamente podía sentir golpes, trataba de evitarlos hasta que logré escabullirme y salí huyendo de la habitación. — ¡¡Regresa aquí!! ¡¡Inmediatamente o te irá peor!!— Ordenó. Corrí velozmente y sin detenerme hasta llegar a mi alcoba imperial. Cerré la puerta de modo que nadie pudiera entrar. Sabía que Esteban no podía forzarla, ni podía dañarme estando allí. Pero tampoco podía huir. Con la personalidad caótica y descontrolada de Esteban mi padre corría cierto peligro. Faltaba un día para la coronación y Jon había sido asesinado ante mis ojos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD