Jun se convenció de que todo estaba bien, aun cuando su cuerpo y mente le advirtieron que no lo estaba. Siendo una mujer activa, incluso Emily se percató de su mal rostro. —¿Pasa algo? No te ves bien. —le pregunto su amiga. Después de una larga charla, su amiga la convenció de enfrentar el problema, cosa que hizo yendo a la oficina de su esposo, pasaban de las siete PM y la mayoría ya estaban fuera del trabajo. La seguridad la saludo con asombro dándole el pase libre para subir hasta la oficina. Paso de largo ignorando el escritorio vacío de la secretaria que tanto enojo le causaba. Siento una energía exageradamente molesta imaginando que si Mikaela no estaba en su escritorio, entonces ¿Dónde estaba? Su mente le falló a tal grado de tener miedo de abrir la puerta de la oficina y verlos