Tiene el estómago revuelto y el nudo en la garganta le impide respirar cuando las lágrimas la ahogan obligandola a tomarse unos segundos antes de salir del edificio. No es un dolor ameno, ese dolor que suave que te duele pero logras levantarte y sonreír. ahora mismo todo le tiembla y los labios le sangran de la fuerza que ejerce en la mandíbula intentando contener el llanto. Una vez vio a Emily llorar por un noviazgo fallido y aunque todo en su cuerpo se orillo a sentir empatía, su mente virgen la convenció de que si algún día ella pasaba por algo parecido, no demostraría debilidad. sonreiria y les desearía lo mejor, después de agradecerles por haberle librado de una vida llena de engaños. —¡Sonríe maldita seas! —se grita para ella misma. No es fácil cuando todo en tu pecho arde y lo