Amargos instantes... Aceleré mi auto para llegar al lugar de la cita, nos habíamos quedado a encontrar en una cabaña alejada de la ciudad, queríamos estar tranquilos sin que nadie nos interrumpiera y mucho menos nos estuvieran vigilando. Al salir de la universidad tomamos rutas diferentes para evitar que nos siguieran, guardamos los autos en estacionamientos diferentes y nos dirigimos a la cabaña en un taxi. Me extrañé un poco por ese plan de escape que había planeado Ignacio, pero igual le seguí la corriente porque yo debía mantener las apariencias. El lugar era mágico, la entrada con enredaderas de color fucsia daba la bienvenida y conseguía impactar desde el primer momento. Nos encontramos en la habitación porque él había ingresado primero que yo. Lo besé y de inmediato le dije: